Megalomanía estomagante
Hay una manera fácil de archivar un filme como El mensajero: diciendo que se trata sólo de una enésima y trasnochada pócima hecha de grandes palabras, patriotismo huero y rancios valores genéricos a que tanto nos ha acostumbrado el cine americano, y, eso sí, sin la grandeza y la vieja dignidad conservadora de otros productos similares realizados en el Hollywood clásico. Pero es que esta última, virtualmente interminable (son casi tres horas de padecimiento) errática película del megalómano Kevin Costner, es también muchas otras cosas, casi ninguna de ellas buena.Esta película es, a pesar de una acción situada en el año 2013, una recreación del viejo universo del western, a partir del enfrentamiento que un pobre tipo pone en marcha casi por casualidad para frenar a un siniestro ejército ocupante, integrado por estadounidenses que, seguidores de las prédicas de un oscuro líder ya muerto, han acabado con la organización territorial de los Estados, con la presidencia y con el Ejército americanos, para ocupar ellos todo el omnímodo poder. En esas circunstancias, Costner apela a la rica iconografia de los esforzados mensajeros de la Wells Fargo y reiventa un país a partir de un cartero, obvia metáfora sobre la propia construcción de EE UU, en la cual correo y ferrocarril fueron algo más que medios de comunicación.
The postman
Dirección: Kevin Costner. Guión: Eric Ruth y Brian Helgeland, sobre la novela de David Brin. Fotografia: Stephen Windon. Música: James Newton Howard. Producción: Kevin Costner, Jim Wilson y Steve Tisch. EE UU, 1997. Intérpretes: Kevin Costner, Will Patton, Olivia Wílliams, Lorenz Tate, James Russo. Estreno en Madrid: cines Minicine, Liceo, Albufera Multicines, Palacio de la Música, Tivoli, Morasol, Cartago, Aluche, California, Cristal, Vaguada, Florida, UGC Cine Cité.
Lo que en realidad esconde El mensajero es una pasmosa, estomagante operación de autoencumbramiento que Costner, productor, director, actor y hasta cantante de alguno de los temas de la banda sonora, pone en pie a mayor gloria de su nombre.
Lo único que se mantiene en pie, y eso es sólo un mérito parcial del director Costner, es la extraordinaria réplica que le da al Costner actor la británica Olivia Williams, que rezuma oficio, belleza y talento, una presencia que de cuando en cuando ilumina el encuadre... cuando Costner se olvida, provisionalmente de encuadrarse en primer plano, hacer carantoñas, montar a caballo, recitar monólogos... en fin, de hacer eso que él cree que es construir una película de éxito a partir de su palmito.
Babelia
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