"Aspiro a cambiar el mundo con mi música tridimensional"
Para más de uno es el acontecimiento del otoño jazzístico español. Anthony Braxton, multiinstrumentista (flauta; saxos alto, sopranito, clarinete, clarinete contrabajo...), compositor y filósofo norteamericano, considerado "el jazzman más importante desde Ornette Coleman", actuará en el madrileño colegio mayor San Juan Evangelista, dentro de su festival. Será el viernes. Es su único concierto en Europa. Más de 22 años después del último que dio en Madrid.
Es el más atípico de los atípicos. Braxton (Chicago, 1945) creció escuchando al cuarteto Dave Brubeck y su currículo es, cuanto menos, inusual en un jazzman. Profesor de Composición e Historia en una universidad de Connecticut; apasionado de la filosofía y el ajedrez (estudió los secretos del juego con Marcel Duchamp), Braxton es un intelectual en ejercicio. "Antes de tocar una nota es preciso entender los porqués, comprender que la música es un arma poderosa. Mi estrategia es crear una música tridimensional holística con la que abordar los desafíos del tercer milenio. Busco la vibración que refleje los valores espirituales del individuo y modificar sus comportamientos. Quiero cambiar el mundo".
Cuestión de términos: para Braxton, la música es una experiencia "trans-idiomática", "trans-armónica", "trans-estructural" y "tri-céntrica". Por eso sus composiciones tienen tres denominaciones: "el título gráfico, su título en palabras y el número de opus". Todo se traduce en que los de sus canciones se asemejan más a enigmas trigonométricos que a las clásicas combinaciones de palabras con gancho. Y sí, al principio puede resultar desconcertante.
Se entiende que el autor de 3 compositions of New Jazz y presidente en ejercicio de la Tri-Centric Foundation -una plataforma para interpretar su música- no encaje dentro del concepto de jazz tradicional. "En mi definición como músico es tan importante mi experiencia como miembro de la Association for the Advancement of Creative Musicians [grupo fundado en 1965 en plena explosión del free jazz de Chicago] como la música de Platters o Little Richard. De hecho, si yo supiera cantar como Marvin Gaye, no haría lo que hago". Con todo esto, no sorprende ni siquiera que a Braxton le haya salido un hijo rockero, Tyondai, líder del cuarteto Battles.
Llegada su madurez creativa, Braxton disfruta de su propia parcela artística a prueba de intrusos: "Todo ha sido decisión mía, vivir al margen del mercado, componer óperas que nadie quiere estrenar, perder dinero continuamente...". Y tocar por el mundo con sus múltiples proyectos. A Madrid trae uno de los más personales, el Diamond Curtain Wall Trio: el concepto de "cortina de diamante" está basado en un programa interactivo y visual llamado Supercollide. "La idea es que la electrónica interactúe como si fuera un cuarto miembro que improvisa con el grupo". Y el propio Braxton será el encargado de la ejecución del instrumental electrónico el viernes.
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