Asombrosos bichos
Los creadores de esta singularísima película francesa -que combina con endiablado ingenio el documento científico, el pincel óptico y la ficción- han dejado a sus espaldas muchos años de laboriosísimos y minuciosos esfuerzos de busca de imágenes en los comportamientos de los pequeños habitantes de los descampadillos donde trabajaron con sus luminosas y casi microscópicas lentes. E hicieron ejercicios malabares con una cámara que es capaz de mover su enfoque dentro de distancias pequeñísimas y así lograr encuadres exactos dentro de mínimas franjas de profundidad de campo, entre visiones que otorgan el esplendor de la nitidez irreal de los sueños a concienzudos fotogramas hiperrealistas. Microcosmos viene avalada por ilustres premios técnicos que no sorprenden en una obra llena de sorpresas: son el simple reconocimiento de una evidencia.La elaboración de esta película (el encaje de sedas y espartos que hay detrás de su proyección) se intuye paciente hasta el franciscanismo, pero al mismo tiempo viva, trepidante, divertida, insólita -pues incluso crea incredulidad, sensación de que estamos ante un amaño o un espejismo, hasta que percibimos con contundencia que todo en ella es verídico- y tan apasionante como lo es su resultado en una pantalla. Es Microcosmos una de esas películas cuyos autores dan saludable envidia y, desde la encerrona de su butaca, se quisiera ser uno de ellos y compartir su hazaña: esa asombrosa parada de bichos que, vistos desde la altura de la mirada humana, pisoteamos a diario sin que esto nos invite a sentirnos insecticidas, pero que luego, vista nuestra fechoría con ojos más cercanos, nos desvela que lo que la suela de nuestros zapatos aplasta cuando paseamos sobre cualquier césped de cualquier prado de por aquí cerca es un fascinante mundo repleto de inesperadas formas de vida, un agregado de bellezas ignoradas que al pricipio nos parecen remotas, casi extraplanetarias, pero que, sin embargo, están ahí, a unos palmos por abajo de nuestra ceguera.
Microcosmos
Espectáculo-documento realizado por Claude Nuridsany y Maríe Pèrennou. Francia, 1996. Madrid: cine Renoir.
Es un disfrute incesante contemplar asombrados algunas imágenes de Microcosmos. Por estas fechas, las carteleras hacen un rincón ritual para que en él entren los estrenos de la cosecha anual de películas para niños, que casi siempre encabeza alguna de la factoría Walt Disney. Pero la presencia de Microcosmos proporciona a este escaparate anual una preciosa novedad que ojalá cunda, pues enriquece y ensancha el regalo.
Babelia
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