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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Animatronics'

Tres elementos llaman la atención una vez visto este, por ahora, último artefacto recaudador de millones inventado por la industria americana, y más allá de la admiración que, aceptada o no, suscita el comprobar una vez más lo bien que siguen funcionando los mecanismos de interacción entre dicha industria y su público.El primero tiene que ver con la presentación misma del producto. Tortugas ninja tiene muy claro que se dirige a una platea infantil compuesta mayoritariamente por consumidores televisivos -es sintomático que los golpes más celebrados tengan que ver con referencias a este medio y no es menos sintomático que las tortugas sean ya protagonistas de una celebrada serie de televisión de dibujos animados- De ahí que cualquier espectador mínimamente despierto tenga que prescindir obligatoriamente de la estulta e insultante trama argumental, que en la práctica desarrolla una historia que da sólo para un cortometraje, so pena de pasar realmente un mal rato.

Tortugas ninja (Teenage mutant ninja turtles)

Director: Steve Barron. Guión: Todd W. Langen y Kevin Eastman, según argumento de Bobby Herbeck. Supervisión animatronics: Jim Henson. EE UU, 1990. Intépretes: Judith Hoag, Elias Koteas. Estreno en Madrid: cines Multicines Royal, Minicines Goya, Fuencarral, Madrid, Rosales.

El segundo elemento guarda relación con el invento mismo de las tortugas mutantes, enésimo intento de dar apariencia humana a personajes de historieta que son animales. El invento funciona. La razón hay que buscarla, más allá de la propia familiaridad que la platea infantil tenga con los celebrados quelonios, en lo bien que funcionan los animatronics ideados y manipulados por el recientemente fallecido Jim Henson y sus colaboradores. Además, al convertir a las tortugas en personajes de hoy -que bailan, comen pizza o ven la televisión-, los responsables del engendro logran una identificación inmediata con sus criaturas, que es lo único que persiguen.

El tercer elemento guarda relación con la trama, y propicia una lectura en clave metafórica. Más allá de un tema nada baladí como es la violencia que el filme muestra y en la que se regodea, subyacen los sempiternos fantasmas de la Imaginación colectiva.

Las alegres tortuguitas, todas cariño y buenos sentimientos, luchan contra... una banda de japoneses que han llegado a adueñarse de los bajos fondos neoyorquinos: lo mismo que ocurre, aunque guardando las formas, en los mercados económicos internacionales. Sin olvidar que el kárate suele servir como excusa perfecta para la escenificación de la violencia, la interpretación se presenta, al menos, sugerente: el enemigo -metafórico, claro- está entre nosotros,se adueña de nuestros mercados, dirige a nuestra gente. Hay que enfrentarse a él con sus mismas armas: astucia, concentración, lucha abierta y frontal.

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