Vídeo | El submarino nuclear de EE UU, Australia y el Reino Unido: ¿Carrera armamentística en el Indo-Pacífico?
Andrea Rizzi, corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS, y Guillermo Pulido, experto de la revista ‘Ejércitos’, analizan las implicaciones geoestratégicas que puede tener
Estados Unidos, el Reino Unido y Australia han firmado una alianza militar, a la que han llamado Aukus, con el fin de crear un nuevo tipo de submarino de propulsión nuclear. De esta forma, tratan de contrarrestar los avances armamentísticos de China, lo que ha creado un ambiente de tensión entre todos los países implicados, con aires de carrera armamentística. En el vídeo que acompaña esta noticia, los expertos contactados por EL PAÍS destacan aspectos clave de esta alianza, como el papel de Australia como enclave en el centro de la región del Indo-Pacífico.
Andrea Rizzi, corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS, explica que el acuerdo forma parte de una serie de Estados Unidos para estrechar lazos con socios para plantarle cara a China. El analista de Defensa de la revista Ejércitos, Guillermo Pulido, argumenta que Australia se convierte en una base militar para Estados Unidos y un aliado capaz de destruir el comercio marítimo de la zona. El proyecto está dividido en tres fases. Durante la primera etapa, que ya está en marcha, los submarinos de EE UU y el Reino Unido rotarán a través de Australia para impulsar la defensa en el Indo-Pacífico. En 2030, Australia comprará tres submarinos de propulsión nuclear de clase Virginia de Estados Unidos. Y a finales de esa década llegará la última de las tres fases: la construcción del nuevo submarino, el SSN-AUKUS.
La alianza entre Estados Unidos, Australia y el Reino Unido ha generado polémica. Desde China se teme el “desencadenamiento de una carrera armamentística que dañará el tratado internacional de no proliferación nuclear”. Además, cabe recordar que Australia canceló hace un año y medio el acuerdo que mantenía con Francia para la compra de submarinos propulsados por diésel, un gesto que el Gobierno de Emmanuel Macron calificó de “traición”.