Los encuentros de Enrique Krauze en el Parque México

Si la memoria está hecha de palabras e imágenes que se entrelazan en algún lugar, la de Enrique Krauze (Ciudad de México, 75 años) comienza en las veredas del Parque México. Sentado en la banca donde, durante su infancia, platicaba con su abuelo Saúl, el escritor y ensayista rememora con EL PAÍS las semillas de su formación intelectual y vital. Con él hablaba, en esencia, de tres cosas. “La literatura universal; la historia del socialismo y de la revolución rusa, que había sido su gran pasión y su gran decepción; y de su filósofo de cabecera, Spinoza”. Y con él empezó a fraguarse su conciencia de autor

Spinoza en el Parque México (Tusquets) es precisamente el título de una vasta conversación con el español José María Lasalle. Una conversación, en el fondo, sobre los encuentros que han marcado la vida y la trayectoria del historiador mexicano. Con intelectuales, mentores, editores y con los libros, empezando por el abuelo Saúl, hasta Daniel Cosío Villegas, uno de sus grandes maestros, Octavio Paz, con quien trabajó durante años. Así se inicia una profunda reflexión sobre la pertenencia, la producción intelectual, su generación, el pasado y el mundo que nos ha rodeado en las últimas décadas.