La ofensiva de Trump contra los migrantes calienta las calles de Estados Unidos
Protestas convocadas orgánicamente en las redes sociales afloran en varios puntos de Texas y California en rechazo a las políticas de la Administración
Un día sin inmigrantes. Eso es lo que decenas de miles de latinos han pedido imaginar al resto de Estados Unidos este lunes, cuando fue convocada una protesta nacional para no acudir al trabajo ni a la escuela. La manifestación fue organizada de manera orgánica en las redes sociales, pero tuvo también presencia en las calles de ciudades con nutrida presencia hispana. Son muestras del repudio a las políticas de Donald Trump, quien ha emprendido una cacería de indocumentados desde que volvió a la Casa Blanca.
“In the schools, NO ICE! (Fuera ICE de las escuelas)”. Decenas de migrantes rechazaban esta tarde en Nueva York con ese grito la presencia de la policía de inmigración en los centros escolares. Ha sido una de las fronteras borradas por la Administración republicana, que ha facultado nuevamente a los agentes federales a hacer operativos en prácticamente todo lugar. La manifestación avanzó la tarde de este lunes por la Calle 42 de la ciudad rumbo a Times Square, en Manhattan, con banderas de México y proclamas anti Trump como “¡nadie es ilegal!”.
Al otro extremo del país, Los Ángeles sumó dos días seguidos de manifestaciones. Es una muestra de que la temperatura contra las medidas adoptadas por Trump está subiendo. Cientos de personas se han reunido esta tarde en el centro de la ciudad, cerca del Ayuntamiento, con banderas de Estados Unidos, México, Guatemala y El Salvador. Debajo del grupo de manifestantes, la mayoría de ellos jóvenes, los conductores que pasaban por la autopista 101 hacían sonar su claxon en señal de apoyo o gritos de “¡Sí se puede!”.
“Es otro tiempo, es otro ambiente. Y nuestra gente, nacida aquí, quien ya tiene papeles, está haciendo este movimiento. No es ninguna organización. Están llegando por las redes sociales y vienen sin miedo”, asegura Francisco Moreno, un activista que lidera el Consejo de Federaciones Mexicanas, una organización de defensa de los inmigrantes.
“Mis padres lucharon por mi futuro y ahora me toca luchar a mí por el de ellos”, aseguró esta tarde Laura V., una mujer de 37 años quien lleva en Estados Unidos desde los tres. Sus padres cruzaron al país desde Sásabe (Sonora) en los años noventa para trabajar en una fábrica textil del centro. “Es importante salir a la calle y que Donald Trump sepa que no nos mantendremos callados mientras separa familias”, dice Laura, empleada de un negocio en la ciudad de Burbank, y quien avisó el viernes a su jefe que no acudiría a trabajar. “Lo entendió muy bien porque su familia también es hispana”, afirmó Laura, quien pide no citar su apellido por temor a otras represalias.
En el distrito escolar de Los Ángeles, el segundo más grande del país solo por detrás de Nueva York, la asistencia cayó este lunes al 66%, un 28% menos que la media registrada la semana pasada en el sistema, que atiende a medio millón de menores. Wendy Guardado, una activista local que ayudó a impulsar la convocatoria, aseguró a Los Angeles Times que unos 250 negocios en todo el país no abrieron este lunes por seguir la protesta o porque no tenían personal suficiente para operar.
Es la segunda protesta registrada en el lugar en 48 horas. El domingo, en una manifestación mucho más nutrida por ser un día de descanso, unas dos mil personas avanzaron por las rampas de acceso a la autopista y bloquearon el tráfico de la vía rápida por varios minutos. Decenas de policías vestidos con equipo táctico y antimotines se formaron para evitar el avance del flujo de personas. La manifestación transcurrió, en su mayoría, sin incidentes. Hubo algunas pintas de grafiti, incluidas algunas de “Fuck ICE” en buses de transporte público. En otra protesta de Oxnard, al noroeste de Los Ángeles, fue quemada una bandera de Estados Unidos.
Las movilizaciones ya han provocado la reacción de la derecha. El congresista de Georgia, Mike Collins, ha prometido presentar en el Capitolio una iniciativa para convertir las protestas en autopistas en un delito federal. “Primero fueron los simpatizantes de Hamás, y ahora lo hacen los ilegales y quienes los apoyan”, aseguró el legislador republicano. Otros simpatizantes del presidente Trump mostraron su decepción con la policía local por no detener a los manifestantes durante la manifestación del domingo.
Los manifestantes se han dado cita en la Placita Olvera, un punto del centro de la ciudad considerado el origen de Los Ángeles. Allí fue donde se asentaron los primeros migrantes llegados desde México en el siglo XVIII. La convocatoria pide abstenerse a quienes no tienen papeles para evitar enfrentarse a una eventual detención que puede acabar con una deportación.
Las manifestaciones no han ocurrido únicamente en las ciudades santuario, enclaves progresistas en los que las autoridades locales han mostrado escepticismo frente a los operativos federales de gran escala. Este fin de semana también las hubo en Texas, el gran bastión republicano
“Los inmigrantes pagan más impuestos que Trump”, “Alto a las deportaciones masivas” y “Nadie es ilegal en tierra robada” fueron algunos de los mensajes que se lanzaron en una protesta nocturna el sábado en McAllen, una ciudad tejana en la frontera con México.
“Ver a toda esta gente me dice que hay mucho corazón en este Valle del Río Grande, aún tenemos esperanza y fe en que las cosas cambien”, aseguró a la prensa local Gilberto Valdez, quien convocó a la movilización por TikTok y vio sus expectativas superadas.
Un día sin mexicanos
La idea de que Estados Unidos viviera un día sin inmigrantes fue llevada a la pantalla por la actriz Yareli Arizmendi y el músico y cineasta Sergio Arau. La pareja de mexicano hizo primero un cortometraje en 1998. La recepción del vídeo llevó a convertir la provocadora idea en un largometraje estrenado en 2004. Dos décadas después, los latinos deben seguir defendiendo su valía ante la sociedad estadounidense.
“Las condiciones son peores ahora que cuando comenzamos a hacer esto”, señala Arau vía telefónica. “Es muy preocupante. Los migrantes es la población más vulnerable que hay. Los sin papeles son lo más cercano que hay a los esclavos modernos. Se prestan a cualquier tipo de abusos e injusticias”, señala el cineasta.
La iniciativa invita a la visibilidad de este sector de la población mediante su ausencia. La idea es retomada a nivel local con cierta periodicidad, generalmente cuando algún gobernador republicano da el visto bueno a legislaciones hostiles con las minorías. En años recientes se llevó a cabo en Alabama y el año pasado, en la Florida de Ron DeSantis. En febrero de 2017, cuando Trump llevaba un mes de su primera presidencia, también se convocaron manifestaciones similares.
Arau y Arizmendi están trabajando con algunas organizaciones para que Un día sin mexicanos se convierta en una fecha fija en el calendario. “Si nos organizamos podemos exigir más y mejor trato. Con un día basta para que se sienta el peso de los latinos y los mexicanos. Así podrían ver lo que aportamos al país”, señala. El debate entre diferentes grupos está en marcha. Tiene como día tentativo el 1 de mayo.
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