Más de 30 años poniendo voz a ‘Los Simpson’: así son los actores de doblaje de Bart, Lisa, Homer y Marge
EL PAÍS reúne a Sara Vivas (Bart), Isatxa Mengíbar (Lisa), Carlos Ysbert (Homer) y Margarita de Francia (Marge) para hablar del pasado y futuro de la serie más longeva con una nueva película en ciernes y una industria del doblaje en España que ha cambiado por completo: “No cobramos ni una milésima de lo que produce nuestro trabajo”

Hace unos 35 años, Sara Vivas (59 años, Madrid) conoció a Bart Simpson. Lo primero que le sorprendió fue “lo feos que eran” esos personajes “extraños” (y amarillos) que les habían presentado “sin terminar, como bocetos”. Al fin y al cabo, pensaba que esta iba a ser “una prueba de encargo más”, y no su compañero de voz y vida. Ningún otro intérprete en España puede presumir de llevar tantos años con un mismo personaje. Solo Isatxa Mengíbar (57 años, Madrid), ha acompañado todo este tiempo también a su hermana Lisa. Carlos Ysbert (69 años, Madrid) “solo” lleva 25 años en el mismo proyecto como Homer. Exactamente, desde el cambio de siglo, cuando murió el actor Carlos Revilla en la undécima temporada. Y ninguno piensa soltar Los Simpson. La serie, con renovación asegurada hasta 2029, sigue siendo una de las más vistas de Disney+: “Y no cobramos ni una milésima parte de lo que produce nuestro trabajo. Ni lo que cobran los americanos”, apunta Margarita de Francia (63 años, Soria), cuarta de la ecuación y voz de la matriarca Marge (además de Patty y Selma) desde la sexta temporada, con una reivindicación en común sobre el mal momento de la industria del doblaje.
Llevan trabajando juntos más de dos décadas, pero ya hace tiempo dejó de ser habitual ver a los cuatro en un mismo sitio. La tecnología y la economía ha hecho que muchas cosas cambien. Entre ellas, se rompió esa familia de carne y hueso unida que replicaba la casa del 742 de Evergreen Terrace en un estudio de grabación. Esto es ahora “un funcionariado a tiempo parcial, un fijo discontinuo. Grabamos solo 21 días cada año”, cuenta De Francia. “Un eterno coitus interruptus”, replica un Ysbert siempre con ganas de broma.
Se nota que se conocen desde hace décadas en su cotidianeidad, han crecido juntos, y concuerdan que les da “mucha pena” no trabajar ya tanto como “una segunda familia” que se pisa las frases, habla de sus cosas personales a la mínima de cambio, o que tras grabar iban a tomarse algo. “Somos cuatro románticos del doblaje. Al principio era mucho más artesanal, estábamos juntos en el atril. Ahora no hay contacto, ni réplica, nadie te da pie… es más rápido”, cuenta Mengíbar, sentados en un sofá que imita al de la familia amarilla, si bien su madre de la ficción apunta que como trabajo es más “cómodo porque estás un ratito y te vas”. “Para quienes empiezan es una faena, solo ves al director. No hay esa coreografía”, protesta Ysbert. “Ahora es un coñazo”, recalca sacando al Homer que lleva dentro.

Los cuatro están a punto de comenzar en noviembre la temporada número 37. Unos años donde ha cambiado casi todo. Presidentes, canales de televisión, leyes antitabaco (antes el estudio era una humareda de tabaco), diversidad racial… Incluso Mengíbar reconoce que ahora se escucha la voz más aguda. Pero la familia amarilla sigue ahí, estrenando más de 20 episodios al año. Tanto es su valor que un día antes de reunirse en la redacción de EL PAÍS, Disney anunció la secuela de la película de Los Simpson, que se estrenará 20 años después de la anterior, en 2027, como la propia serie predijo hace dos décadas. “Solo espero que sea mejor. Con la primera, estábamos deseando, y se me quedó floja”, reconoce Vivas, que, pese a ser la directora del doblaje de la serie, se enteró, como el resto, por redes sociales.
Ahora tendrán que negociar por este futuro proyecto: “Lo que le faltó es que fuera más coral, que es lo que hace brillar a la serie, aunque nos quedamos con el Spider-Cerdo [canta con voz de Homer], pero creo que dio mucha pasta, quizás entonces pedimos poco dinero”, tercia Ysbert: “Ahora además es Disney, prepárate para hablar con el ratón colorao o con el tío Gilito”, ríe.
Porque ellos quieren seguir en Los Simpson hasta el final. Ysbert, por ejemplo, se ha jubilado del resto de proyectos, pero mantiene a Homer, que además lo lleva como estrella invitada de convenciones y salones de cine y animación: “Tengo muchos imitadores y lo hacen muy bien, habrá seis o siete que quieran sustituirme”.

Y eso que el actor, también voz de Tony Soprano o el Capitán Garfio, no aterrizó hasta la undécima temporada para sustituir a Revilla, al que se le deben muchas de las referencias más famosas en la traducción, como el nombre del fresisuis y El badulaque, “morcillas” que todos coinciden que la IA no podría replicar incluso si el doblaje parece uno de los primeros afectados por esta tecnología: “Muchos documentales y narraciones ya se hacen por IA, pero los dibujos y series todavía quedan, porque se necesita emoción que traspase”, cree Vivas, que también es voz de Kenny y Kyle de la veterana South Park y lleva años en Pokémon. “Seguimos saliendo baratos, y esto da mucho dinero”, agrega De Francia.
Ellos, en todo caso, viven en un continuo escrutinio vocal. Cuando llegó Ysbert, los fans comenzaron a decir que la calidad de la serie bajaba, un discurso que se mantiene hoy: “Esto fue una aventura un poco suicida. Los fans me iban a asesinar… En realidad no fue así, la gente y los compañeros me apreciaron enseguida. Y yo intenté ajustarme a la voz de Carlos. Fue una papeleta importante porque tenía muchísima fama. Pero alguien lo tenía que hacer y no me arrepiento”, recuerda Ysbert, que solo tiene buenas palabras para el actor al que sustituyó, y al que se debe gran parte de la fama de la serie en España: ”Tenía la libertad de incorporar frases y conceptos muy de aquí, porque entonces no había el control que hay ahora, que no te dejan poner prácticamente nada”. 25 años después le siguen poniendo los cortes del Homer de Revilla para presentarlo: “Quiero mi bocadillo, por ejemplo”, dice con la voz del patriarca amarillo.

Entraran en la primera temporada o en la undécima, nadie esperaba la vigencia y los casi 800 episodios de la serie más longeva del mundo: “Nosotros hacíamos series infantiles de dibujos. Este concepto ni existía. Esto era muy extraño”, cuenta Mengíbar, que empezó a dar voz a Lisa con 19 años y ahora, pese a mantener su tono infantil, supera los 50. De su mano ha aprendido sobre vegetarianismo, cambio climático o budismo. “Es la mujer moderna en un cuerpo de niña”, apunta. Y De Francia, cuya Marge también ha evolucionado, se atreve a decir que Los Simpson siempre fue “feminista”. Ysbert suma que el éxito reside en que es una serie “iconoclasta, que se ha atrevido a tocar todos los temas, de política a religión. Quizás salvo el de las armas”.
Pero también ha vivido cambios polémicos. En EE UU, los actores principales mantienen sus puestos con mayores sueldos que aquí (“nos han pagado poco y hemos peleado los convenios cada vez, pero es una suerte haber vivido de esto”, dice Ysbert) y se han hecho productores, pero alguna voz sí que ha cambiado, bien porque el intérprete ha fallecido (la Sita Karapapel o Troy McClure desaparecieron), por jubilación (Milhouse) o porque los cánones raciales ya no casan con los tiempos. Hank Azaria hizo desaparecer a Apu cuando el tópico de indio se convirtió en incómodo (en España lo doblaron varios actores).
En el original, los personajes afroamericanos, asiáticos o latinos han sido replanteados con actores de sus etnias. En España, Ysbert, que entonces era director de doblaje, recuerda que también lo intentaron: “Yo dije que el Dr. Hibbert no se cambiaba, que era una estupidez supina y que la voz no identifica la raza, sino que es una interpretación. Al final ni intentaron proponérmelo”, recuerda. Apuntan también que en España hay menos industria y, por lo tanto, menos diversidad racial en el doblaje. Ya les es difícil mantener la coherencia y acordarse de quién era quién de entre un grupo de más de 700 personajes que de repente resurgen tras una década sin aparecer, reconoce Vivas, que a veces tira de fans expertos que recuerdan algunas de las voces mejor que ellos.

La ilusión sigue viva en ellos. 36 años después, sus conocidos les siguen pidiendo grabar mensajes por cumpleaños, eventos especiales o incluso para animar a personas enfermas con la voz de sus personajes. Vivas siempre lo adorna con un “multiplícate por cero”. Y eso hace que les siga brillando la cara al hablar de su gran proyecto profesional, que defienden con uñas y dientes: “Es imposible aguantar el nivelazo del principio”, señala Mengíbar, también voz de Jinx en League of Legends y Louise en Bob’s Burgers (otra de esas herederas de Los Simpson que nunca termina). “Cuando yo dirigía se decía que bajó y luego subió. Pero cada capítulo tiene toques geniales. Todos”, apunta Ysbert.
De Francia, que tiene una doble vida como profesora de lengua y literatura en El Escorial, reconoce que la mayoría de los fans son treintañeros y ya muchos de sus alumnos no conocen la serie “desde que la quitaron de la televisión tradicional a las 14.00”. Ese horario los convirtió en algo “sagrado”. “Nos ha dado una trascendencia que no imaginábamos. La gente viene a verte y te mira con una cara… te dicen ‘sois las voces de nuestra infancia’. Te da una responsabilidad y te demuestra la importancia de los actores de doblaje”.
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