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El médico convertido en la voz y ojos de Almudena Ariza en Gaza: “Israel está matando a mucha menos gente de la que desearía”

El ‘podcast’ documental ‘Vivir y morir en Gaza’ recopila en seis episodios los testimonios del español Raúl Incertis, voluntario en varios hospitales de la Franja, donde más de 65.000 personas han fallecido hasta el momento por la ofensiva israelí

Héctor Llanos Martínez

Cuando la periodista Almudena Ariza dio con el médico de urgencias y anestesista Raúl Incertis, miembro de Médicos Sin Fronteras (MSF) que en 2024 era voluntario en Gaza, supo que tenía en él a un diamante en bruto. Entendió que su voz podía contar con autoridad y humanidad lo que está ocurriendo en torno a la masacre de Israel al pueblo palestino, que hasta el momento ya se ha cobrado 65.000 víctimas. La reportera, en ese momento corresponsal de TVE en Oriente Próximo, había pedido al doctor que se grabara, para incluir sus declaraciones en el Telediario de la cadena pública. Él envió 15 minutos de testimonio. Y ella encontró en ese cuarto de hora un relato bien explicado, coherente, que daba para mucho más que para un extracto de unos segundos en una pieza informativa.

Ariza se reunió con Francisco Izuzquiza y Alberto Espinosa, los productores de Yes We Cast con los que lanzó su anterior podcast documental, El guerrillero. Les propuso crear Vivir y morir en Gaza (RTVE Play). A través de una bitácora sonora en forma de notas de voz de WhatsApp y de imágenes que Incertis enviaba a diario se construye un relato de seis episodios, de los cuales ya se han lanzado cuatro, y que estos días todo el equipo está presentando en Madrid, entre otros eventos en Podcast Days, centrado en la industria sonora de habla hispana.

El médico, que ya ha explicado parte de su experiencia en primera persona en EL PAÍS, tanto en texto como en imágenes, aborda el proceso inédito para él de narrar en formato audio con apoyo visual.

Pregunta. ¿Cómo comenzaron a construir el podcast?

Respuesta. Al principio, Fran [Francisco Izuzquiza] me pasó una lista como de 40 preguntas de todo tipo. Yo le iba mandando notas de voz en los momentos que tenía libres, porque no parábamos de recibir heridos. Algunas de esas preguntas requerían que yo entrevistara a otras personas.

P. Se convirtió de repente en reportero en zona de conflicto.

R. Le dije a Almudena que me estaba encontrando con gente que ha sido torturada por Israel y ello empezó a darme algunos consejos para entrevistas.

P. ¿Qué tipo de consejos?

R. Que fuera riguroso con las fechas y datos, pero sobre todo que dejara a la persona a hablar. Y que si la persona estaba contando algo y yo veía que le estaba provocando mucho dolor, que no siguiera por ahí.

En Vivir y morir en Gaza, en especial en los duros relatos del tercer episodio, se sobreentiende que un médico debe bloquear sus sentimientos para sobrevivir en ese entorno. Pero, al mismo tiempo, en las grabaciones que conforman este podcast documental se cuelan los sentimientos de Raúl Incertis a través de su tono de voz.

P. ¿Le costó ser la mirada de esta tragedia mientras seguía allí?

R. A mí me venía muy bien todo esto. Porque yo no contaba a nadie el 100% lo que me estaba pasando allí. Así que empecé a enviar cinco o diez notas de voz al día. Cuando podía mandar. Almudena me pidió que de vez en cuando explicara cómo estaba yo, para que no quedara un relato forense, demasiado aséptico. Al principio, yo no quería indagar en cómo estaba para no desmontar esas escamas de dragón que me protegían. Solo sentía rabia. No lloraba, ya no había ni tristeza. Y me daba pudor hablar sobre mí. Pero ella me explicaba que mi mirada no iba a robar el protagonismo a lo verdaderamente importante. En ningún momento le mandé una nota de voz sin desear mandarla.

P. ¿Qué sintió cuando escuchó por vez primera el resultado final del podcast?

R. Pues eso no me vino bien. Mi ánimo se volvió oscuro. Estaba enfadado y triste. Solté dos lágrimas, que para mí eso es como llorar a mares.

Es la gente y sus protestas las que logran que el cinismo y la mentira deje de compensar a los gobernantes.

P. ¿Qué le hizo regresar en 2024, tras haber sido evacuado de la zona en 2023, semanas después de la respuesta israelí al atentado de Hamás?

R. Creo que es el hecho de haberme sentido víctima junto a ellos. En una situación así, ya no hay nacionalidades. Fue tan sobrecogedor y de tal indigencia lo que sufrimos ahí esas tres primeras semanas y tantos los testimonios de los gazatíes… Los extranjeros vivíamos como desplazados con la salvedad de que nosotros teníamos un lugar más seguro al que regresar, que no habían destruido nuestras casas ni asesinado a nuestras familias.

P. ¿Sentía culpabilidad en España?

R. Más bien era un sentimiento de tenerles que devolver un favor enorme con los gazatíes. Si no llega a ser por ellos, el grupo de 30 extranjeros en el que me encontraba no hubiera regresado de una pieza. Nos dieron comida, que había que salir a buscarla arriesgando su vida. Nos buscaban fármacos, porque pasamos una crisis horrible de gastroenteritis muy peligrosa. Yo perdí 10 kilos entre semanas. Culpa también sentía, porque en ese tiempo no pudimos ir a los hospitales. Y decidí regresar para ayudar como médico.

Raúl Incertis guerra Gaza

P. Su testimonio habla de un ataque en el que se tienden trampas a niños en forma de ayuda humanitaria para tirotearlos. Va más allá de lanzar bombas de forma indiscriminada.

R. Cuando se habla de genocidio, es clave conocer la intencionalidad del ataque. En el hospital se reciben todo el tiempo a civiles con balas en la cabeza y en la aorta. Eso no son balas perdidas, son ejecuciones. Es un patrón que me consta que sigue vigente. Lo que cuesta mucho más hacer es entender a la población es la falta de proporcionalidad, cuando se espera a tirar una bomba a que el objetivo esté reunido con su familia o cuando llegue a un alojamiento rodeado de decenas de civiles.

P. El podcast explica que el de los médicos es un sector especialmente agredido, para que no pueda ayudar a las víctimas que hayan sobrevivido a cada ataque.

R. Hace poco tirotearon en la cabeza a un enfermero de mi hospital. La intencionalidad es clara. Tengo la total certeza de que Israel está asesinando a menos gente de la que desearía. Si hubiese lanzado una bomba atómica, hasta Estados Unidos se le hubiera echado encima. https://www.swissinfo.ch/spa/el-gobierno-de-gaza-denuncia-que-los-ataques-de-israel-superan-el-sufido-por-hiroshima/49098778. Al ir matando cada día entre 50 y 100 personas, Israel sabe que llega un momento en que los sucesivos ataques no aparecerán en las portadas de los medios. Prefiere hacerlo así a hacerlo de golpe.

P. ¿Qué diría a quien argumenta que boicotear eventos deportivos o culturales en Occidente como La Vuelta ciclista o Eurovisión no va a solucionar este “genocidio”?

R. Les diría que la llegada de los derechos civiles en Estados Unidos para la población negra o la caída del régimen de Apartheid en Sudáfrica no nacieron de la voluntad política, sino de la voluntad popular. Es la gente la que logra que el cinismo y la mentira deje de compensar a los gobernantes. Si países como Reino Unido y Francia acaban de reconocer el Estado de Israel es evidentemente por la presión popular que sienten sus gobiernos.

P. ¿Por qué cree que, después de dos años, en estos últimos meses la gente está rebelándose por fin contra este genocidio?

R. Probablemente las imágenes de la hambruna hayan ayudado a concienciar a la gente. Son imágenes que no son sangrientas, que no te hacen apartar la vista y que pueden compartir los medios de comunicación. Yo solo aspiro a que la gente se sienta un poquito identificada con los gazatíes; que se dé cuenta de que son personas como nosotros, que tenían una vida normal, muy parecida a la de los europeos.

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, creador del blog 'Doc&Roll'. XV Premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Antes de llegar a El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.
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