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OT 25
Crónica
Texto informativo con interpretación

Gala 2 de ‘Operación Triunfo’: lucha de clases, ‘hate’ y una expulsión cantada

Funcionó el sonido, pero los fallos técnicos o humanos —Chenoa acatarrada no tuvo su mejor noche— causaron un par de problemas difíciles de entender en un formato tan rodado

Eva Güimil

Empezó la segunda gala de Operación Triunfo en Amazon con un mensaje sobreimpreso en pantalla: “Algunas de las secuencias o patrones de luces intermitentes podrían afectar a los espectadores sensibles” y no habría estado de más que también advirtiesen que hasta a los insensibles les podría haber taladrado los pabellones auditivos, el It’s a sin que perpetraron los concursantes. El hit de Pet Shop Boys fue la canción grupal de esta semana porque, para mi desdicha, no han optado porque todos los lunes suene Yo quiero bailar. Con lo bien que les vendría a las reservas nacionales de serotonina. Lo de los mensajes de advertencia en pantalla es curioso; hace unos días me topé con un “sexo, drogas y violencia“ en un capítulo de Se ha escrito un crimen, la vida salvaje de Jessica Fletcher, ya saben.

Apenas estamos en la segunda semana y ya empezaron los dramas, como en años anteriores, debido al desmadre en las redes sociales, esa ciénaga inmunda. El primer hate, odio en virtual, se lo ha llevado Iván Rojo por unos comentarios en los que gran parte de los seguidores del formato detectaron un exceso de autoconfianza en sus posibilidades de éxito al dejar la Academia, y de ahí a convertirte en meme no hay nada. Y del meme al bullying hay un sendero minúsculo. Esta trama tan descafeniada es un indicativo de lo triste que empieza esta edición en lo extramusical: como todavía no hay salseo, tenemos que inventarnos dramas.

Rojo, vallisoletano, también fue protagonista de un interesante debate con sus compañeros Tinho, gallego, y Max, catalán, sobre las lenguas cooficiales del estado, porque en la Academia de OT se pueden tener las mismas conversaciones que tendrían Zapatero y Puigdemont en Waterloo. No fue el único momento en el que la Academia pareció LaSexta Xplica. Tinho zanjó un intercambio de ideas sobre la inmigración sentenciando que cuando los inmigrantes son alemanes que “se compran cincuenta pisos y destrozan los barrios”, nadie protesta. Desconozco si ha leído a Adela Cortina, pero parece tener interiorizado el concepto de aporofobia. Si a esto sumamos que La Dani ha reivindicado la conciencia de clase obrera, si la siguiente canción grupal no es Canta el pueblo su canción, nada la puede detener; esta es la música del pueblo y no se deja someter, es que en Gestmusic no ha entendido nada.

Dúos y empastes

Han vuelto los dúos y los tríos y ya podemos tomarnos un chupito cada vez que a lo largo del programa alguien dice la palabra “empastar”. Sorprendentemente, para ser la segunda gala, la mejoría ha sido notable, no así la elección de las canciones por parte del programa, menos arriesgada de lo habitual y demasiado cerca de la radiofórmula noventera. Se escuchó, por ejemplo, la versión remozada para la banda sonora de 54 del éxito de Gordon Lightfoot If you could read my mind interpretada por Salma de Diego, Laura Muñoz y Olivia. A esta última, Guille Milkyway le dijo cosas que se escuchan poco en ese plató y menos tan pronto: “He estado buscando todos los adjetivos posibles para definirte, irradias luz… deslumbras. Has sido una artistaza hoy en el escenario”.

Seguimos en los noventa con el Bye, Bye, Bye de NSYNC interpretada por Guillo Rist, Carlos y Max, los tres con un vestuario que recordaba a esos momentos cinematográficos en los que alguien se escapa de la cárcel y se viste con la ropa que va robando aleatoriamente por los tendederos. El vestuario disparatado es una de las señas de identidad de OT. No solo hubo clásicos de un tardeo de la generación X, también hubo espacio para que Cristina y Téyou rapeasen Dance Crip de Trueno con tanta solvencia que más que concursantes parecían artistas invitadas y Crespo y María Cruz entonaran el Clavaito de Chanel y Abraham Mateo, que anoche fue juez y parte.

Que esta edición tiene un problema con el jurado es evidente, y lo hizo más aún el entusiasmo de Chenoa al declarar que tienen “el mejor jurado del mundo”. Algo excesivo si tenemos en cuenta que este formato ha escuchado las gozosísimas sentencias de Mónica Naranjo, la otrora afiladísima Noemí Galera o Concha Buika. Sí, vuelvo a recordarla, pero ¿cómo no fantasear con lo que hubiese hecho la ecuatoguineana-española con una canción titulada Si pudieses leer mi mente?

Ayer funcionó el sonido, pero los fallos técnicos o humanos —Chenoa acatarrada no tuvo su mejor noche— causaron un par de problemas difíciles de entender en un formato tan rodado. Hubo que recontar las tablillas para saber quién era el salvado por los compañeros y quedó claro antes de tiempo, aunque fuera ya un clamor, que Iván Rojo iba a ser el expulsado.

Un momento especialmente dramático, ya que el vallisoletano tuvo que enfrentar que abandonaba la Academia con el 84% por ciento de los votos, un dato que tal vez la organización, que tanto incide en la juventud y la fragilidad emocional de los concursantes, podría ahorrarse. Saber quién sigue o no debería ser suficiente. Por otra parte, un fan del formato como Rojo debería saber que el orden de salida afecta poco a la carrera posterior. Ahí están los trilladísimos ejemplos del éxito de Mai Meneses y Lola Indigo, a pesar de lo efímero que fue su paso por la Academia, y el fracaso de muchos de los que llegaron con opciones de ganar al último programa. Y lo cierto es que no importa no ganar, pero tampoco importa el porcentaje por el que se pierde; aunque en el momento pueda resultar doloroso de escuchar. Este país es veleidoso. Nagore Robles batió todos los récords siendo expulsada de Gran Hermano por un 95% de los votos y ahí está dieciséis años después siendo uno de los rostros más apreciados de Mediaset. Lo bueno del hate televisivo es que es efímero.

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Sobre la firma

Eva Güimil
Eva Güimil (Mieres, 1972) ha sido directora y guionista de diversos formatos de la televisión autonómica asturiana. Escribe sobre televisión en EL PAÍS y ha colaborado con las ediciones digitales de Icon y 'Vanity Fair'. Ha publicado la biografía de Mecano 'En tu fiesta me colé'.
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