_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Se ha ido el último de los grandes?: Gene Hackman

Que le vaya bien en el otro mundo o en la nada a ese actor maravilloso, tan duro y tan versátil

Gene Hackman, en la película 'Carne viva', de 1972.
Gene Hackman, en la película 'Carne viva', de 1972.CBS Photo Archive (CBS via Getty Images)
Carlos Boyero

Siento un latigazo y anticipada melancolía cuando me entero de la muerte de un tipo al que no conocía, pero que me hipnotizaba cada vez que aparecía en una pantalla. Se la comía, era imposible desentenderte de su presencia, era uno de los grandes. Y quedan pocos. Se llamaba Gene Hackman. Veo en la televisión imágenes recientes de un Hackman devastado por la edad. Tenía 95 y muy vividos años. Todavía no saben qué ocurrió. Como el acorralado Zweig y su esposa, como el también devastado Koestler y la suya, a lo mejor o a lo peor decidieron largarse juntos de un mundo que se les había puesto muy chungo. Pero el pobre perro, igual quería seguir aquí. O fue por un maldito escape de gas. ¿Qué más da? Que le vaya bien en el otro mundo o en la nada a ese actor maravilloso, tan duro y tan versátil. Incluso podía ser cómico, como demostró haciendo de Lex Luthor en Superman.

Y era muy tío de forma natural. Como Bogart, Mitchum, Marvin. No hacía falta que la producción les colocara un sombrero en la cabeza y un cigarrillo en la boca. Eran otra cosa, una forma de ser y de estar. Estereotipos de siempre, masculinidad tóxica, machismo ancestral, arquetipos caducos, afirmarían sin rubor quienes ahora viven su esplendor en la niebla, o en su nómina, con nuevos conceptos. Pues vale. Pero todos esos tíos, además de la fascinación que desprendían, te hacían creer en los personajes que interpretaban. Cuestión de personalidad, magnetismo, talento.

Hackman nunca me pareció ni joven ni viejo. No tenía edad en el cine interpretando a canallas, como ese tipo de crueldad infinita que sin embargo no puede construir su soñada casa sin que aparezcan las goteras en la genial Sin perdón, el policía obsesionado y siempre burlado para pillar al rey de la heroína en French Connection, el descubridor profesional de intensos secretos ajenos y alguien más solo que la una de La conversación, o mi héroe favorito, ese perdedor que amaba a los caballos, capaz de compartir con su colega de toda la vida el premio proteico de entrar el primero en la meta en el precioso wéstern Muerde la bala. E incluso en películas mediocres u olvidables, me gustaba verle. No ocurre con mucha gente.

La cámara siempre ha estado enamorada de esas actrices y actores. Los convertía en dioses. Les admirabas, les querías. Perdí de vista a Hackman hace mucho tiempo, pero siempre tendré incrustada en mi memoria su imagen. Gracias por todo, Sr. Hackman.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_