‘Samuel’ refleja con dibujos el terremoto emocional de ser adolescente
La alabada serie de animación indaga en el día a día de un chico de 11 años combinando humor y emotividad
“Mi madre me tiene frito”. “Odio mi vida, es un asco”. Samuel tiene 11 años y tiene un problema: le gusta la Julia alta, y ahora la Julia alta sabe que le gusta. Pero ese no es su único problema. Lo cuenta en su diario, donde plasma todas sus ideas sin filtro. Como cualquier adolescente, Samuel está lleno de problemas, de dudas, de sentimientos contradictorios. La ventaja que tiene sobre otros adolescentes es que es un dibujo animado. En 21 capítulos de cuatro minutos cada uno, la serie Samuel, disponible en RTVE Play y 3Cat, además de YouTube, canal Arte y otras redes y plataformas y que ha recibido grandes elogios de la crítica especializada, recorre un año en la vida de su protagonista, un año lleno de cambios.
Detrás de Samuel, la Julia alta y sus compañeros está la animadora y guionista francesa Emilie Tronche (París, 28 años). Poco antes del confinamiento, en el año 2020, Tronche trabajaba en un corto en un estudio. Cuando terminó, todavía le quedaba una semana en el estudio, así que aprovechó el tiempo ideando una pequeña película. Solo pintaba sin pensar mucho en la historia. Esa peliculita que hizo en cinco días es ahora el primer capítulo de su serie, como recordaba Tronche en una entrevista con EL PAÍS con motivo de su asistencia a mediados de octubre a Serielizados Fest, el festival internacional de series de Barcelona.
Tronche es la creadora, animadora, guionista e incluso la voz de todos los personajes en la versión original en francés de esta serie en la que un chico cuenta, de forma sencilla y natural, a modo de pensamientos sueltos escritos en un diario al final del día, su vida. Para Samuel, Tronche eligió una animación en 2D muy minimalista en blanco y negro, como si se tratara de simples bocetos en un folio. Como si alguien garabateara en un diario monigotes que, de repente, cobran vida. “A mí me parece que funciona bien porque hablamos del diario de un niño. Me gusta este estilo, es algo que no solemos ver en televisión, donde lo habitual es la animación en 3D y muy colorida, especialmente en el contenido para niños”, continúa la creadora.
Una de las claves de la gran acogida que ha tenido Samuel es que no fue concebida como una serie para niños. “Yo no estaba escribiendo para niños, estaba escribiendo para gente de mi edad, o para todos en realidad. Habla de un niño pero no lo hace en un tono infantil”. En la trama de la serie y las vivencias de los personajes hay muchos recuerdos de su creadora y la historia se desarrolla en los primeros años 2000, algo que queda claro en pequeños detalles como el uso del servicio de comunicación instantánea Messenger o el hecho de que jueguen a Los Sims.
Pese a la brevedad de sus capítulos, las tramas de Samuel tienen espacio para apuntes de humor y una buena carga de emotividad que combina pesimismo y optimismo, altos y bajos, lo habitual en el paso de la niñez a la adolescencia. “A una cosa triste siempre le sigue otra cosa triste, y luego una buena… espero”, reflexiona el protagonista en un capítulo. La carga emotiva de la serie se refuerza con canciones que juegan un papel fundamental en la historia. The Winner Takes It All, de ABBA, The End of the World, de Julie London, o Claro de luna de Debussy son algunos de los temas que se funden con la trama. “Cuando escribo o dibujo, escucho música, todo el tiempo. Muy al principio del proceso de escritura imaginaba las canciones que irían con cada secuencia, fue un proceso muy orgánico. A veces, cuando no podíamos conseguir alguna canción porque era demasiado cara, tuve que reescribir todo para encontrar otra canción porque ya lo que había pensado no funcionaba sin la música original”, relata la guionista e ilustradora.
Samuel baila mucho. Sus amigos también lo hacen. A veces cuando no sabe cómo expresar algo con palabras, cuando está muy contento, cuando está muy triste, Samuel simplemente baila. “Creo que es su forma de comunicarse, necesita dejar salir las cosas a través de la danza. Y también es una forma de expresar su identidad. Los niños necesitan moverse un montón, a veces sin una razón”.
En las historias de Samuel se refleja lo que, para Emilie Tronche, es lo más complicado de ser adolescente, también por experiencia propia. “Crecí con mis padres y mis hermanas, y mis padres me apoyaban mucho. Pero cuando entras en el instituto, cuando tienes 11 o 12 años, empiezas a sentir que quizá no eres tan genial como te habían dicho y empiezas a sentirte incómodo con tu propio cuerpo y con tus propios pensamientos. Ahí es cuando te das cuenta de que no eres tan especial. Habías estado protegido por tu familia y habías vivido en un capullo, pero ese capullo se tiene que romper y tienes que empezar a construirte a ti mismo”. Lo dice Samuel en la serie: “No me gusta crecer porque siempre me he sentido genial, y ahora no sé si es verdad”.
Desde su mirada de adulta, ¿qué consejo le daría Tronche al adolescente Samuel? “En realidad porque siempre te haces preguntas sobre la vida y lo que está ocurriendo, incluso siendo adulta. Le diría que confíe en el proceso, que todo va a salir bien. Y que siga bailando”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.