_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Que los jefes noten mi activismo en las causas justas

Sigo recordando con añoranza a la dama que mejor ha dado las noticias, una actriz eminente y convincente, en su voz y la modulación que le imprimía, su mirada, su aplomo: Rosa María Mateo

Rosa María Mateo, en enero de 2019 durante un acto en el Centro de Producción de TVE en Cataluña.
Rosa María Mateo, en enero de 2019 durante un acto en el Centro de Producción de TVE en Cataluña.Marta Pérez (EL PAÍS)
Carlos Boyero

Se llama política. En ella existe mayoritariamente gente que interpreta un papel rodeada permanentemente de cámaras y de micrófonos. Deben vender una imagen y lograr la aprobación de su público ideológico. Responden a un guion que les han escrito otros e incluso a veces improvisan. En el cine y en el teatro los intérpretes pueden y deben acceder a muchos papeles, pero en política, cochambroso templo de la simulación, las frases hechas, la vehemencia intentando adornar el vacío, las medias verdades o las mentiras, los actores tienen que limitarse a ser el mismo personaje. Y, por supuesto, algunos saben adornarlo o intentan inyectarle falsa autenticidad, pero la mayoría resultan patéticos cada vez que abren la boca. También hay bastante gente en los parlamentos que no habla casi nunca. Su trabajo se limita a aplaudir todo el rato lo que dicen sus jefes y abuchear los discursos de los rivales. Si se lo montan bien, ese trabajo tan poco laborioso puede durarles infinitos años.

El histrionismo de la política también funciona en la televisión y en otros medios. En el abyecto franquismo creo recordar que existía una ley de vagos y maleantes y también el certificado de buena conducta. Se le podía aplicar a cualquier sospechoso de insumisión, de no ser militante del Régimen. Ahora, gran parte de los presentadores y presentadoras de informativos y programas sobre la actualidad política no se limitan a dar las noticias, sino que se sienten en la obligación de expresar su solidaridad con los buenos y su aversión hacia los malos. Soldaditos y soldaditas imagino que creen ganar puntos ante los generales e ir ascendiendo con su bendición. Juegan a ser viscerales y siempre condenatorios con los malvados de la película, militan fervientemente en las causas justas, dan su fervorosa o indignada opinión sobre los personajes que protagonizan sus noticias. Abundan los intérpretes que pretenden construirse una imagen con opiniones propias y su apoyo incondicional a causas que siempre están ganadas. A veces parece un espectáculo grotesco. Y sigo recordando con añoranza a la dama que mejor ha dado las noticias, una actriz eminente y convincente, en su voz y la modulación que le imprimía, su mirada, su aplomo, su gestualidad, su naturalidad. Imagino que leía textos que frecuentemente le escribía otra gente, pero los hacía suyos. Son virtudes que caracterizan a los grandes intérpretes. Se llama Rosa María Mateo. Era la mejor de los profesionales. No sé si en ocasiones contaba trolas, pero me encantaba escucharla y mirarla. Me la creía.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_