La Pija y la Quinqui repiten en televisión con ‘Si lo dice mi madre’, un programa de citas que es una bandera roja en sí misma
Concursantes desconocidos tienen citas con varios pretendientes en presencia de sus respectivas madres, que son las que llevan las riendas de los encuentros en este nuevo programa de la plataforma Atresplayer
En el vasto y complejo diccionario amoroso de la generación centenial, una red flag (bandera roja) es un detalle alarmante que funciona como advertencia ante un futuro comportamiento tóxico o negativo de la persona que se está conociendo. ¿Quién tendría una cita con alguien que le ha escogido su madre? ¿Y quién saldría con un adulto que deja su destino sentimental en manos de su progenitora? María de los Ángeles Maturana (Cartagena, 25 años), conocida como Mariang, la mitad quinqui del irónico dúo de podcasters La Pija y La Quinqui, tiene claro que no es una de ellas. “Si un hombre que me interesa deja que decida su madre, me parecería una frikada como la copa de un pino. No soy partidaria de la escuela de ‘mi madre es mi mejor amiga’, aunque otra señal de alarma sería el extremo opuesto, que tratara mal a sus padres delante de la gente“, cuenta por teléfono días antes de que se estrene Si lo dice mi madre, el dating show que ambos conducen y que precisamente va de eso. Concursantes desconocidos tienen tres citas con tres pretendientes y con sus respectivas madres, las cuales llevan las riendas de los encuentros con la intención de encontrarles a la pareja perfecta. “Quizá para sus hijos o quizá para sí mismas”, puntualiza Carlos Peguer (Don Benito, Extremadura, 25 años). El programa llega en abierto este domingo 28 de julio a Flooxer, el canal para jóvenes de Atresplayer. Desde ese mismo día, los suscriptores premium de la plataforma podrán ver por adelantado cada capítulo con una semana de antelación.
En cada una de las tres citas de Si lo dice mi madre, los dos jóvenes solteros serán testigos mudos de lo que hablen sus madres. Ellas serán las que contesten por sus hijos y las que hagan las preguntas y cuenten anécdotas embarazosas. También investigarán los asuntos delicados que pueden sacar a la luz esas banderas rojas con las que descartar a un pretendiente, como el sexo, las exparejas o los planes de futuro. A título personal, esas alarmas han ido cambiando para La Pija y la Quinqui a medida que han ido cumpliendo años. Él procuraría no involucrarse con alguien “que intenta separar mucho a amigos y pareja y no deja que se mezclen”. Ella no toleraría que su pretendiente no tuviera mucho interés en independizarse de la casa de sus padres. “No me interesan los que ni están en el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) ni se les espera”, sentencia.
El regreso de los programas de citas
Los programas de citas vuelven a estar de moda en televisión. Cuatro recuperará este otoño uno de los programas más recordados de su historia, ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, de nuevo con Luján Argüelles como presentadora en la que es su sexta temporada, siete años después de la emisión de la anterior. Y First Dates, que sigue cumpliendo años de emisión ininterrumpida en el segundo canal de Mediaset, estrenó este martes una nueva versión veraniega semanal, que se complementa con la diaria y que da el salto a las noches de Telecinco: First Dates Hotel.
Como estos dos formatos, el gancho de Si lo dice mi madre se sustenta en la original personalidad de sus participantes. Y su particularidad con respecto al resto de espacios similares consiste en que casi todas las decisiones finales las toman las madres, advierte Peguer: “No son simples consejeras como en otros programas. Ellas son las que van a dar más juego. Ha habido un buen proceso de casting y se ha elegido a la gente adecuada. Casi todas se comportan como si hubieran estado en la televisión toda la vida”, dice.
Como espectadora, Marturana admite que este género televisivo es tan incombustible porque “ver a gente que no ha triunfado en el amor nos supone cierto alivio personal, porque te consuelas pensando que tú no estás tan mal. Y, a la vez, nos genera cierta empatía, porque todos hemos estado en ese lugar”, comenta. Este subgénero es, según sus palabras, “como presenciar un accidente a cámara lenta, algo que es muy divertido de ver desde la comodidad de tu sofá”.
Lo de La Pija y La Quinqui aunque es una historia de amistad y no de amor, fue un flechazo. Se conocen desde los 14 años. “Fue en Twitter. Estábamos aún en esta etapa de la vida en la que crees que tener afinidades culturales con alguien significa algo”, explicaban ellos mismos hace unos años a S Moda. Cuando él cumplió la mayoría de edad, ella se plantó por sorpresa en Don Benito para celebrar juntos el cumpleaños. Luego, comenzaron a estudiar a la vez Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense en Madrid y se hicieron inseparables. Aunque sus madres, a las que podríamos definir como consuegras platónicas, no se conocen mucho entre ellas. “Somos de dos comunidades autónomas muy mal comunicadas. Los encuentros físicos entre Cartagena y Badajoz son una odisea”, denuncian con humor.
Lanzaron su videpodcast en YouTube, pero ahora se puede consumir en varias plataformas. En muy pocas temporadas han logrado tener como invitados a grandes nombres, como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la cantante Rosalía. Prefieren no pensar en cómo superar esos hitos. “Si viene alguien al que admiramos mucho se pierde un poco la esencia del podcast, queremos ser gente que charla tranquilamente, como colegas, no hacer entrevistas”. Su salto oficial a la televisión llegó la temporada pasada como colaboradores del debate de El conquistador en La 1.
Como ellos, Si lo dice mi madre es un formato que nació en YouTube antes de dar el salto a la televisión belga. En su versión original (Mommy Knows Best) no cuenta con presentadores. En realidad, el dúo no aparece en este formato para hacer la labor clásica del presentador. No hablan dirigiéndose a cámara, sino que hablan entre ellos sobre el amor y las relaciones y lo hacen con las madres antes de que tomen una decisión final.
“Ni Carlos ni yo somos especialmente románticos, al menos no delante de una cámara”, confiesa Maturana. “Nuestro papel es el de plantear dudas a las madres, si no no hay programa. No estábamos buscando ni ser cenizos ni ser románticos, solo crear movida”, admite su compañero. Ella lo tiene claro: “No nos importa mucho si esa gente encuentra el amor. Ante todo, nosotros queremos cobrar y que el programa renueve”.
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