Anne Germain: a los españoles nos pirra que los fantasmas hablen en inglés
¿Quién iba a sospechar que una vidente podía traicionar el estricto código deontológico de su oficio? ¿Qué será lo siguiente? ¿Aramís Fuster no es una profesional colegiada y fiable?
Si se hacen investigaciones para comprobar empíricamente que el agua moja, no hay razón para no emplear tiempo y recursos en demostrar otras obviedades. Por ejemplo, la de la estafa de Anne Germain. Para los más jóvenes y olvidadizos, Germain era una señora británica que se hizo famosa en España y en Portugal con unos programas en los que ponía en contacto a los famosos (y no tan famosos) con sus parientes muertos.
Pues resulta —agárrense— que era una estafa. Dicen en Espejo público que Germain se inventaba todo para cobrar una pasta gansa a los vivos crédulos. Así han pasado la semana en el magacín de Antena 3, con enorme despliegue de explicaciones y testimonios. ¿Quién iba a sospechar que una vidente podía traicionar el estricto código deontológico de su oficio? ¿Qué será lo siguiente? ¿Aramís Fuster no es una profesional colegiada y fiable? Qué mundo este: ni en las echadoras de cartas vamos a poder confiar ya.
La lógica formal se queda pequeña para esta falacia: acusar de estafa a una vidente debe de ser una de estas paradojas que cortocircuitan a los robots, incapaces de procesarlas. Es como denunciar por suplantación de identidad al Papá Noel del centro comercial. El único engaño que podría imputarse a Anne Germain sería que no fuese británica, sino de Móstoles, como las proverbiales empanadillas. Eso sí sería escandaloso, pues habría explotado una debilidad ibérica secular: desde el duque de Wellington hasta James Rhodes, pasando por los hispanistas, a los españoles les pirran los guiris que prefieren el Rioja al Burdeos. Una Germain de Móstoles podría haberse aprovechado de esa debilidad, pero Germain es tan británica como los cuentos de fantasmas, y si hay algo que al público español le chifla más que una vidente que habla con los muertos es una vidente que hace que los muertos españoles hablen en inglés.
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