¿Cuándo llegaron los ‘nepobabies’?

La primera vez que me crucé con un nepobaby fue en las páginas de una revista de moda. Una chica de unos 18 años estaba en el campo con un vestido de flores, asiendo el sombrero negro de ala ancha con sus manos. Le dedicaban dos páginas porque era diseñadora, actriz, DJ, cantante, y por supuesto modelo. Pero sobre todo era hija de un cantante famoso y una diseñadora muy conocida. Al poco salió en un dominical un reportaje de varias páginas donde las hijas de unas famosas explicaban cuáles eran los aromas de su infancia. Sus madres (actrices en su mayoría) posaban con unas chicas que, en menos de un parpadeo, se convirtieron en actrices de moda, modelos atareadas, diseñadoras, y cómo no, DJ.

Este viernes en el Vogue Fashion’s Night Out de Madrid estuvo invitada Lourdes María León (hija de Madonna) que, famosa desde su infancia, es modelo, bailarina, y cantante. Les aseguro que ni Lourdes María ni las chicas arriba mencionadas hubieran pasado jamás de ser figurantes en El secreto de Puente Viejo de no ser hijas de quienes son. Los nepobabies copan las portadas de las revistas, se llevan los mejores papeles, pinchan en las fiestas de moda, van a los platós, desfilan para las marcas importantes, y de vez en cuando sacan alguna canción. Como todo buen enchufado, dicen mucho eso de que les ha costado mucho llegar hasta donde están.

La diferencia entre enchufado y nepobaby es el grado de éxito. Uno puede llegar por enchufe y ganarse el puesto. Un nepobaby llega a lo más alto desde el momento en el que dice “mamá, quiero ser artista”. Y la culpa es de la cirugía estética y de Instagram, que la hermosura quien no la tiene la compra. Los demás nos tenemos que tragar su cuento, su jeta, y de vez en cuando su ineptitud.

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