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Por qué todo el mundo en EE UU está viendo ‘Suits’ este verano

El éxito del drama legal, que coprotagonizó Meghan Markle y terminó hace cuatro años, rompe récords en Netflix y deja algunas lecciones sobre la industria televisiva actual

Meghan Markle and Patrick J. Adams, in 'Suits'
Meghan Markle y Patrick J. Adams, en una imagen de la serie 'Suits'.
Natalia Marcos

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Entre 2011 y 2019, el canal de cable básico USA Network emitió en Estados Unidos las nueve temporadas de la serie Suits. El drama legal estaba ambientado en un bufete de lujo de Nueva York al que llegaba un joven abogado tremendamente inteligente y con una memoria privilegiada pero con un secreto: en realidad, no era abogado. Suits (rebautizada en España como La clave del éxito y en Latinoamérica como La ley de los audaces) aterrizó en Netflix en Estados Unidos a mediados de junio con sus ocho primeras temporadas. Poco después se situó en lo alto de las producciones más vistas en plataformas que recoge la auditora Nielsen. Lleva más de un mes liderando la clasificación y ha batido el récord de visionados en streaming en una sola semana para una serie de producción ajena. En cinco semanas ya superado los 16.700 millones de minutos vistos y ya es la cuarta serie más vista en plataformas en lo que va de año.

Los 134 capítulos de Suits ya estaban disponibles en otro servicio digital, Peacock. En Netflix ni siquiera está al completo: la novena temporada (solo la novena) la tiene Amazon Prime Video en EE UU. ¿Cómo se explica entonces que la serie del verano en Estados Unidos haya sido una que se estrenó hace 12 años y terminó hace cuatro?

Uno de los motivos que los expertos aducen está en el propio funcionamiento de Netflix. Como explica el crítico televisivo Alan Sepinwall en Rolling Stone, muchos de los espectadores de una serie en Netflix llegan a ella simplemente porque la plataforma la destaca en su aplicación. “Netflix está en todas partes y esto provoca una bola de nieve: la gente empieza a ver Suits, eso hace que cuenten a sus amigos que están viendo Suits, lo que lleva a que se escriban artículos sobre cuánta gente está viendo Suits, lo que hace que más gente vea Suits, y así. Este es un verano televisivo más tranquilo de lo habitual, incluso en Netflix, porque todo el mundo está espaciando sus estrenos por las huelgas de guionistas y actores. Si algo tenía que atraer la atención, ¿por qué no iba a ser la última actuación de la futura duquesa de Sussex?”, escribe el experto.

El éxito de Suits deja varias lecciones que pueden aplicarse a la televisión en general y a las plataformas en particular:

El espectador adora los formatos tradicionales

Si los dramas legales, médicos y policiales llevan años y años manteniéndose en la televisión, es por algo. Suits no deja de ser un drama legal al uso que incluye un pequeño giro en su planteamiento, el secreto que guarda Mike (Patrick J. Adams). Es una serie fácil de seguir, con casos capitulares y algunas tramas de largo recorrido que conciernen a los dos protagonistas (Harvey Specter, interpretado por Gabriel Macht, y Mike Ross, el citado Patrick J. Adams) y las relaciones con algunos secundarios, entre los que destacaba Rachel, interpretada por Meghan Markle, que dejó la serie al final de la séptima temporada para casarse con Enrique de Inglaterra.

Es la clase de programa que no requiere una gran atención. Es, precisamente, el tipo de serie que las plataformas se resisten a hacer pero que les encanta a sus suscriptores. Puede que su aroma clásico esté en historias como El abogado del Lincoln (no obstante, su productor ejecutivo es David E. Kelley, responsable de éxitos de los noventa con letrados como protagonistas como Ally McBeal o El abogado), pero sus tramas tienden al largo recorrido, con casos que abarcan temporadas enteras, y cada entrega tiene muchos menos capítulos.

Gabriel Macht y Patrick J. Adams, protagonistas de 'Suits'.
Gabriel Macht y Patrick J. Adams, protagonistas de 'Suits'.

Las plataformas necesitan a la televisión lineal más de lo que creen

En la industria televisiva se ha demostrado que, mientras que los estrenos de relumbrón son muy efectivos a la hora de que las plataformas logren nuevos suscriptores, las series ya conocidas son las que ayudan a retener a los clientes. Es decir, llegan por Stranger Things, pero se quedan por Friends. Las series con muchas temporadas y muchos capítulos son esenciales para unas plataformas que, en su obsesión por conseguir cada vez más suscriptores, han primado la novedad.

“No están haciendo series como las que se hacían antes, y eso es un gran problema”, escribía el periodista y crítico televisivo Josef Adalian en Vulture. Hasta ahora, las plataformas no han visto la necesidad de producir series con muchos capítulos porque han podido comprarlas en la televisión tradicional. Sin embargo, incluso las cadenas en abierto estadounidenses están recortando el número de episodios encargados y muchas cadenas de cable han reducido su producción original.

“Las plataformas deberían empezar a hacer series con más episodios cada temporada y, si gustan a la audiencia, deberían permitirles durar seis, siete y ocho temporadas en vez de dos o tres”, escribe Adalian. “De hecho, la televisión era mucho más rentable cuando había menos series con más episodios porque sencillamente eran mucho menos caras de producir que 10 episodios de series que piensan que son películas”, añade. La crítica televisiva Maureen Ryan publicó un mensaje en X (la antigua Twitter) en este mismo sentido: “La televisión estadounidense fue una máquina de hacer dinero durante décadas porque a la gente le gustan las temporadas de entre 12 y 22 episodios que permiten un desarrollo jugoso de los personajes, mezclar tonos hábilmente y tramas capitulares y de largo recorrido”.

El éxito puede venir a la segunda o a la tercera

La casa de papel puede dar fe de ello. Que una serie no explote en su emisión original no quiere decir que no lo pueda hacer en otro lugar o en otro momento. Es muy normal, e incluso aconsejable, que las series circulen entre cadenas y plataformas. En Peacock, la plataforma de NBCUniversal que opera en EE UU, Suits llevaba ya tiempo disponible completa, pero es un servicio que no tiene, ni mucho menos, el público y el tirón de Netflix. Además, la venta a nuevas ventanas de exhibición es una forma de obtener un rendimiento extra por el contenido y, al menos en teoría (veremos la práctica en el último punto), permite a guionistas y actores ganar más dinero.

Hasta ahora las plataformas se habían mostrado muy reacias a compartir o llevar sus series fuera de sus servicios. Eso está empezando a cambiar. Warner Bros. Discovery decidió eliminar algunas series de HBO Max y venderlas a plataformas gratuitas con anuncios, lo que además de reportarles beneficios económicos, permite que esos títulos lleguen a otro público. Incluso algunas producciones de HBO, como Insecure o Ballers, ahora están disponibles en Netflix.

Imagen del elenco de la serie 'Suits".
Imagen del elenco de la serie 'Suits".

Por qué guionistas y actores están en huelga

La semana pasada, el guionista y productor Ethan Drogin, que trabajó en ocho temporadas de la serie, escribió en Los Angeles Times un artículo titulado “Yo ayudé a escribir la sorprendente sensación de Netflix Suits. ¿Mi recompensa? 259,71 dólares”. El texto explica: “No importa si la serie que ayudaste a construir genera 3.100 millones de minutos vistos en una semana en Netflix y Peacock, estableciendo un récord en Nielsen. No importa si ocupa el 40% del top 10 de Netflix. [...] En total, NBCUniversal ha pagado a los seis guionistas originales de Suits menos de 3.000 dólares el último trimestre por tener disponible la primera temporada en dos plataformas”. “Esto es por lo que los guionistas y actores están en huelga”, añade Drogin, poniendo cifras al conflicto.

Los residuales son el dinero generado por la venta de un programa a un nuevo mercado, y es uno de los puntos clave en la negociación de estos días entre sindicatos y estudios. Mientras que el estudio recibe mucho dinero con estas ventas, las ganancias para quienes lo crearon son escasas, ridículas o nulas. Los residuales serían algo así como los derechos de autor. Los sindicatos piden que se establezcan en función de la audiencia (dato que las plataformas no facilita) o, al menos, que se aumente su porcentaje con una fórmula más justa.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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