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Columna
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‘Imma Tataranni’, la áspera y eficaz fiscal sustituta

La fiscal protagonista es una curiosa mezcla de los tópicos italianos —apasionada, gritona, familiar— sin que nada de ello modifique su tenacidad en resolver los asesinatos que se producen en la región

Vanessa Scalera es Imma Tataranni en la serie italiana que emite La 1.
Vanessa Scalera es Imma Tataranni en la serie italiana que emite La 1.
Ángel S. Harguindey

Lo primero que llama la atención de la entretenida serie italiana Imma Tataranni (La 1 y RTVE Play) es el contexto en el que se desarrollan las investigaciones de la fiscal sustituta: la región de Basilicata, y principalmente Matera, una de las ciudades más importantes de la zona, un contexto que demuestra una vez más el respeto por la conservación del patrimonio arquitectónico. Es probable que el tradicional aislamiento de la zona condicionara en parte ese respeto pero el viajero que visite la muy turística ciudad de Roma comprobará, sorprendido, ese mismo respeto. Si además el viajero procede de España, a la sorpresa se añade la estupefacción al comprobar que es posible sobrevivir en las ciudades sin la salvaje especulación inmobiliaria.

La fiscal Tataranni es una curiosa mezcla de los tópicos italianos —apasionada, gritona, familiar...— con un carácter áspero y una predilección por la vestimenta colorista sin que nada de ello modifique su tenacidad en resolver los asesinatos que se producen en la región. Tiene una personalidad muy distinta de la del tranquilo comisario Montalbano aunque los dos demuestran una excelente eficacia profesional.

La serie de la fiscal de Matera aspira a una mayor información sociológica que la del comisario de la siciliana, e imaginaria, Vigata. El marido, la suegra, la madre y la hija adolescente de Tataranni tienen un desarrollo importante en la serie, como lo tiene su ayudante, el tímido policía Ipazzio Calogiuri, y encajan en unos perfiles tradicionales: hija rebelde, suegra enemiga, madre con alzheimer y marido fiel, bien por amor o por temor, sin despreciar a los políticos corruptos, los superiores controladores o a las secretarias que sufren mal de amores. Imma Tataranni, además de entretener, anhela mostrar un mosaico del tiempo que vivimos.

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