‘División Palermo’, la comedia argentina que da una patada a la corrección política
La serie de Netflix desafía los límites del humor a través de una peculiar guardia urbana compuesta por personas con discapacidad y de diferentes minorías
Para mejorar su imagen, las fuerzas de seguridad argentinas crean una guardia urbana inclusiva, con integrantes discapacitados o pertenecientes a diferentes minorías. No tienen experiencia, formación ni, algunos de ellos, muchas ganas de velar por la seguridad del resto de ciudadanos de Buenos Aires. Por carambolas de la vida, el destino de esta peculiar guardia urbana se cruza con una no menos peculiar banda criminal. El éxito de la comedia argentina División Palermo, de Netflix, ha pillado por sorpresa a su creador, Santiago Korovsky, también protagonista de una historia que utilizar el humor para romper estereotipos y demostrar que sí se puede hacer comedia sobre cualquier tema si se sabe cómo.
Korovsky llevaba más de cuatro años trabajando en una idea que fue moldeándose con el tiempo y tomando altura y potencia. Primero estaba la idea de las fuerzas de seguridad queriendo cambiar su imagen. A ese germen se sumaron posteriormente los miembros con discapacidad, para lo que recurrió a personas de esos colectivos para documentarse y a un reparto diverso que también aportó sus propias experiencias. Y todo se roció con un humor muy particular, no apto para ofendiditos en tiempos en los que la corrección política es dominante. “Sentíamos que, si éramos solemnes con la mirada hacia las minorías o las personas con discapacidad, íbamos a caer en un lugar común, reflejarlos como seres de luz, infantilizarlos, asexualizarlos”, explica el guionista y actor en una conversación por videollamada. Por eso, explica, fueron las propias personas discapacitadas o de minorías con las que trabajaron los que propusieron los chistes más extremos.
Un ejemplo: cuando uno de los miembros de la guardia urbana regresa al trabajo tras una operación fracasada, sus compañeros le reciben con tres carteles en los que se lee un cruel “fue tu culpa”. Un segundo después, se dan cuenta de que falta un primer cartel, el de Johnny (Hernán Cuevas) que, al ser una persona con enanismo, no se veía. Subido en una silla ya sí se lee el mensaje completo: “no fue tu culpa”. En otro episodio, el gerente de un club de humor ofrece trabajo a Sofía (Pilar Gamboa), en silla de ruedas, y la describe como una “comediante con capacidades especiales”. “Capacidades especiales tiene Spiderman”, replica ella, rechazando el trato condescendiente.
“Por lo general, somos nosotros el objeto de burla, porque no sabemos estar ante las personas con discapacidad, o las instituciones y la política al apropiarse de la palabra inclusión y diversidad, tan de moda, para terminar haciendo cambios de forma pero no de fondo”, explica Korovsky sobre el humor de su serie. “La idea era hacer humor sin eludir las problemáticas sociales que atraviesan, pensar la sociedad de otra manera. El objetivo no era forzar los límites del humor, sino estar en el lugar correcto. Vivimos en una época en la que la corrección política mal entendida no te deja explorar algunos lugares, y queríamos reírnos de la corrección política cuando es hipocresía”, añade.
La corrección política mal entendida no te deja explorar algunos lugares, queríamos reírnos de la corrección política cuando es hipocresíaSantiago Korovsky
Este peculiar escuadrón de ficción está integrado por un ciego, una mujer trans, otra en silla de ruedas, un boliviano, un hombre con enanismo, otro con obesidad y un judío, además de un instructor y coordinador con un brazo ortopédico. Para la escritura de los personajes, contaron con la ayuda de una guionista trans, hablaron con el capitán de la selección argentina de talla baja, con un actor descendiente de padres bolivianos… También se documentaron con las fuerzas de seguridad sobre qué podía hacer un guardia urbana y qué no (en 2004 se creó una guardia urbana en Buenos Aires, pero el cuerpo se cerró en 2008). “Nos contaron situaciones que son mucho más absurdas de lo que admite la ficción. Si pones eso, no se lo cree nadie”, ríe el guionista, que entre los referentes que ha manejado para División Palermo menciona series como The Office y Curb Your Enthusiasm, películas como Los intocables y el humor del cine de Álex de la Iglesia.
Aunque los chistes de la serie podrían herir múltiples sensibilidades, Korovsky asegura que no han recibido quejas de personas ofendidas por sus bromas, e incluso recuerda que la serie se mencionó en la ONU dentro del comité de discapacidad como ejemplo de visibilización. También Netflix dio “bastante libertad” a los creadores. “Hubo algunas indicaciones al principio, como que se entienda que la postura de cada personaje era la postura de ese personaje en concreto, no de la serie. Alguna vez dijeron que había que tener cuidado con algún chiste, pero yo decía, ‘si lo dice la chica en silla de ruedas’ y ya lo veían claro”, explica Korovsky, que ya está trabajando en la segunda temporada de la serie.
Los límites del humor
Ante el frecuente debate sobre los límites del humor, este guionista tiene una postura clara: por supuesto que la comedia tiene límites. “Reírse de alguien vulnerable y de una condición que tiene y que no puede hacer nada por cambiarla es un error. Reírse de una tragedia en la que no ha pasado suficiente tiempo para procesarla es un error. Límites hay, es de sentido común darse cuenta de dónde están. Pero las épocas han cambiado, y todos hemos ido aprendiendo de qué cosas nos reímos y de qué cosas no, y seguiremos aprendiendo. Pero creo que no es la temática la que pone límites, sino dónde estás parado en esa temática. No es no hablar de personas con discapacidad, sino dónde estás situado para hacer ese humor. Si te estás riendo de un problema o estas personas son el remate constante del chiste por su condición, eso es un problema. El humor es una herramienta clave para pensar la sociedad”, reflexiona.
División Palermo es un ejemplo de cómo no siempre es cierta la máxima de que el humor no viaja bien internacionalmente porque está muy ligado al contexto sociocultural de cada lugar. “Netflix nos impulsó a hacer algo que fuera local, en contra de lo que se pueda pensar sobre las plataformas. La idea es partir de lo local y que aporte una visión del mundo. Lo lindo que vemos son las particularidades, cuando vemos algo español, mexicano, coreano, nos gusta ver las diferencias y similitudes”, defiende Korovsky, que se muestra sorprendido de haber recibido reacciones y peticiones de entrevista de lugares tan variados como Brasil o Israel, donde la serie se ha visto doblada.
Vivir en Argentina es una cosa de locos. Con la realidad que nos toca, tenemos muy a mano el humorSantiago Korovsky
¿Qué tiene el humor argentino de particular? “Hay un absurdo de la sociedad en la que vivimos que ya es increíble de por sí. Vivir en Argentina es una cosa de locos, te lleva a un nivel de locura y de extrañeza que solo hay que saber dónde poner la lupa. Hay un realismo mágico latinoamericano que nos rodea constantemente, y más vale reír que llorar. Tenemos ese plus que está en la serie: con la realidad que nos toca, tenemos muy a mano el humor”.
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