Sonsoles Ónega: “El tiempo siempre corre en contra de las mujeres en televisión”
La periodista estrena programa diario en Antena 3 tras 14 años en Mediaset. “Quizá sea el momento de hacer alguna reflexión en Telecinco, pero no me corresponde a mí”
Sonsoles Ónega (Madrid, 44 años) era uno de los rostros en alza en Mediaset hasta que el pasado 11 de julio Atresmedia anunció su flamante fichaje. Ese mismo día, lunes, fue el último que Ónega presentó Ya es mediodía, el programa que conducía en Telecinco. Se pudo adivinar un gran enfado en los despachos de Mediaset. Ónega asegura que no midió la dimensión del terremoto que provocaría con su decisión. Este lunes estrena magacín diario en Antena 3 con su propio nombre, Y ahora, Sonsoles, a las 19.00, un horario estratégico como telonera de Pasapalabra. Esta entrevista tuvo lugar por videollamada el jueves 13 de octubre, antes de que se conociera la próxima salida de Paolo Vasile como consejero delegado de Mediaset.
Pregunta. ¿Tiene más nervios de lo habitual ante este estreno?
Respuesta. Creo que cuando estrené Ya es mediodía era menos consciente de lo que suponía estrenar un programa de televisión en una gran cadena, ahora soy más consciente de los riesgos que supone. Pero los nervios y yo somos uno, vivo con nervios desde julio. He pasado un verano malísimo, se me ha hecho eterno, debo ser la única española a la que le han sobrado vacaciones.
P. Llevaba en Mediaset buena parte de su vida laboral. ¿Cómo está llevando el cambio de empresa?
R. Han sido 14 años, ocho en el grupo Prisa… Si voy duplicando, aquí puedo estar 28 años, ya me jubilo aquí. Es un cambio grande, son empresas muy distintas. En Atresmedia el recibimiento ha sido maravilloso. Probablemente aún estamos en esta nube de la expectación. Yo estoy conociendo todavía, no llevo tanto, ya sé dónde están los baños, el comedor, los camerinos y maquillaje, poco más.
P. Ha dicho que no midió la dimensión de su decisión. ¿Se arrepintió en algún momento al comprobar la que se había montado?
R. No, lo que sí dije es, dios mío, ¿pero dónde me he metido? Pero da igual, la decisión se tomó de forma aséptica, pensando en mi momento profesional, también mi edad, lo que me apetece hacer en el futuro, dónde me veo y haciendo qué cosas, y probablemente esta casa me ofrecía esa ilusión de hacer un montón de cosas que no solo pasan por la tele.
P. ¿Qué tal casan información y entretenimiento en un mismo programa?
R. ¿Por qué no? Yo creo que no tienen por qué chocar. Este programa no es un informativo. Eso es algo que ya descubrí cuando empecé a hacer los primeros programas en directo, la grandeza de la comunicación en un formato menos rígido que permite hacer todo. No es lo que cuentes, sino cómo lo cuentes.
P. En Ya es mediodía, el giro hacia el corazón fue bastante claro. ¿Habrá corazón en Y ahora, Sonsoles?
R. Sí. El giro fue evidente porque se decidió incorporar corazón en un programa que inicialmente no lo tenía. Ahí entendí que el corazón es un elemento más de un magacín. No me planteó ningún dilema hacerlo cuando estaba en Telecinco y no me plantea ninguno hacerlo aquí, creo firmemente que ese contenido, tratado desde nuestra mirada, que la mía ya he demostrado cuál es, no va a cambiar, hay que mantenerlo. Porque la conversación de la gente, los personajes de la crónica social, están y han estado de toda la vida. Somos un país que consume información de las vidas de los personajes, que crecemos con los personajes, y no hay que renunciar a ello.
P. En cuanto al título del programa, ¿qué le parece? ¿No da un poco de vértigo ser tan protagonista?
R. Sí, total y absolutamente, da muchísimo vértigo y me opuse a que el programa se llamara así, pero perdí la batalla, no pasa nada. La cadena decidió que se llamase así, yo dije, ‘¡no, qué necesidad!’. Pero al final me convencieron. Da igual, al final pasaba en Ya es mediodía que es tu programa. ¿La gente va a Espejo público o va donde Susanna Griso? Dicen ‘he visto esto en el informativo de Vicente Vallés’… Ahora me tengo que hacer a la idea de verbalizarlo, que me cuesta muchísimo, pero lo haré. Y sí, da vértigo e impone más responsabilidad todavía.
P. Viene a Antena 3 justo cuando la cadena está a punto de cumplir un año liderando las audiencias. Es apostar a caballo ganador, ¿no?
R. Vaya… En este país hay dos grandes grupos de comunicación, exceptuando a Televisión Española, sacrosanta, siempre defenderé que haya una televisión pública de calidad. Es un grupo o el otro. Pero te aseguro que no fue ‘me voy al grupo líder’. Eso lo piensas luego, pero no fue el motivo para irme de Telecinco. ¿Que los buenos datos dan tranquilidad? La dan, y eso se nota en la forma de trabajar, en la tranquilidad que se respira, la no urgencia para estrenar de cualquier manera... Estoy acostumbrándome a esos ritmos distintos de la cadena de la que vengo, que está muy bien, no es una crítica, es una descripción de dos modelos distintos, cada uno con sus enormes virtudes.
P. Ahora que lo mira desde fuera, ¿el modelo de televisión de Telecinco está en crisis?
R. Son etapas, se parece mucho a lo que pasa en los gobiernos. Después de 10 años de liderazgo de Telecinco, que son casi tres legislaturas…, tres legislaturas de un Gobierno es mucha tela, que se lo pregunten a Felipe González. Mantener los liderazgos durante tanto tiempo es complicado. No es una valoración, es una constatación de hechos que se ha resentido la audiencia en Telecinco por motivos muy diversos, no creo que haya una única motivación, sino que es un asunto poliédrico con muchas aristas que valorar. Quizá sea el momento de hacer alguna reflexión, pero no me corresponde a mí.
P. ¿Mantiene relación con sus compañeros de Telecinco? ¿Ha vuelto a hablar con Ana Rosa Quintana desde su marcha? ¿La mandó, por ejemplo, algún mensaje en su regreso?
R. Con Ana Rosa no he perdido el contacto en ningún momento. Indudablemente, no manteemos la estrechez que teníamos antes porque no estoy ahí, pero yo sé que ella es sincera cuando desea suerte a este equipo que empieza en una franja que no es competencia suya. A la primera parte de la pregunta, sí, claro, mantengo contacto incluso con mis compañeros de Informativos Telecinco a donde llegué en 2008 con una gran ilusión de hacer crónica política desde el Congreso de los Diputados. Todos los afectos, al menos por mi parte, se mantienen intactos.
P. ¿Cómo lleva la fama, estar en el foco de atención mediático, como estos últimos meses?
R. Es un coñazo. Sé que forma parte de todo esto, pero a mí todo lo que pasa fuera del plató me interesa regular, porque aunque no lo parezca, soy profundamente tímida. Es verdad que si me quito el flequillo no me conoce nadie, y lo hago con frecuencia. Es parte consustancial a todo esto, pero lo minimizo bastante, porque la fama no paga hipotecas. No soy alguien que sienta un apego a los platós. Todo tiene su tiempo, a mí me ha tocado ahora vivir este y espero que dure lo que tenga que durar y mantenernos los años que la audiencia quiera. Espero estar en televisión hasta que el espectador quiera, y espero no agarrarme al poder, que decían los políticos. Siempre pienso que una retirada a tiempo es una victoria.
P. Con su cambio de empresa se plantearía también su futuro no solo a corto plazo, también a medio y largo. ¿Hacia dónde le gustaría dirigir su carrera?
R. Cualquier cosa que conteste sobre el futuro le quita todo el interés al presente. Pero, ¿dónde me veo dentro de 28 años, que es lo que me toca hacer en Antena 3? Me veo escribiendo. La tele es esclava de la imagen, es esclava de una forma física, no es fácil, requiere ciertos atributos que no siempre puedes dar, y el tiempo siempre corre en contra de las mujeres en televisión. Mi plan de retirada es escribiendo. Lo que espero es que Planeta me quiera toda la vida.
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