¿Se puede criticar una adaptación cuando has cobrado por ella?

La directora Anna R. Costa ha creído que Lectura fácil de Cristina Morales era buen material para adaptar… Ignoro si antes de eso se dio cuenta de que lo difícil iba a ser tratar con la autora. Morales carga contra Fácil (la adaptación de su novela para Movistar Plus+, a estrenar este otoño) en la revista Rockdelux. Les resumo: la adaptación le parece nazi . “¿Será (…) porque si sacan los pies del tiesto las productoras no les sueltan la pasta?”. Tal y como lo cuenta, parece que nadie en Movistar hubiera leído el libro salvo la directora. Tal y como lo narra, parece que su libro hubiera salido por entregas en un fanzine y no en Anagrama, premiado con el Herralde. Tal y como lo explica nadie diría que aceptó en 2019 el premio más sistémico de todos los premios, que es el Premio Nacional de Literatura. Nadie diría que la noticia del citado galardón le llegó en La Habana, donde participaba en una actividad del Ministerio de Exteriores de España.

Ser antisistema, como ser católico, vegano, feminista o adorador de Pazuzu es un tostón, porque a la que te descuidas se te ven las costuras. Querer luchar contra el sistema usando para ello el sistema es complicado; miren qué cuesta arriba se le hace a Vox acabar con las autonomías desde puestos autonómicos.

Seguimos atascados en la diatriba de si se puede criticar algo cuando se vive muy bien de eso mismo. Criticar tras cobrar, ¿se puede hacer? Claro que sí. El porqué y el cómo son harina de otro costal. Y en un rincón del debate está el tema del compañerismo, de machacar el trabajo de otros aún antes de que el producto salga a la luz. Escupir a la cara es punki, pero… ¿Escupirle a la cara a los compañeros es punki?

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