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COLUMNA
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La verdad de Johnny Cash en los morros del mentiroso Nixon

El documental ‘Nixon and the Man in Black’ recuerda la noche en que el presidente republicano quiso aprovecharse del tirón del cantante de ‘country’. Le salió mal

Johnny Cash con Richard Nixon, en el Despacho Oval de la Casa Blanca en 1972.Foto: GETTY IMAGES | Vídeo: NETFLIX
Ricardo de Querol

Johnny Cash, la estrella del country, nunca había vestido un frac hasta que el presidente Richard Nixon lo invitó a actuar en la Casa Blanca el 17 de abril de 1970, el mismo día en que se rescató a los astronautas del Apolo 13. Nixon se enfrentaba a las protestas por la guerra del Vietnam, y Cash encajaba en su estrategia para reforzarse en su granero de votos del sur, clave para los republicanos entonces como hoy. El cantante venía de un entorno rural, conservador y religioso. También era un tipo comprometido, que tocaba en cárceles y reivindicaba a los nativos americanos.

El documental ReMastered: Nixon and the Man in Black (en Netflix) repasa con todo el detalle, y a través de sus más cercanos, aquel concierto en la Casa Blanca. Nixon veía en Cash a uno de los suyos, un patriota: ¿qué podía salir mal? No contaba con su fuerte carácter. La Casa Blanca tuvo la arrogancia de pedir públicamente al músico que cantase dos temas de mensaje reaccionario, que ni siquiera eran suyos: Welfare Cadillac, una burla de los que viven de la ayuda social, y Okie from Muskogee, una defensa de las tradiciones frente a los revoltosos hippies.

Cash venía de tocar ante los soldados en Vietnam: le marcó ver la llegada de malheridos en helicóptero. Así que aquella noche no cantó los temas que quería Nixon, sino justo el que no quería: What is Truth? “La voz solitaria de la juventud grita: ¿qué es la verdad? Los que llamáis salvajes van a ser líderes muy pronto. Este viejo mundo despertará en un nuevo día y juro solemnemente que será a su manera”. Después Cash versionó, en su programa de televisión, Blowin’ in the Wind, de Dylan, el himno de los pacifistas. El cantante regresó al Despacho Oval de Nixon en 1972: esta vez lo hizo para promover, sin éxito, una reforma penitenciaria que descongestionara las cárceles.

Nixon había prometido una “paz duradera” en Vietnam y, en vez de eso, invadió Camboya. Cayó años después, en 1974, por otra mentira: el Watergate. Para Cash, la palabra importaba. Y nadie pondría una en su boca.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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