Por qué dan tanta comida a los concursantes de ‘Supervivientes’ y otras claves de esta edición que termina
Este jueves se da a conocer al ganador de la edición de 2022 del programa estrella de Telecinco. Marta Peñate, Ignacio de Borbón, Alejandro Nieto y Nacho Palau compiten por la victoria
Marta Peñate, Alejandro Nieto, Nacho Palau e Ignacio de Borbón se juegan este jueves la victoria de Supervivientes 2022, como los cuatro últimos aspirantes que permanecen en competición. El veterano formato ha vuelto a ser esta temporada el programa estrella de Telecinco, liderando en la mayoría de sus emisiones. Pero ha experimentado un importante bajón en sus datos, en la línea de la crisis de audiencias que está viviendo el canal principal de Mediaset. Mientras que la media obtenida el año pasado fue de aproximadamente un 26% de share, dominando sobre la gran apuesta de Antena 3, Mask Singer, en esta ocasión quedará por debajo del 20%, un resultado que sigue estando muy por encima de la media de todos los canales nacionales. Estas son algunas de las claves que definen al formato en general y a esta edición en particular.
Un formato mucho más largo que en el extranjero
Una de las críticas más repetidas por los espectadores, en especial en esta última tanda, es que los concursantes reciben muy a menudo comida a modo de recompensa. Ocurre varias veces por semana, durante las emisiones en directo del programa, lo que hace que parezca que su supervivencia en menos extrema.
Una de las razones de estos premios continuos a los aspirantes es que es un recurso que genera tensión narrativa, al ser a menudo el premio que obtienen cuando ganan competiciones. Pero la razón principal es la excesiva duración del formato español. Muchas de las versiones internacionales del concurso se alargan durante tan solo dos o tres semanas, mientras que la española supera a menudo los tres meses. Los cuatro finalistas de Supervivientes 2022 que este jueves estarán en plató han abandonado las islas de Honduras 98 días después de haber comenzado el reality. Aunque es evidente su gran pérdida de peso, deben hacerla de forma paulatina, al pasar tanto tiempo en el programa.
Esa larga duración del espacio es un aspecto muy español del entretenimiento televisivo, que ahorra costes alargando la emisión de un mismo contenido en vez de arrancar desde cero la producción de otro. Ocurre todavía con las series de comedia como La que se avecina, cuyos capítulos superan los 90 minutos frente a los 22 o 24 minutos del estándar anglosajón, ocupando en una noche lo que en condiciones normales ocuparían tres series distintas.
… y menos morboso que en el extranjero
Al contrario de lo que suele pensarse, el Supervivientes español es en algunos aspectos menos morboso que las versiones de otros países. Por ejemplo, en I’m a Celebrity...Get Me Out of Here! (Soy famoso… sáqueme de aquí), un formato paralelo creado por la productora británica Granada Television que se emite en las televisiones de Australia, Alemania, Estados Unidos y Reino Unido, Canadá y Grecia, el planteamiento es más cruel, como su nombre indica. La experiencia es tan extrema, aprovechando su escasa duración, que se espera que los concursantes pidan a la audiencia ser expulsados. Los espectadores deciden si prefieren que los torturados participantes sigan sufriendo en la jungla desde la que se emite o si pueden regresar a sus casas, en función de las simpatías que despierten en ellos.
Concurso de famosos que ganan anónimos
En España casi siempre se ha emitido la edición VIP del formato. La realidad es que el elenco de participantes incluye a menudo a personajes de actualidad, estrellas de telerrealidad procedentes de otros países y algunos personajes no muy conocidos por el público. Sus cachés suelen ser bajos y compensan los de los grandes fichajes de cada año. Pero, a menudo, son precisamente los concursantes anónimos los que se convierten en favoritos de la audiencia. Es el caso de uno de los recientes ganadores, Jorge Pérez, un guardia civil solo conocido por una foto que se hizo viral en redes sociales antes de ganar la edición de 2020. O el modelo Jorge Díaz, que también resultó campeón, en su caso en 2016.
De los cuatro finalistas de este jueves, dos eran virtuales desconocidos antes de comenzar la emisión de Supervivientes 2022. Uno es Ignacio de Borbón, pariente lejano de la Familia Real española, y el otro es Nacho Palau, que saltó a los medios hace pocos años como expareja del cantante Miguel Bosé ,pero del que apenas se conocía su voz hasta ahora, al no haber concedido entrevistas en los medios de comunicación. Ambos enfrentan a dos profesionales de la telerrealidad, Alejandro Nieto y Marta Peñate, pero cualquiera de estos dos anónimos puede resultar ganador en la gala de este jueves.
Un Deluxe camuflado
Precisamente Nacho Palau es un ejemplo de cómo muchos concursantes aprovechan su estancia en el programa de supervivencia para hacer declaraciones inéditas a cámara sobre su vida personal. Mediaset es experta en camuflar dentro de sus formatos entrevistas exclusivas propias del periodismo del corazón, que normalmente ofrecería Deluxe, la edición nocturna de Sálvame. Muchos famosos que aparecen en Planeta Calleja aprovechan su participación en el programa de aventuras de Jesús Calleja para hacer declaraciones que nunca han hecho en una revista o un programa del corazón. Algo similar ocurre con Déjate querer, un espacio que en teoría se centra en dar sorpresas a seres queridos, y también pasa en Supervivientes.
Isabel Pantoja, Olga Moreno o Rocío Flores, personajes de cuyas vidas tanto se comenta en Sálvame, han hecho de forma indirecta en la isla de Honduras confesiones que jamás harían ante los colaboradores del espacio de La fábrica de la tele. Las ofrecen con cuentagotas a lo largo de su estancia en el concurso. Las de Palau, muy esperadas desde hace años por la prensa rosa, han sido uno de los alicientes de esta edición a punto de finalizar.
Las competiciones físicas siguen siendo la estrella del programa
A pesar del famoseo, las pruebas y competiciones físicas tanto individuales como en equipo siguen ocupando un lugar muy importante en el Supervivientes de Telecinco. Los participantes se someten a gincanas en la playa, complejos puzles, pruebas de cultura general y también de fuerza y resistencia, lo que ayuda a completar las muchas horas de emisión semanal del espacio. El año pasado, los responsables de estas competiciones explicaban a este periódico que hay un equipo de más de 20 personas dedicado al desarrollo, adaptación, puesta en escena y construcción las mismas, hechas a menudo de grandes estructuras que deben transportarse a estas minúsculas islas caribeñas. Es uno de los dos únicos países que las emiten en directo, comentaban entonces, lo que aumenta su dificultad a la hora de crearlas.
Prueba de que a la audiencia le engancha esta parte del programa es la noria infernal, uno de sus clásicos desde la edición de 2018. Dos aspirantes a premio deben agarrarse con piernas y brazos y sin caer al agua a una estructura que da vueltas a ritmo desigual y a la que acompaña un inquietante ruido mecánico. Desde que se incorporó a la edición de 2022, casi dos meses después del inicio de emisiones, la cuota de pantalla del programa ha subido.
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