Los Bafta premian la diversidad racial y sexual de la televisión británica

Los premios Bafta de la televisión británica han vivido este domingo su 67ª edición con una gala semipresencial en la que la mayoría de los galardones han reivindicado la diversidad de la pequeña pantalla del Reino Unido. La ganadora de la noche ha sido Michaela Coel, la británica de raíces ghanesas que ha sido reconocida como mejor actriz y ha conseguido hacerse con el premio a mejor miniserie por su trabajo en la comedia dramática Podría destruirte, de la que también es creadora.

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La serie aborda la historia de una mujer que intenta reconstruir su vida tras una agresión sexual, con momentos de humor negro. “No solo Arabella es alguien muy cercano a mí, sino que siento que representa a muchas mujeres que no se ven en la televisión. Es desordenada y no es perfecta”, dijo Coel entre lágrimas sobre su personaje en una entrevista posterior a los premios. Coel ha rendido homenaje a Ita O’Brien, la coordinadora de intimidad del programa encargada de hacer que el reparto y el equipo se sientan seguros durante el rodaje de escenas íntimas o de carácter sexual.

Tras haber conseguido el premio de mejor guion de drama, mejor edición y mejor dirección en las categorías técnicas falladas el 24 de mayo, su serie le ha arrebatado el premio de mejor miniserie a Small Axe, que partía como la favorita con un total de 15 nominaciones. La antología dirigida por Steve McQueen, que engloba cinco películas bajo su título, se ha conformado con el premio a mejor actor secundario, entregado a Malachi Kirby por su papel del activista Darcus Howe en Mangrove. En la categoría femenina, el premio ha recaído en Rakie Ayola por Anthony.

El joven Paul Mescal, mejor actor por su papel en la afamada Normal People, ha dedicado el premio a Daisy Edgar-Jones, a quien ha definido como la mejor compañera y una de las mejores personas que conoce. La pizpireta Aimee de Sex Education, Emmie Lou Wood, ha hecho gala de su espontaneidad al recibir la máscara dorada a mejor actriz de comedia, que ha querido romper en “pedazos virtuales” para repartirla con el resto de las nominadas. El premio a mejor actor de comedia ha recaído en otro joven, Charlie Cooper, por su interpretación en This Country.

Risas enlatadas

El público británico ha estado presente de forma virtual al aparecer a modo de videollamada conjunta en momentos puntuales, y ha elegido la actuación de Diversity en Britain´s Got Talent como el momento “imprescindible” del año. La diversidad, precisamente, ha sido la protagonista indiscutible de esta edición, puesto que, por obligación, desde este año todas las categorías deben representar a las minorías étnicas y sexuales del país. Algo que también se ha visto reflejado en los ganadores de los premios. Así, han obtenido reconocimiento títulos como Small Axe, que trata el racismo que sufrió la comunidad negra británica entre 1962 y 1989, programas de telerrealidad de la misma temática como The School That Tried To End Racism, o la proclamada como mejor serie internacional, Welcome to Chechenya: The Gay Purge, que trata la homofobia en esa región de Rusia.

El cantante y protagonista de la afamada serie It´s A Sin sobre el VIH en el Londres de los años ochenta y noventa, Olly Alexander, no solo abrió la gala con su interpretación de Starstruck en el exterior, sino que además entregó el premio a mejor programa de comedia junto a su compañera de serie, Lydia West.

La actriz protagonista de Schitt´s Creek, Catherine O´ Hara, ha escenificado uno de los momentos más irónicos de la noche al presentar el galardón de mejor evento en directo en diferido por videollamada, y desde Estados Unidos. El más emotivo ha corrido a cargo del músico Alexis Ffrench, quien ha puesto banda sonora con su Bluebird a piano al in memoriam para recordar los fallecimientos sufridos por el sector de la televisión británica entre el pasado 2020 y el primer semestre de 2021. Han caído en saco roto los intentos de los entregadores, premiados y el presentador Richard Ayoade, que estuvo al frente por segundo año consecutivo, de levantar la ceremonia con perlas de humor británico acompañadas por unas risas casi enlatadas dentro del plató del Television Centre de la BBC en Londres, sin alma y prácticamente vacío.