El inesperado proveedor de servicios en la nube: Lidl
La matriz minorista de Lidl ha lanzado una unidad IT que ofrece servicios en la nube a otras empresas. Ya factura 1.900 millones de euros anuales y emplea a 7.500 personas
En un mercado dominado por las grandes tecnológicas estadounidenses, Amazon, Microsoft y Google, se ha colado un extraño actor. Schwarz Group, cuya principal marca en España es Lidl y que también posee la cadena de supermercados Kaufland, ha creado una unidad que ofrece servicios IT a terceros. En España, este brazo digital tiene presencia en Barcelona, en unas instalaciones donde trabajan 700 especialistas, entre cuyos desarrollos se encuentra la app de fidelización Lidl Plus. A este hub se añade un centro de ciberdefensa recién inaugurado.
Pero el tamaño global de esta unidad IT, llamada Schwarz Digits, es mucho mayor. En ella trabajan unas 7.500 personas. Crece rápidamente y ya tiene entidad propia dentro del grupo alemán. A día de hoy, permite a empresas externas contratar almacenamiento y capacidades informáticas, que sirve desde sus propios centros de datos. En 2023, sus ingresos alcanzaron los 1.900 millones de euros.
Todo empezó con una necesidad interna. Hace años, las diferentes empresas del grupo tenían fórmulas distintas para cubrir sus servicios IT. La cadena de supermercados Kaufland (presente en Europa central) utilizaba SAP, mientras que Lidl tenía su propio sistema ERP, que intentó migrar a SAP aunque finalmente descartó la opción. Y en esta coyuntura: “Vimos que teníamos que llevar a cabo una transformación en nuestra compañía. Pensamos que teníamos que buscar un enfoque diferente y orientarnos hacia la nube”, cuenta Walter Wolf, CEO de Schwarz Digits. Concluyeron que necesitaban un servicio cloud para conseguir la escalabilidad y versatilidad que querían. “Somos minoristas y tenemos picos de actividad en días específicos, como Navidad o el Black Friday”, recuerda el directivo.
Cuando tomaron la decisión de llevar sus herramientas y aplicaciones a la nube estudiaron el mercado en busca de opciones. Para entonces la idea era contratar servicios cloud a un tercero. “Estaban los grandes proveedores estadounidenses y también los chinos. Y no vimos ninguna alternativa europea en términos de soberanía de datos, seguridad y otras áreas. Así que tomamos la decisión de construir nuestra propia nube”, explica Wolf.
Había que construir centros de datos, desarrollar infraestructura, software, adquirir equipos, contratar conectividad. En 2020 el sistema ya estaba listo y se subieron las primeras cargas de trabajo a la nube recién creada por la matriz de Lidl. Wolf explica el proceso: “Desarrollamos internamente [los servicios]. Los maduramos, los hacemos crecer, los escalamos. Y, en un cierto momento, si vemos que tienen valor diferencial, los podemos ofrecer en el mercado externo”.
Ahora no solo ofrecen servicios cloud, en diferentes modalidades, también herramientas de ciberseguridad, gracias a la compra de la startup israelí XM Cyber en 2021. Por ella desembolsaron 700 millones de dólares, una cifra que subraya el interés de la matriz en este campo. Además, al ser un grupo empresarial conocido en Alemania, su equipo de ventas tiene acceso a todo tipo de compañías. Entre sus clientes hay startups y entidades de gran calado, como el Bayern de Munich o el Puerto de Hamburgo (el tercero más grande de Europa).
“Supongo que tendrán buenos contactos y han pensado en intentar capitalizar toda la inversión que han hecho”, comenta Ignacio Cobisa, director de consultoría en la firma analista IDC. “Deben tener capacidad por encima de lo que necesitan y lo están poniendo en el mercado. Han hecho lo que en su día hicieron los grandes proveedores (Amazon, Google), que empezaron a buscar clientes fuera”.
El caso de Amazon fue el primero y es el más paradigmático. A principios de la década del 2000, la plataforma de comercio electrónico usaba servidores y tecnología de terceros. Pero tenía múltiples problemas para gestionar los picos de demanda de sus usuarios. Así que su equipo de IT desarrolló sus propias herramientas ajustadas a sus necesidades. Pronto se dieron cuenta del potencial y unos años después las ofrecieron en forma de servicio a empresas externas. Así nació AWS (Amazon Web Services). En 2023, esta división facturó 90.800 millones de dólares y había alcanzado la rentabilidad mucho antes que el negocio original de comercio electrónico.
“No estamos tan envalentonados como para decir que tendremos el mismo tamaño de Amazon”, apunta Wolf. “Pero tenemos un nicho específico de mercado y los clientes quieren tener algo como nuestra plataforma”.
La baza Europea
En 2022, el 72% del gasto en cloud dentro de la UE lo acaparaban Amazon, Microsoft y Google. Por detrás estaban otras estadounidenses, IBM, Salesforce y Oracle. Y después venían las primeras compañías europeas, las alemanas SAP y Deutsche Telekom (cada una con un 2% del mercado en ese momento).
Entre 2017 y 2022, los proveedores europeos de cloud se montaron en la ola de crecimiento de la tecnología. En conjunto, aumentaron su facturación un 167%. Pese a ello, su cuota de mercado cayó del 27% a solo el 13%. Esto da una idea de la porción del pastel que se llevaron las tres grandes compañías estadounidenses.
En los últimos años, la Unión Europea ha hecho hincapié en la importancia de contar con independencia tecnológica en ciertas áreas críticas. El campo del cloud es una de ellas. Con iniciativas como Gaia-X, la UE busca estimular el desarrollo de proyectos locales que sirvan de alternativa a las omnipresentes compañías estadounidenses. Cobisa ilustra esta motivación: “Si no somos capaces de proveernos ni mínimamente cuando ha habido una crisis de componentes, estamos en manos de terceros. Y con el sector del cloud puede pasar lo mismo”.
Esta factura europea es uno de los reclamos comerciales de la unidad tecnológica del grupo al que pertenece Lidl. “Todos nuestros centros de datos están en Alemania. Son nuestros, igual que los servicios que ofrecemos. El software lo hemos desarrollado nosotros con estándares de código abierto”, destaca Wolf. La compañía tiene cuatro centros de datos en Alemania y tiene previsto construir nuevas instalaciones.
“Tener el control sobre los datos, que los datos estén en un mismo país, con el contexto [geopolítico] que tenemos, es importante y se está promoviendo desde Europa”, señala Cobisa. Aunque el analista incide en que ya existen otras compañías europeas que ofrecen servicios en la nube, como United Internet OVHcloud.
A esta oferta se suma el refuerzo de los grandes proveedores estadounidenses, que se han lanzado a construir centros de datos en suelo europeo. Uno de sus motivos: cumplir con el RGPD, que dificulta el tratamiento de datos personales fuera de las fronteras de la UE.
En todo caso, se trata de un mercado en franco crecimiento. La proyección de IDC para 2024 es que los servicios de nube pública en Europa alcancen un volumen de negocio de 171.000 millones de dólares. Para 2027 serán 298.000 millones, lo que supone un incremento del 21% anual. Desde luego el bocado es jugoso.
Todavía hay más las empresas que prefieren conservar sus datos en sus propios servidores. Pero incluso estas miran hacia la nube. “Muchas empresas entran según van llegando a sus periodos de obsolescencia. Si invirtieron fuertemente en SAP para sus servidores hace tres años, a lo mejor dentro de dos años esos servidores ya no tienen las características necesarias para ser suficientemente seguros”, explica Cobisa. Y ahí las empresas tienen dos grandes opciones: “Renovar todo eso internamente o pensar que no me merece la pena y pedir que me lo haga un tercero en sus instalaciones, pero en nuestro país”, añade el analista. Y aquí es donde la baza europea juega un papel fundamental para atraer clientes.
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