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Programar sin necesidad de saber código: una tendencia disruptiva para educar o lanzar negocios

Las grandes tecnológicas apuestan por las herramientas que facilitan que los usuarios sin conocimientos avanzados puedan crear aplicaciones y páginas web

Ejemplo del funcionamiento de la herramienta de programación Webflow.
Ejemplo del funcionamiento de la herramienta de programación Webflow.Webflow

Las líneas de código que hay detrás de cada programa y aplicación móvil resultan incomprensibles para cualquier usuario ajeno a los lenguajes de programación. Hasta hace unos años, el desarrollo y el diseño web estaban reservados exclusivamente para desarrolladores. Ahora, cada vez más herramientas permiten que cualquiera pueda crear desde cero su propio software sin necesidad de saber escribir código, aunque tienen ciertas limitaciones. Grandes tecnológicas como Amazon, Google y Microsoft han lanzado distintas herramientas para facilitar esta labor a usuarios y empresas. Forbes ya ha calificado el desarrollo sin código como la tendencia más disruptiva de 2021.

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Las plataformas que permiten desarrollar software sin escribir código utilizan un lenguaje visual. Los usuarios ya no tienen que escribir las instrucciones sobre cómo quieren que se ordene el contenido en su página web. En su lugar, pueden seleccionar distintos módulos que le dicen a la web cómo debe comportarse. En el ejemplo de la imagen, basta con arrastrar al espacio central las características que queremos que tenga el gato y las acciones que queremos que realice. Es una opción para principiantes que funciona simplemente con arrastrar y soltar elementos.

Ejemplo del funcionamiento de la herramienta de programación para niños Scratch.
Ejemplo del funcionamiento de la herramienta de programación para niños Scratch.Scratch (Scratch)

Este tipo de sistemas basados en un lenguaje visual son los que se utilizan para iniciar a los niños en el desarrollo de software. Scratch, Code.org, Arduino y Roblox son solo algunos ejemplos de lenguajes sin código orientados a niños. Convierten la programación en un juego en el que el usuario puede ver en el momento cómo va cambiando el resultado dependiendo de las instrucciones que seleccione.

El llamado movimiento no-code (sin código, en español) está enfocado a usuarios que no tienen formación en programación y que buscan trasladar una idea al mundo virtual de la manera más rápida posible y sin un desarrollador que diseñe algo a medida. Este fue el caso de Diego Matheu, consultor de formación de Barcelona, que durante el confinamiento del primer estado de alarma desarrolló por su cuenta un software para empresas.

Matheu no tenía conocimientos sobre programación ni tampoco un equipo de desarrolladores que pudieran trasladar su idea a una app. Así que lo hizo por su cuenta. “La única opción es reinventarse y digitalizarse, y hoy en día es mucho más fácil de lo que parece”, cuenta. El software que desarrolló está pensado para que empresas y profesionales puedan poner en común sus procesos de aprendizaje.

En los últimos años, las grandes tecnológicas han seguido dando pasos para profesionalizar esta forma de diseñar aplicaciones y webs. A mediados de 2020, Amazon presentó Honeycode, su plataforma para desarrollar distintos tipos de software sin escribir código. Unos meses después, Google recorrió el mismo camino presentando Appsheet, que permite crear una app directamente desde las hojas de cálculo de Google. Según explicó la compañía en el lanzamiento, la herramienta analiza la estructura de datos de la hoja de cálculo y programa un prototipo de aplicación para el usuario.

Más allá de las creadas por las grandes tecnológicas, existen multitud de herramientas, algunas muy populares, que apuestan por esta filosofía de ponérselo fácil al usuario a la hora de programar. Una de ellas es Webflow, que permite construir páginas seleccionando y arrastrando elementos, a la vez que muestra cómo se modifica el código en tiempo real. Es una de las herramientas que más utilizan en Abanca. “Permite realizar auténticas maravillas de páginas con un conocimiento mucho más reducido y una simpleza y velocidad no vistas hasta ahora”, asegura la compañía en uno de sus blogs.

El uso de estas herramientas dentro de las empresas ayuda al equipo de desarrollo de tecnología pero también facilita que los empleados que no tienen esta formación técnica puedan crear sus propias plataformas. Por ejemplo, el equipo de ventas puede crear por su cuenta una herramienta para proporcionar recomendaciones de productos a los clientes. “Estas plataformas tienen el potencial de hacer que el desarrollo de software sea hasta diez veces más rápido que con los métodos tradicionales”, asegura la consultora Deloitte.

Las limitaciones de programar sin código

Técnicamente se puede crear una app o una web sin ser programador aunque sí es necesario pensar como uno de ellos. Cristian del Amor, programador freelance, señala que es importante “entender la lógica y las reglas que hay detrás del diseño que se está haciendo”. “Estas plataformas pueden funcionar muy bien para expertos que quieren crear prototipos básicos en poco tiempo, pero no tanto para alguien que no sepa absolutamente nada sobre programación y quiera diseñar una página de la nada. Es muy posible que en ese caso surjan problemas que no sepas resolver porque no entiendes qué hay detrás de lo que estás haciendo”.

Siempre hace falta algo de código, incluso para programar sin código. Los desarrolladores que crearon estas herramientas y diseñaron los módulos tuvieron que hacerlo de forma tradicional: escribiendo el código. También es necesario recurrir a programadores profesionales si el usuario necesita un desarrollo más elaborado. “Desde luego son imprescindibles cuando la cosa se complica. Si quieres algo muy básico quizá puedas hacerlo con módulos. En cuanto necesites algo más personalizado o exclusivo, te va a hacer falta un programador “, asegura del Amor.

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