“España debe potenciar las ‘scaleups’, startups que pasan al nivel siguiente”
Javier Megias cofundó Startupxplore, una comunidad en la que los inversores con experiencia invitan a los novatos a acompañarles en sus apuestas. Ahora dirige el programa de startups en Fundación Innovación Bankinter
Javier Megias (Valencia, 1975) se estrenó como inversor ángel hace 12 años. Como no tenía experiencia en analizar inversiones, sus dos primeras apuestas fueron un fracaso. Su suerte cambió cuando empezó a coinvertir con personas que sí tenían recorrido en ese terreno. Se dio cuenta de que su problema era algo generalizado en España y en Europa y decidió juntarse con otro inversor, Nacho Ormeño, para crear una solución: Startupexplore. Su misión es ofrecer a personas que no tienen tiempo para analizar posibles inversiones la posibilidad de participar de forma conjunta en las de inversores con experiencia, en las que la propia plataforma también invierte.
Hoy, Startupexplore es una comunidad que reúne a más de 20.000 inversores registrados y a más de 17.000 emprendedores, aceleradoras y otros actores del ecosistema, y con 30 inversiones cerradas hasta el momento, según datos de la plataforma. Ha pasado de ser en sí misma una startup, a un negocio rentable con un crecimiento sostenido. Es el momento perfecto para que Megias abandone el barco y se enfrente a un nuevo reto, ahora como director del programa de startups en Fundación Innovación Bankinter.
- P. ¿Cuál es su rol en Fundación Bankinter?
- R. El foco del área de startups es generar impacto positivo en el sistema económico de España, ayudando a crear y potenciar empresas. Estas necesitan capital, así que, aunque la Fundación en sí no invierte, tenemos el apoyo del brazo de capital riesgo del banco para colocar sus recursos en los entornos donde Bankinter tiene presencia, que son España y Portugal. Mi misión, además de invertir, es desarrollar nuevas iniciativas.
Uno de los grandes desafíos que tengo para los próximos meses es crear un programa para scaleups: las startups que logran dar el salto a la siguiente fase. Estas empresas son las que realmente mueven la aguja del empleo y del impacto en España. Son clave desde el punto de vista de país y, sin embargo, hay muy pocos recursos, conocimientos y experiencia a los que puedan acceder para seguir creciendo: pasar de 20 a 500 empleados, evolucionar la estructura de la organización y desarrollar una buena cultura, generar un proceso de ventas repetible o afrontar las siguientes rondas de financiación...
- P. ¿Cómo seleccionan a sus invertidas?
- R. Analizamos decenas de compañías todas las semanas. Hacemos el clásico proceso de cualquier grupo inversor y tenemos ánimo no solo de hacer una primera inversión inicial sino de acompañar a los emprendedores en el camino. Otro diferencial es que no tenemos límite a priori en el importe que podemos invertir en cada empresa. Además, al ser una fundación, independientemente de si las seleccionamos o no, intentamos aportar valor a todas las compañías con las que tenemos interacción. También tratamos de potenciar la coinversión y tenemos relación con todos los fondos nacionales e internacionales.
- P. ¿Qué criterios siguen?
- R. Hay una cosa difícil de percibir cuando estás en el lado emprendedor y no se le da el peso suficiente. Siempre se dice que los inversores le damos mucha importancia al mercado, pero es por un motivo: el mercado es absolutamente crítico no solo para que los inversores hagan sus múltiplos sino porque hay grandes negocios que, dirigidos a malos mercados, no funcionan. Le damos un exquisito peso al equipo, pero sobre todo a entender cómo está estructurado el modelo de negocio. Esto es crítico.
- P. ¿Por qué?
- R. El modelo de negocio genera ciclos virtuosos o ciclos negativos en la compañía. Partimos de la idea de que estos pueden evolucionar. No se trata de que tengas un modelo de negocio que necesariamente monetice desde el primer día sino de entender cómo va a ayudar al crecimiento de la compañía. A mí lo que me interesa mucho cuando analizamos un modelo de negocio es qué va a generar. Por ejemplo, en una startup muy enfocada en personalizar viajes, el hecho de que cuanto más trabaje con un cliente más personalización genere es una barrera de salida para dicho cliente y una ventaja para la empresa, ya que será más complicado que este se vaya a buscar a otro proveedor que tenga que aprender de cero sus gustos.
- P. ¿Invierten en algún sector en específico?
- R. Somos agnósticos en ese sentido, y definitivamente no somos un proyecto de capital riesgo corporativo: no solo invertimos en cosas que tengan que ver con el banco. Si funciona para el banco, fenomenal, pero ese no es un requisito que nos influya.
- P. ¿Algún requisito de impacto social?
- R. No, pero entendemos que la mejor forma de generar impacto en la economía es crear compañías que crezcan y se conviertan en referentes de la nueva economía, que generen empleo y valor en las ciudades donde operan.
- P. En el congreso anual de Big Ban Angels habló de los sectores más punteros, ¿cuáles son?
- R. Fintech, pese a lo que dicen algunos, todavía tiene recorrido. Movilidad y logística siguen creciendo. Viajes y turismo es el tercer sector en la lista, pero llama la atención que en un país con tanto foco en el turismo no esté en el primer o segundo puesto.
- P. ¿Dónde se necesita invertir más?
- R. Hay grandes oportunidades en todo lo relacionado con los viajes y el turismo, la salud y la tecnología agrícola y de alimentación, que van a tener mucho impacto en los próximos años.
- P. ¿Y la sostenibilidad?
- R. Haría una lectura lateral. Hay que incorporarla en todos los proyectos. Es una dimensión que debería estar presente en todo lo que hacemos.
- P. ¿Cuáles cree que son los puntos débiles del ecosistema emprendedor en España?
- R. Tenemos dos desafíos: uno es potenciar o fortalecer y hacer más madura la capa de inversores ángel por el gran desafío de que los emprendedores puedan captar inversión en las fases más tempranas, donde más turbulencias hay. El otro es potenciar las scaleups: cómo hacer que los emprendedores crezcan de la forma más sensata posible, a veces a una velocidad endiablada pero dando los pasos correctos.
- P. ¿Cómo afecta la desaceleración de la economía española al sector?
- R. Lo que dicen los datos es que los tamaños medios de operación han bajado un tanto y que, por primera vez, el monto global de dinero que ha movido la inversión en España no ha crecido. Sin embargo, ha aumentado el número de operaciones de menor tamaño, algo positivo. Hay menos megarrondas de financiación de más de 50 millones de euros y más rondas de entre uno y diez millones. Para la realidad del ecosistema español este tipo de crecimiento es más sano. Las rondas pequeñas desembocarán en rondas mayores y supondrán más incorporaciones a la fase scaleup. Por ello, mi mensaje es positivo. Aunque se hable de que pueda venir una cierta desaceleración, este sector es contracíclico.
- P. ¿Algún pero?
- R. Uno es falta de experiencia a la hora de diseñar una cartera de inversión. Hay una moda entre los inversores ángel de hacer dos grandes apuestas cuando deberían aspirar a un mínimo de diez operaciones en un plazo de cinco años. Por otra parte, una tendencia peligrosa en Europa y en EE UU, de momento ausente en España, es que cada vez hay menos inversión en empresas en fase semilla [que ya cuentan con un producto terminado y un modelo de negocio definido y puesto en marcha]. Hay dos posibles explicaciones: que muchas no se reportan o que muchos inversores han ido retrasando su inversión a fases más seguras. El problema es que esto es un embudo y, si dejamos de regar la inversión en fases más iniciales, habrá sequía de compañías para inversiones en fases más avanzadas.
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