España se suma a un proyecto europeo de rastreo de móviles para después de la cuarentena
Las diferentes administraciones nacionales han lanzado ya siete aplicaciones centradas en aliviar las llamadas a los servicios de emergencia
España ya piensa en cómo será la app que nos saque de casa en la postcuarentena. La Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial anunció este lunes su participación en un proyecto europeo originado en Alemania llamada PEPP (siglas en inglés de Rastreo Paneuropeo de Proximidad para Preservar la Privacidad). Su objetivo es rastrear los contactos de los teléfonos por bluetooth para detectar quién ha estado cerca de alguien que luego ha dado positivo.
Estos sistemas de rastreo de contactos funcionan así: cada teléfono emite y recoge códigos de teléfonos cercanos cada 15 minutos, que se almacenan en dos listas, códigos enviados y códigos recibidos. Ninguna lista estará ligada a la identidad del usuario. Cuando alguien dé positivo, su lista de códigos enviados será subida a un servidor, que la retransmitirá para el móvil de cada usuario compruebe en su lista de códigos recibidos si ha estado en contacto con ese infectado.
Este tipo de rastreo no es una solución mágica ni está claro que funcione. Singapur la probó y ahora están en cuarentena. Pero en el país asiático solo el 20% de la población se descargó la aplicación. Para lograr que estas iniciativas lleguen al mayor número de teléfonos posibles y sea más efectiva, Apple y Google anunciaron este fin de semana una colaboración inédita. La idea es hacer un protocolo global y facilitar que esas apps que permitan rastrear los contactos se incorporen a los móviles cuando se actualicen sus sistemas operativos, previa aceptación del usuario.
Los dos gigantes tecnológicos crearán el protocolo para facilitar la instalación de las apps, pero estas serán nacionales. En España, fuentes de la Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial dicen que estarán a punto cuando Sanidad les pida esta solución: “Tendremos la tecnología lista para lo que haga falta”, dicen. “Estamos observando activamente y preparados para facilitar todas las opciones tecnológicas que las autoridades sanitarias decidan o no poner en marcha”, añaden. Por ahora, no hay en marcha ningún plan concreto, admiten.
El día en que España apueste por este sistema deberá contar con la iniciativa privada. “El Gobierno no tiene desarrolladores de apps”, advierten estas fuentes. Reino Unido ya ha anunciado un piloto con una aplicación similar, aunque Apple y Google no tendrán a punto su primer sistema hasta mediados de mayo. La app británica será voluntaria, funcionará también a través de bluetooth y el Gobierno alertará a quien esté en riesgo de que debe ponerse en cuarentena. Este sistema centralizado no es la única solución. También puede dejarse en manos de los ciudadanos decidir qué hacer cuando el móvil les avise de que ha estado en contacto con un infectado. El debate de fondo es cuánta privacidad estamos dispuestos a ceder para ayudar a resolver la crisis.
La iniciativa de Google y Apple genera más dudas. Si las dos compañías que controlan la mayoría de móviles del mundo introducen el rastreo por bluetooth, este se usará ahora para combatir la pandemia, pero es posible que más adelante se utilice para fines menos constructivos. Las compañías insisten en que lo desmantelarán una vez pase la pandemia.
Falta de concentración de recursos
En España hay al menos siete apps activas sobre el coronavirus. Su función central es el aliviar el número de llamadas a emergencias. La primera que llegó fue StopCovid19, de la Generalitat catalana, el 18 de marzo. Lleva más de medio millón de descargas en Android, pide la localización permanente a sus usuarios y publica un mapa de dónde la gente se hace más tests para ver posibles focos.
El 23 de marzo llegó Coronamadrid, que fue una iniciativa del gobierno autonómico y se convirtió en el piloto de la app nacional, Asistencia Covid 19. La app nacional está desplegada desde el 5 de abril en cinco comunidades: Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura y Asturias. Las otras tres comunidades que tienen app propia son País Vasco, Navarra y Comunidad Valenciana. De todas estas, solo la madrileña tiene más de 50.000 descargas. Algunas llegaron cuando el estado de alarma llevaba semanas en marcha, el riesgo era menor y la presión por descargarlas había bajado.
Alguna de estas apps tiene pretensiones de convertirse en algo más. La vasca aspira a que los más de 10.000 ciudadanos que se la han descargado expliquen quién está en sus círculos de amigos –incluido el txoco, la cuadrilla y el pintxo pote. Así si alguien resulta infectado, el Gobierno puede avisar a su círculo. Pero es improbable que sea muy eficaz con ese número de descargas y sin ser obligatoria esa comunicación.
Todas estas apps replicadas dan una idea de la falta de concentración de recursos: en España hay seis aplicaciones que hacen lo mismo. La Generalitat catalana tiene además una segunda app, ConfinApp, con entre 1.000 y 5.000 descargas, que de momento es eminentemente informativa.
Este es el panorama de apps existentes. Solo la catalana ha tenido un éxito razonable, aunque sus descargas ronden solo el 10% de los ciudadanos de la comunidad. También es la única que rastrea al ciudadano que da permiso. Ninguna más usa el GPS del móvil de manera obligatoria. Las voces alarmistas que auguraban un rastreo incesante de los españoles no se han cumplido.
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