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“Mi familia me necesita desconectado”

Los lectores opinan sobre el derecho a la desconexión con las cartas que enviarían a sus jefes para pedirles que no les molesten en su tiempo libre

Albert Garcia

Los lectores de IDEAS han enviado las cartas que mandarían a sus jefes pidiéndoles que les permitan desconectar del trabajo. Estas son algunas de las cartas seleccionadas por el equipo de IDEAS de entre todas las que han mandado los lectores. Las misivas son completamente anónimas.

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1. “Mi punto de vista sobre una magnitud olvidada”

Curiosa magnitud el tiempo, cuando nacemos la única cosa que todos los seres humanos tenemos es “tiempo“ y es que el tiempo es, sin duda, el mayor activo de nuestra vida. [...] Está claro que el tiempo que tenemos significa cómo llenamos la vida finita que vivimos y al pararnos e invertir tiempo en reflexionar un poco sobre esto, vemos que de repente esta realidad escondida cobra una importancia notable. La primera conclusión es por lo tanto que aunque relativo, el tiempo es muy valioso. [...]

Intercambiamos tiempo por ayudar a otros de manera altruista, porque consideramos que es lo correcto, lo justo. Intercambiamos tiempo porque queremos algo a cambio. Intercambiamos tiempo por imposición externa o por placer y por supuesto, intercambiamos tiempo por dinero.

A este último intercambio lo llamamos trabajo y cada uno lo valora de manera distinta según sus capacidades y situación, algunos incluso tenemos suerte y hasta nos gusta intercambiar parte de nuestro tiempo por dinero mediante nuestro trabajo, otros no tienen tanta suerte y pasan su vida intercambiando tiempo por dinero en trabajos que odian. Es una necesidad. De algo que hay que vivir para poder invertir la otra parte del tiempo que tenemos en lo que realmente amamos.

Y aquí es donde llegamos al tema que nos compete, ¿hasta qué punto debemos invertir tiempo en trabajar y en qué condiciones? Es más, ¿deberíamos usar nuestro tiempo en trabajar sin remuneración en aras de un bien común empresarial, de un sentido del deber, por compañerismo o por miedo a las consecuencias? Sin duda, como todo lo relacionado con este asunto es relativo, ya que depende, como decía la principio, de nuestra situación personal, valores y gustos.

Pero aun relativo, todos debemos decidir y decidimos cada día sobre esta cuestión cuando trabajamos en una empresa, desde el trabajador más humilde hasta el directivo más encumbrado tienen la misma disyuntiva. Por ello, y aquí llega la tercera conclusión: si todos tenemos el mismo problema con el tiempo y el trabajo, deberíamos valorar y defender el tiempo de los demás como si fuese nuestro, pues puede que mañana nuestro tiempo dependa de otro y seguramente querríamos que lo valorase.

En España el contrato a tiempo completo implica intercambiar unas 40 horas semanales de nuestro tiempo por dinero, en otros países los tiempos difieren, pero en general cuando la empresa puntualmente, debido a un pico de trabajo, requiere que le dediquemos más tiempo normalmente el trabajador no se opone y lo hace. [...] Se dice que hay empresas sectores y convenios que incluso regulan y pagan este tiempo añadido y lo llaman “hora extra”, sin embargo yo no he tenido el gusto de conocer este concepto en todas las empresas por las que he pasado durante mi vida laboral.

No me arrepiento de ello, porque el ceder voluntariamente mi tiempo, fuera de mi horario laboral siendo esto una decisión no coaccionada y libre es justamente esto, una decisión personal tan legítima como el que decide no hacerlo.  [...] Además, me siento orgulloso de decir que a ninguno de mis compañeros se le caen los anillos con este asunto y eso se llama implicación y sentido de la responsabilidad; valores que también puedo ver cada día en todos y cada uno de los pequeños detalles de su buen trabajo.

Lo que motiva esta carta, es un sentimiento profundo de hartazgo provocado por una injusticia oculta debajo de la alfombra, donde a pesar de las múltiples quejas formales e informales formuladas a la Dirección durante años, nadie hace caso, es más, más bien se trata de silenciar por cualquier medio, incluidos la coacción y la amenaza: la cultura del miedo. La solución al problema, no es una retribución económica por el servicio, es más bien la implantación de un departamento con turnos de trabajo como hacen otras empresas similares en tamaño.

Durante los 8 años que he realizado guardias religiosamente llamadas inoportunas más, menos, o no justificadas me han robado abrazos, besos, sueño, tranquilidad, risas, momentos con mis amigos, momentos con mi familia y libertad para hacer ciertas cosas. Esto no se puede recuperar, pero no me arrepiento, porque aunque sabiendo que no estaba bien, acepté esto como una inversión en mi futuro laboral, por supuesto y por ende por el bien de la empresa y con la esperanza de que cambiara, que evolucionase, como lo han hecho otras empresas de su entorno.

[...] Ahora se nos ha obligado a incrementar los servicios que damos en las guardias (la tecnología avanza pero las condiciones laborales se ve que no), las cosas han empeorado más si cabe, ahora la empresa requiere MÁS DE MI TIEMPO PERSONAL sin nada a cambio, da lo mismo cuanto, da lo mismo si es poco o mucho, aquí lo importante no es la cantidad, es el hecho, el “porque sí“, no hay discurso fundamentado, sólo hay falta de respeto por nuestro tiempo. [...]

La semana pasada le comentaba a nuestro jefe que mi negativa a realizar guardias a raíz del cambio anterior estaba fundamentada en mis principios y esto es lo que os he transmitido. Si no me niego a esto, ¿en que me convierto? Si no le tengo respeto ni siquiera a mi tiempo, ¿le tengo respeto a mi vida? Si no tengo respeto al tiempo de los demás, ¿le tengo respeto a su vida?

Albert Garcia

2. “Mi familia me necesita libre”

Trabajar junto a usted es muy importante, pero mi familia me necesita libre y desconectado en mi tiempo libre. 

3. “Valoren su tiempo”

Me parece curioso, por calificarlo de alguna manera, toparme con "desconectar del trabajo" porque fue exactamente lo que hice el viernes.

A continuación queridos lectores, explicaré el proceso que yo misma seguí para "desconectar del trabajo":

1. Decirle a mi jefe que a partir de hoy iba a dejar el móvil en la oficina después de acabar. 

2. Dejar el móvil.

PD: Valore su tiempo, porque nadie lo hará por ustedes.

Albert Garcia

4. “Que ocho horas no sean 24”

Poder desconectar es fundamental para el buen desempeño profesional y para el bienestar personal, y un buen jefe ha de comprenderlo. La multitarea es una mentira y una receta para el caos. 

En definitiva, si quieres que trabaje productivamente 8 horas y que mi dedicación sea incuestionable, he de dedicar el resto de las horas que componen el día a otras tareas, a otras personas, a mí mismo. Que ocho no sean 24.

5. “Que durante mi tiempo personal se respete mi privacidad”

Mi lema: no tengo inconveniente en ocuparme de un tema urgente y soy el primero en trabajar de noche o en fin de semana, pero cuando los temas urgentes se convierten en hábito algo falla en la organización. De la misma manera que durante el tiempo de oficina me concentro al 100% en mi trabajo espero que durante mi tiempo personal se respete mi privacidad. 

Mi actuación: a partir de las 19.00 no se contesta el móvil de la oficina salvo que sea una persona con la que te une mucha confianza y que sabes que si te llama es porque tiene un problema. Lo mismo aplica al correo electrónico. 

6. “Las horas extraordinarias se pagan”

A mi jefe le recordaría mi horario de trabajo y amablemente el salario. También le recordaría que las horas extraordinarias se pagan y cotizan a la Seguridad Social.

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