_
_
_
_
PANTALLAS TÁCTILES

Teclas en relieve que aparecen y desaparecen de la pantalla del móvil

Un gel adaptable a las pantallas de los teléfonos y las tabletas consigue crear en segundos teclados en tres dimensiones

José Manuel Abad Liñán

La vista ha ganado la partida al tacto. Los usuarios de móviles ya se han acostumbrado a tocar teclas inexistentes sobre las superficies planas de sus dispositivos. Los teclados físicos desaparecieron para dejar sitio a pantallas cada vez más grandes. Hay nostálgicos de los botones, pero no es para ellos para quienes han trabajado seis investigadores de la Universidad Técnica de Berlín: acaban de crear una capa transparente y flexible para pantallas que crea un teclado físico, en relieve y pulsable, como los de los viejos tiempos. Además, es temporal. Si se desea, desaparece. Y es compatible con las pantallas táctiles resistentes actuales, como las de muchos móviles y tabletas.

El equipo ha pensado en la necesidad de usar pantallas por ejemplo en los automóviles, una tendencia creciente con los navegadores y el aumento de controles. Como apartar unos segundos la vista de la carretera puede acarrear consecuencias desastrosas, los investigadores apuestan por recuperar la información háptica, la que ofrece el tacto, y que, con tocar una pantalla con los dedos, el conductor reciba la sensación física de haber pulsado de verdad un botón, sin tener que mirar para ver si el dispositivo emite una confirmación visual. "Los conductores pueden poner música, cambiar de canción, pararla y cambiarla, sin apartar la vista", afirma el artículo del estudio.

La clave del prototipo está en un gel inteligente, GelTouch, una muestra de que algo se mueve en un nuevo campo de investigación: los interfaces hombre-ordenador orgánicos y flexibles. 

Emerge de la superficie toda una señora tecla o cualquier forma caprichosa: el equipo ha presentado un pequeño joystick para el pulgar

El dispositivo, aún con una apariencia rudimentaria, consiste en una película de este gel transparente de dos milímetros de grosor. El material viscoso se vuelve 25 veces más rígido cuando se encuentra por encima de los 32 grados, así que basta con aplicarle ese calor justo en la parte de la superficie en la que se desee y, voilà, ahí nace una pequeña elevación sólida, que desaparece cuando el gel se enfría de nuevo. De este modo emerge de la superficie toda una señora tecla, o un texto en relieve —pensemos en el braille— o cualquier forma caprichosa: el equipo ha presentado varias propuestas como los thumbstick (un pequeño joystick para el pulgar) o un control deslizante para hacer scroll o subir y bajar, por ejemplo, el volumen de una canción.

David Lindlbauer y Robert Walter, dos ingenieros del equipo que ha creado GelTouch, presumen por teléfono de otra de sus capacidades: el mismo prototipo sirve para que aparezcan diferentes teclados o formas cuando se desee. Aunque ya ha habido otros intentos de crear teclados temporales, este aporta esa ventaja y otra añadida: el gel recuperar su apariencia transparente en cuanto se enfría. Además, se pueden lograr resoluciones enormes: "Creemos que podemos alcanzar elevaciones de un solo píxel [táxel es el palabro que define esos píxeles físicos], pero tenemos que mejorar los mecanismos que aportan calor".

Dicho de otro modo: el siguiente avance no dependerá de mejorar la precisión del gel, sino de reducir al mínimo las pequeñas resistencias eléctricas que le aportan el calor. Además, el gel no se fatiga de pasar del estado semilíquido al rígido. Los creadores del GelTouch refieren pruebas de hasta 1.200 activaciones en las que no se pierde ninguna propiedad.

Ahora el frío es lo que importa

Además de la dificultad del tamaño de las resistencias, el equipo tiene que seguir trabajando en la refrigeración, esto es, en que el gel pierda rápidamente calor para que los táxeles desaparezcan: "En nuestro prototipo", explica David Lindlbauer, "apenas necesita unos pocos segundos, pero es difícil saber cuánto tiempo necesita el teclado para desaparecer por completo. Su activación suele ser más rápida, y depende de cuánto calor podamos aplicar por unidad de tiempo. La desactivación, sin embargo, ahora mismo es pasiva: el gel tiene que enfriarse por sí mismo".

Otra pega del dispositivo es cómo regula el calor para que el gel no se caliente excesivamente. También hay que mejorar la rigidez que alcanzan las teclas, con todo más blandas que las de un teclado físico convencional.

En su versión actual el prototipo está pensado para una pantalla de siete pulgadas y presenta teclas de 11 por 11 milímetros, aunque "no hay limitaciones en cuanto a tamaño", asegura el investigador. El artículo ha sido aceptado para que, en noviembre, se presente en un simposio internacional especializado en nuevas interfaces en Charlotte (Carolina del Norte, EE UU) donde esperan suscitar el interés de la industria. Ya cuentan con experiencia con el compuesto del gel, el óxido de indio y estaño, un material transparente y conductor. "Con este proyecto empezamos a trabajar hace nueve meses, pero ya creamos un mando a distancia transparente el año pasado", afirma David Lindlbauer, que no ve "muy razonable" incluirlo en las pantallas de móviles, tabletas y controles de los coches sin encarecerlas: "Los materiales son muy sencillos y, además del óxido de indio y estaño podemos trabajar con otros materiales. No somos expertos en producción, pero el coste de material no supone un problema".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Manuel Abad Liñán
Es redactor de la sección de España de EL PAÍS. Antes formó parte del Equipo de Datos y de la sección de Ciencia y Tecnología. Estudió periodismo en las universidades de Sevilla y Roskilde (Dinamarca), periodismo científico en el CSIC y humanidades en la Universidad Lumière Lyon-2 (Francia).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_