Android se hace consola
La conexión de la videoconsola Shield enlazará con los servicios de Google
Definitivamente, 2013 es el año de las videoconsolas. A las grandotas Playstation (Sony) y Xbox One (Microsoft) se añadirán Ouya —de propiedad cooperativa— y Shield (Nvidia). Y a ellas se podría sumar la Wii U (Nintendo), presentada a finales del pasado año. Y todo ello en un entorno en el que bajan las ventas de la industria del videojuego (aunque con tanto anuncio para este año se espera un crecimiento del 6%).
En la pasada conferencia I/O de Google, el fabricante de chips para juegos Nvidia presentó su propia miniconsola, la Shield, que se diferencia de todas ellas en que funciona con Android. El sistema operativo de Google salta de las tabletas y los smartphones a otro aparato. Toda una experiencia.
En principio, su potencia y un gran catálogo de juegos son las bazas de Shield, la consola portátil que se estrenará oficialmente en la próxima feria del entretenimiento electrónico de Los Ángeles, la E3.
Al igual que la miniportátil o 3DS, la pantalla se despliega con un mecanismo de bisagra. Sin embargo, no es de doble pantalla, ni tampoco tiene tecnología de tres dimensiones como la de Nintendo. La Shield se desdobla en un mando y una pantalla de cinco pulgadas con alta definición para que los juegos brillen. A esto se le suma el procesador Tegra 4 de Nvidia, habitual en las tabletas de gama alta.
Es una consola que competirá más por quitar fieles de Nintendo, más dedicados al ocio casual y familiar, que a la Playstation Vita de Sony.
El precio de Shield es levemente superior, 349 dólares en Estados Unidos (269 euros) a la 3DS, pero el catálogo mucho mayor. Shield se conectará a Steam, una plataforma por suscripción de juegos online que ha prometido desarrollos propios para este formato. Ya permite utilizar todo el catálogo de Google Play, alrededor de 100.000 títulos. Esto quiere decir que se puede disfrutar de clásicos como Angry Birds o la fiebre del Candy Crush, pero que le sobra capacidad técnica para juegos más exigentes.
La primera sensación de la máquina es similar a la de tener la versión grande del mando de la Xbox. La ventaja es que en su interior se esconde una generosa batería, que promete hasta 20 horas de juegos lejos del enchufe. Una proeza y un hito frente a las seis que como mucho ofrece un móvil o las cuatro de las consolas portátiles.
Lo más interesante del experimento de Shield es que es tan flexible como un móvil o una tableta con Android, es decir, que a la vez que se juega se puede usar para consultar el correo, las redes sociales, leer o abrir cualquier otra aplicación de Android. El problema que se encontrará Shield es el mismo que el resto de las miniconsolas: su pantalla es ya igual o menor que la mayoría de los smartphones, pero abulta, pesa y cuesta más. Su éxito está por ver, pero al margen del éxito de su fabricante, Nvidia, el hecho es que Android ha ampliado su campo a un aparato más de la casa.
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