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Google ofrecerá publicidad en función del comportamiento de los usuarios

El buscador almacenará en su base de datos información sobre qué se visita, cuándo y para qué

Google quiere convertir la publicidad en información. La empresa que está detrás del buscador más utilizado de Internet anunció anoche el lanzamiento de un nuevo sistema de gestión publicitaria cuyo objetivo es personalizar los anuncios que se ofrece al internauta en virtud de las páginas web que visita y de cómo actúa en ellas.

Su objetivo declarado es hacer los anuncios "más interesantes", convertirlos en un elemento atractivo para el internauta y que le genere valor añadido tanto a él como al anunciante.

El nuevo servicio, que ha comenzado a funcionar a pequeña escala con algunos anunciantes de Estados Unidos y que aún se encuentra en periodo de pruebas, se basa en unos pequeños archivos llamados cookies y cuya misión es almacenar información sobre las páginas que se visitan: dirección, hora de entrada y salida, enlaces que se pinchan, etcétera. Dicha información, que normalmente se almacena en el navegador (el programa que posibilita navegar por Internet), será tratada por Google con el fin de segmentar los gustos y necesidades de cada uno de los usuarios de sus servicios.

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De esta manera, si un internauta suele entrar en YouTube a ver vídeos de determinado grupo de música, los anuncios que se le muestren al visitar la red de sitios web de Google tendrán relación con sus gustos. Además, el sistema podrá ofrecer publicidad de páginas que ya ha visitado previamente. Así, si otra persona compra un billete de avión a Barcelona el sistema lo recordará y le ofrecerá ofertas afines en un futuro.

En este punto radica, precisamente, la diferencia entre el sistema actual y el nuevo. Hasta ahora, Google ofrecía publicidad contextual relacionada con el sitio que en ese momento el usuario visitaba o con una determinada consulta realizada en el buscador. A partir de hoy, se tendrá en cuenta, además, el historial del internauta.

Google implantará el sistema no sólo las páginas que son de su propiedad (el propio buscador, Gmail, Blogger, etc.), sino también en aquellos que hacen uso de su programa de anuncios AdSense, lo que supone decenas de millones de páginas web en todo el mundo.

No en vano, AdSense es el servicio publicitario más importante de Internet y la gran vía de ingresos de la empresa californiana. Hace justo un año, Google se convirtió en el rey absoluto de la publicidad en la Red al recibir el permiso de las autoridades de la competencia europeas y estadounidenses para la adquisición de DoubleClick. La compra, que se anunció en 2007, supuso un desembolso de más de 3.000 millones de dólares en efectivo, unos 2.300 millones de euros al cambio de entonces.

Privacidad en peligro

Desde Google justifican el nuevo sistema como una manera de mantener la gratuidad de los servicios en Internet. "El usuario debe entender que la publicidad estará ahí sí o sí", ha asegurado a ELPAÍS.com la responsable de ventas de YouTube y publicidad Display de Google España, Nathalie Picqout. En su opinión, los internautas preferirán ver aquella publicidad que les es más pertinente e interesante, en función de su historial de navegación.

La compañía recuerda que la información que se almacena en las cookies no contiene datos personales (dirección de correo electrónico, dirección IP del ordenador, nombres de usuario, etc.).

Estas cookies, que identifican cada programa navegador que se utilice para acceder a Internet (Firefox, Internet Explorer, Chrome, etcétera) y nunca a la persona que está detrás del teclaado, son almacenadas por Google durante dos años desde su último uso, por lo que siempre estará activa hasta que dicho programa deje de utilizarse.

Y aquí es donde los intereses de la compañía chocan con las directrices de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). En un dictamen de 2008 del llamado Grupo sobre Protección de Datos del Artículo 29 y que está formado por las autoridades de protección de la Unión Europea se establece que las cookies permanentes deben considerarse como un dato personal y estar, por tanto, sujetas a la legislación vigente en materia de protección de datos. Y las cookies de Google son, de facto, permanentes.

En previsión de las críticas, el buscador ha habilitado un Administrador de preferencia de usuarios que permitirá a los usuarios decidir, entre las 20 categorías y cerca de 600 subcategorías, de cuáles quiere recibir o no los anuncios, así como deshabilitar completamente el servicio, una de las directrices que lanzó el Grupo el año pasado.

Además, el buscador no conservará los archivos relacionados con páginas que contengan información "delicada", esto es, religión, salud o sexo.

¿Cómo se eliminan las 'cookies'?

La AEPD asegura en su dictamen sobre buscadores que la responsabilidad del tratamiento de la información que contienen las cookies es de las empresas que los generan. No obstante, cualquiera puede borrar en cualquier momento todas las cookies que su navegador almacena y eliminar así todo rastro de su paso por la Red.

Si bien es verdad que estos pequeños ficheros son útiles cuando utilizamos mucho una determinada página web (recordará el nombre de usuario o determinada configuración), es decisión del usuario mantenerlo o no en su equipo almacenados

Los navegadores, por defecto, presentan una configuración predefinida bastante laxa al respecto. En Internet Explorer, por ejemplo, hay que acudir desde el menú Herramientas a Opciones de Internet y, una vez de allí, a la pestaña de Privacidad, donde se puede adaptar el nivel de seguridad que deseamos para navegar por Internet. Además, en la pestaña General del mismo menú se pueden borrar tanto las cookies como el historial con las páginas visitadas.

En cuanto a Firefox, el segundo gran navegador por uso en España, las opciones son mayores. En el menú HerramientasOpcionesPrivacidad el usuario puede decidir qué cookies acepta, de quién y hasta cuándo quiere almacenarlas en su equipo. Asimismo, si se pulsa el botón Mostrar cookies, se accede a otro menú que permite borrar estos ficheros del ordenador.

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