Llaves de casa que nunca se pierden
Un escáner almacena las huellas de los usuarios autorizados, evitando el problema de que las llaves se pierdan, ahora las llevamos siempre encima
Es un juego de malabares común junto al umbral de la puerta: rebuscar con una mano las llaves mientras se sostiene la bolsa de la compra con la otra. Ahora, un fabricante propone racionalizar el acceso al hogar con una cerradura que reduce la necesidad de buscar las llaves. En su lugar, la cerradura se abre pasando el dedo.
Este dispositivo consiste en un escáner que almacena las huellas dactilares de los usuarios autorizados. Si su huella concuerda con alguna de las que están almacenadas, el pestillo se abre, dándole la bienvenida al estilo biométrico. La cerradura no se parece en nada a los voluminosos escáneres comerciales que leen las tarjetas de acceso en los vestíbulos de algunos edificios. Es pequeña, casi del tamaño de una cerradura corriente, y se presenta en acabados de lujo, como bronce antiguo y níquel plateado.
El sensor está oculto en un saliente con forma de lágrima bajo el ojo de la cerradura. Este aparato, llamado SmartScan, es fabricado por Kwikset, de Lake Forest, California (cuesta 155 euros). Lleva cuatro pilas AA y no necesita cables. Funciona emitiendo ondas de radio que detectan las distancias entre las crestas y surcos del dedo justo por debajo de la superficie de la piel, explica Michael Maridakis, ingeniero electrónico jefe del grupo de equipos y mejoras para el hogar de Black & Decker, propietario de la marca Kwikset. Como el escáner lee bajo la dermis, no le afectan la suciedad ni el aceite en la punta de los dedos.
"Funciona incluso en los dedos con cortes y arañazos menores", afirma Maridakis. Según dice, las pilas de la cerradura durarían más o menos un año si se utilizase unas 20 veces al día. El pestillo también funciona con llaves normales. El SmartScan también puede programarse para ofrecer un acceso temporal, por ejemplo, a alguien que tenga que entrar en su casa de ocho a 10 de la mañana un día concreto. La memoria de la cerradura puede almacenar hasta 50 huellas diferentes.
Stephanie Schuckers, catedrática adjunta de ingeniería eléctrica e informática de la Clarkson Univesity, en Potsdam, Nueva York, ha engañado a otras cerraduras biométricas con artilugios como dedos falsos hechos de arcilla y gelatina. Resulta que a Schuckers no le preocupa la seguridad de las cerraduras biométricas de huellas dactilares en las viviendas. "El riesgo no es mayor que cuando alguien coge las llaves y hace una copia", sostiene. "De hecho, es mucho más difícil burlar el sistema con un dedo falso". Según ella, las cerraduras biométricas tienden sobre todo a mejorar la seguridad en los hogares. "Las llaves pueden perderse, pero uno siempre lleva consigo sus huellas dactilares", agrega.
Bruce Schneier, fundador y director técnico de la empresa de seguridad BT Counterpane, de Mountainview, California, opina que, aunque las cerraduras biométricas no sean adecuadas para proteger el Air Force One, sí son apropiadas para el uso en los hogares. "Francamente, ¿quién va a hacer una foto de una huella dactilar para engañar al escáner?", se pregunta. "Si tuviera una foto de su llave, podría engañar a su cerradura. También puedo coger una piedra y lanzarla contra su ventana".
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