Nuevos modelos de negocio para la convergencia de la voz, los datos y el vídeo
Marcel Coderch, vicepresidente de la CMT, cree que empresas y reguladores deben buscar una solución común para invertir en nuevas redes que hagan realidad la convergencia de las telecomunicaciones.
La tercera sesión de las dedicadas al campo de la tecnología en el marco del 9º Internet Global Congress, que se celebra estos días en Barcelona, ha estado dedicada a examinar el futuro de las redes de telecomunicaciones, que como ha señalado Marcel Coderch, vicepresidente de la Comisión del Mercado de las telecomunicaciones, pasa por la convergencia de servicios como la telefonía, Internet y TV.
Coderch ha realizado un resumen de la situación actual del mercado, dominada por una influencia creciente de los protocolos de datos en el campo de las telecomunicaciones, que han hecho que las posibilidades de transmisión se multipliquen y que el peso de la voz, el negocio principal de las telecos, se reduzca.
Las operadoras, ¿como una eléctrica cualquiera?
En ese marco, y siempre según el responsable de la CMT, las operadoras miran de reojo a la posibilidad de terminar convertidas en lo que en el mundo anglosajón se denominan Utilities, empresas de suministro eléctrico o de agua. Y acabar facturando así no por los servicios que prestan, sino por el flujo de datos.
Ante ese panorama, Coderch asegura que las grandes operadoras miran hacia los servicios de valor añadido como el siguiente salto en su estrategia. Un salto que no puede limitarse a empaquetar servicios dislocados y que no tienen nada que ver entre sí (como las ofertas conjuntas de Telefonía fíja, movil, acceso a Internet e incluso televisión), sino que debe consistir en la integración total (y real) de esas posibilidades.
Eso significa, en ejemplo de Coderch, "que si una persona está viendo un programa en la televisión, pueda terminarlo de ver en otro dispositivo, como el móvil", y que esto ocurra de forma fluida y sencilla. O que un sólo número sirva para contactar con ese ciudadano, independientemente del lugar y del dispositivo que esté usando.
Sin redes nuevas no hay convergencia
Pero para que esto se haga realidad, hacen falta redes nuevas, mucho más potentes, e inversiones de dimensiones gigantescas, que en muchos lugares no serían rentables y que en todo caso tendrían que abrirse a los competidores desde el primer momento, como impone la nueva situación de un mercado liberalizado. Es aquí donde, siempre según Coderch, está la principal reticencia de las principales operadoras a realizar nuevas inversiones, y que obliga a que empresas y los reguladores estatales busquen una solución común.
El vicepresidente de la CMT reconoce que no hay aún un modelo definido, aunque ha tomado como referencia los casos alemán y británico. Mientras que en el primero el Estado parece dispuesto a conceder un periodo de "vacaciones" a las telecos que tiendan nuevas redes, permitiéndoles que las exploten en exclusiva durante un periodo limitado de tiempo, en el segundo se ha optado -sólo para la red de cobre- por un esquema similar al de los ferrocarriles: la infraestructura pertenece a un gestor neutro, que garantiza la igualdad de acceso a todos los operadores, que son quienes dan el servicio.
¿Cuál es preferible? ¿Cuál es la respuesta a este problema de infraesttructuras? "No tengo la solución, nadie la tiene", ha reconocido Coderch, para dejar entrever que, si no se resuelve, la extensión de las nuevas redes de telecomunicaciones será lenta y en todo caso limitada a las zonas más rentabes: los principales núcleos urbanos y los barrios habitados por los consumidores con más poder adquisitivo. Miles de islas en las que, además, la competencia sería muy reducida.
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