Calixtos y Melibeas en 2004

Ella: 1,76 metros, rubia, ojos verdes: "Triunfo sin problema". Él: "No me metí en Internet para ligar. No lo necesitaba". Ambos dominan el cuerpo a cuerpo, pero se encontraron en el ciberespacio. Eva y Javier llevan juntos cuatro meses y se casan este verano en Las Vegas. "Mis dos primeros maridos eran unos niños. Yo necesito un hombre, y ese es Javier", asegura Eva. En septiembre comenzarán a convivir, y les gustaría que esta historia, iniciada en la Red y alimentada con "treinta SMS diarios y pasión desbordante", no tuviera caducidad. Parten de algunas coincidencias. Ella: "Somos dos balas perdidas. Yo he tenido mil relaciones; él, mil quinientas". Él: "Ninguno nos hemos perdido nada que luego podamos echar de menos".

Omar Navas, 30 años. Soltero. Empresario de floristerías.

"En Internet todos sabemos a lo que vamos, no tienes que ser el pesado que le entra a la chica en un bar, y puedo describir exactamente lo que quiero". Y lo que quiere es "una mujer de 25-30 años, soltera, caucásica, con estudios, independiente, de físico aceptable". Las candidatas deben saber que no busca matrimonio, sino "aventura o romance". Por ahora ha tenido un par de citas con una chica que conoció por e-mail -"la mejor herramienta de los tímidos"-, y no le defraudó: ella era lo que decía ser en su ficha. Café, cena con roce y más correos, sin consecuencias. Quizá no era ella, que diría Alejandro Sanz.

Elena Puente, 57 años. Cuatro hijos. Separada. Agente de seguros.

"Tras 31 años de matrimonio me encontré sola". Ése fue el motivo que la impulsó a enrolarse en un club de impares que escuchó en la radio. Sus amigos eran matrimonios y ya no se sentía cómoda. "Quería conocer gente inquieta, creativa, con ganas de hacer cosas". Hombres y mujeres, nada de pareja fija. Lo ha logrado. Los fines de semana queda con otros impares para un cine o un teatro con cena. Y le ha salido un admirador "de 62 años, interesante y vivido", de los que mandan flores. "Yo no voy de copas y luego a la cama. Necesito que haya un sentimiento, no tengo prisa". Mientras, disfruta de su soltería.

Pablo Masa, 44 años. Un hijo. Separado. Regenta un taller de neumáticos.

"Currante, cariñoso, sincero, tímido. Me gusta acariciar, tengo un hijo de 12 años con el que saldré cualquier día. Mido 1,70, peso 69 kilos…". Así se presenta en la web a la que se suscribió al poco de separarse. Lluvia de interesadas y adopción de un protocolo: "Contesto a algunas, y de ellas, elijo a dos por la foto. Durante dos semanas intercambiamos correos". De ahí al teléfono: "La voz y la risa dan pistas vitales", y, si hay química, cita en un café. Varios cafés pueden llevar a la cena, y varias cenas pueden sumar sexo. En su haber, cuatro meses con una mujer "maravillosa", pero él quiere "enamorarse del todo".