Seis de cada diez empresas sufren ataques informáticos pero sólo la mitad invierte en soluciones

El 62% de las compañías españolas reconoce haber sufrido problemas con la seguridad informática, aunque sólo el 53% ha invertido en protección. El último informe de Sedisi vuelve a hacer hincapié en la falta de conocimiento, recursos y esfuerzo inversor que éstas dedican para mantener seguro su principal activo: la información.

El 58% de las empresas consultadas por Sedisi afirma tener problemas esporádicos que afectan a su seguridad informática, mientras un 4% los sufre habitualmente. El estudio Seguridad Informática en la empresa española, presentado hoy por el director general del grupo Penteo, Antonio Maciá, incluye una investigación de mercado realizada a 248 compañías españolas con diferentes volumenes de facturación. Los ataques informáticos más frecuentes llegan a las empresas a través del correo electrónico, seguido de los asaltos de los "piratas" (hackers y crackers), de acciones por parte de personal interno y, por último, de catástrofes generales.

Maciá señaló que el estudio "tiene como objetivo concienciar a las empresas de la importancia de cuidar la seguridad informática" y destacó que "existen acciones de seguridad, pero desorganizadas". Así, el 53% de las empresas no tiene un plan de contingencia ante incidencias de ese tipo, según el informe, que además denuncia la falta de programas de formación para los empleados de las compañías.

Como ya revelara un informe de la Asociación Multisectorial de Empresas Españolas de Electrónica y Comunicaciones (ASIMELEC), publicado a principios de mes, el sistema de seguridad más utilizado es el antivirus, que todas las firmas consultadas utilizan. El 91% dispone de barreras (firewalls) para proteger las redes privadas, y se

espera que al finalizar el año todas empleen ese escudo. No obstante, sólo el 85% realiza copias de seguridad diarias, práctica fundamental para la recuperación de información.

Más de la mitad de las empresas considera, no obstante, que no es impedimento para implantar el comercio electrónico en la actividad empresarial (e-business), en el que ha dejado de confiar sólo un 9%.