Un juez de EEUU decidirá quién es el propietario de una roca lunar
Un juez de Estados Unidos emitirá en las próximas semanas un dictamen sobre una piedra lunar, de unos 3.900 años de antigüedad, que un estadounidense asegura le pertenece y que el gobierno de Honduras reclama como suya.
La piedra forma parte de una docena de rocas que trajo la tripulación del Apolo 17 a la Tierra y fue un regalo "al pueblo de Honduras", que el entonces presidente estadounidense Richard Nixon entregó a su homólogo hondureño general Oswaldo López Arellano, en 1973. La roca fue entregada con dos pequeñas placas y una bandera de ese país que fue llevada por la tripulación del Apollo 17 a la luna.
Las autoridades de EEUU presentaron en agosto del año pasado una demanda para que fuera un juez federal quien identificara al verdadero propietario de la roca. El estadounidense Alan Rosen, quien vive en el condado de Broward, al norte de Miami, asegura haberla comprado a un militar hondureño retirado.
Fiscales federales argumentan en la demanda que la República de Honduras es la verdadera propietaria del mencionado pedazo de roca, que le fue decomisado a Rosen hace cuatro años, y ese país ha solicitado que se lo entreguen.
Rosen testificó que uno de los gobernantes de Honduras le entregó la roca a un coronel de esa nación centroamericana como regalo y que firmó con éste un contrato de compra-venta. El estadounidense, quien hacía negocios en Honduras con productos alimenticios, estuvo de acuerdo en pagarle al coronel 50.000 dólares y ofreció un contrato en español como prueba de la transacción.
Tras confirmar la autenticidad de la piedra lunar, Rosen puso a la venta la roca en un sitio en Internet y posteriormente fue confiscada por el Servicio de Aduanas de EEUU. El fiscal James Swain dijo hoy que una presunta prueba de que la roca fue robada es que nadie comunicó a Aduanas la entrada de la piedra a EEUU.
El pequeño fragmento de roca lunar mide aproximadamente 12 milímetros de largo, pesa 1,142 gramos y está protegido por una cápsula de plástico. Esa roca permanecía en la Casa Presidencial de Honduras, de donde desapareció misteriosamente hasta que las autoridades estadounidenses se la decomisaron a Rosen en 1998.
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