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EL GRAN 'HACKER', EN LIBERTAD (II)

Del suburbio a los tribunales

Una infancia difícil, una inteligencia notable y una curiosidad compulsiva pusieron a Mitnick en el camino de la prisión

Kevin Mitnick creció en los suburbios de Los Ángeles, a finales de los 70. Él dice que tuvo una infancia muy feliz. Sus biógrafos abonan la leyenda del hacker solitario e incomprendido porque aseguran que era un niño triste, con tendencia a la obesidad, que creció solo, en una familia rota. Su padre huyó de casa cuando él tenía sólo tres años, y su madre trabajaba todo el día como camarera para sacar adelante su vida y la de su hijo. El pequeño Kevin se aburría mortalmente. Siendo un niño, se entretenía haciendo trucos caseros de magia, y pronto comenzó a desarrollar una curiosidad compulsiva por conocer el funcionamiento interno de cualquier dispositivo que cayera en sus manos. A los doce años, ya había encontrado la manera de viajar gratis en los autobuses de Los Ángeles. Mitnick dedicó horas a estudiar la manera en que los conductores picaban los billetes y después convenció a uno de ellos para que le regalara uno de los dispositivos para un trabajo que debía hacer en el colegio. Después, fue a las cocheras a recoger los billetes que los conductores desechaban. Nunca más volvió a pagar por viajar en autobús.

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Esta mezcla de conocimiento técnico y seducción personal es el auténtico secreto del éxito de Mitnick como pirata informático. Mucha gente piensa que un hacker se limita a bucear en océanos de cifras y letras digitales para al final acceder a un ordenador, sin contacto personal alguno. Mitnick, en cambio, cree que el punto más débil de la seguridad de una compañía es siempre la parte humana. Conocerla y explotarla es todo un arte, que él denomina "ingeniería social. "Por entonces, cuando aún era demasiado joven para distinguir el bien del mal", cuenta, en su capítulo perdido, "ya había comenzado a darme cuenta de que tenía talento para averiguar secretos que se suponía que no debía conocer. Aumenté ese talento utilizando el engaño, conociendo la técnica y desarrollando una fina habilidad para la manipulación".

¿Qué es lo que hacía Mitnick, y cómo lo conseguía? Un ejemplo real es su ataque a la compañía de software Novell, en 1992. Mitnick llamó a los técnicos de la sede de la multinacional informática, les dio el nombre de uno de sus miles de trabajadores y les dijo que estaba de vacaciones y que quería conectarse a la red de la empresa desde su portátil para realizar algún trabajo que tenía pendiente. Necesitaba una contraseña, explicó. No era una petición extraña, pero aún así, el técnico le pidió que colgara, y le llamó a su extensión del trabajo para comprobar su identidad, y su voz. Para entonces, Mitnick, perfecto conocedor de las redes telefónicas tanto o más que de las informáticas, ya había cambiado, desde su habitación del hotel, el buzón de voz del empleado en cuestión con su propia voz. Todo estaba en orden, así que el técnico volvió a llamar a Mitnick y le dio una contraseña con la que podía acceder al sistema. En pocos minutos, el pirata informático había conseguido robar el código fuente del principal programa informático de Novell.

Primera detención

El camino de Mitnick como pirata informático comenzó mucho antes, cuando contaba con tan sólo 17 años. Su primera afición consistía en manipular centralitas telefónicas, y su diversión principal era modificar los sistemas para que, cuando alguien hacía una llamada desde su casa, escuchara un mensaje que le pedía que insertara una moneda, como si llamara desde un teléfono público. "Pronto comprendí que, en principio, podía acceder a cualquier información que quisiera conocer", continúa en su libro. En 1981, la diversión se convirtió definitivamente en delito, cuando fue detenido por primera vez por robar los manuales técnicos de una compañía telefónica. Aquél día fue el primero de su intensa relación con las autoridades. Mitnick pasaría el resto de su vida detenido, o en busca y captura.

En 1989, tras lo que ya era su tercera detención, su abogado aseguró que era un adicto a los ordenadores, por lo que fue internado en un centro de Los Ángeles para su tratamiento. Para entonces, Mitnick ya era una leyenda. Corrían tiempos en que la tecnología comenzaba a jugar un papel crecientemente importante en la vida diaria de empresas, gobiernos e individuos, y la balanza entre quienes conocían esa tecnología y los que no tenían la menor idea de en qué consistía estaba completamente desequilibrada. Y esa mezcla de desconocimiento y miedo jugó un papel fundamental en la historia de Mitnick.

Los medios estadounidenses publicaron que el joven "hacker del lado oscuro" -como lo llamó Los Angeles Times- había logrado penetrar en los ordenadores del NORAD, el alto mando de defensa aeroespacial, algo que Mitnick siempre ha negado y que la justicia nunca ha podido probar. Este ataque fue, en todo caso, el que inspiró la película Juegos de guerra, donde un adolescente está a punto de provocar una guerra mundial tras introducirse en los sistemas informáticos de la defensa estadounidense.

Ordenador portátil y teléfono móvil con los que Mitnick se introducía en las redes informáticas y que más tarde subastó en Internet para sufragar su defensa.
Ordenador portátil y teléfono móvil con los que Mitnick se introducía en las redes informáticas y que más tarde subastó en Internet para sufragar su defensa.

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