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Cuando financiar investigaciones impacta en el bienestar presente (y futuro)

Más de 2.000 equipos han desarrollado sus estudios gracias al apoyo financiero de la Fundación MAPFRE, que acaba de cumplir medio siglo. Los trabajos analizan desde la relación entre niños inmunodeprimidos y sus mascotas hasta la forma en que afecta el cambio climático al negocio asegurador. Todos comparten un ADN: mejorar algún área de la sociedad

¿Se puede mejorar la atención a pacientes con trauma grave? ¿Hay alimentos que, por su envasado, pueden provocar que los niños engorden? ¿Cómo se puede atraer el talento al sector asegurador que, a pesar de sus buenas condiciones, no parece tan atractivo para las nuevas generaciones? Son cuestiones recurrentes que se plantean los investigadores. Gracias a la Fundación MAPFRE, hoy hay respuestas a estas dudas, con el impulso y desarrollo de proyectos que requieren esmero, tiempo y cooperación.

A través de sus becas Ignacio H. de Larramendi, la fundación ha invertido más de 170 millones de euros en iniciativas o programas que repercuten en el bienestar social. Con el propósito de mejorar el presente y sentar las bases de un futuro más próspero, desde que se creó la institución hace 50 años ha impactado positivamente en más de 179 millones de personas. Su plan se puede abordar desde muchas aristas, pero una de las más importantes es la investigación. Gracias al soporte de la organización, cuya esencia es fomentar la colaboración y las sinergias, han podido desarrollar sus trabajos.

A través de sus becas Ignacio H. de Larramendi, la fundación ha impactado positivamente en el bienestar social de más de 179 millones de personas desde hace 50 años.

La tecnología que se integra en el hospital

Las ayudas a la investigación Ignacio H. de Larramendi apoyan a diversas áreas, pero hay una con especial relevancia: la salud. Un ejemplo es la Unidad de Cuidados Intensivos de Trauma y Emergencias (UCITE) del Hospital 12 de Octubre. En 2009, gracias a una ayuda de la Fundación MAPFRE, el equipo lanzó un proyecto pionero que emplea la videograbación en la valoración de la calidad asistencial.

El objetivo era recoger las actuaciones médicas durante la atención inicial para analizarlas con rigor y espíritu autocrítico. El intensivista, doctor y representante del proyecto, Mario Chico, señala que no se pretende ni sirve para juzgar, sino para enseñar: “Verte trabajar cuando crees que lo haces bien es duro, pero necesario para mejorar”, asegura.

En los análisis, que se realizan en sesiones conjuntas y constructivas, han podido comprobar cómo y cuándo se cumplen los protocolos, la ejecución de procedimientos, el liderazgo, la comunicación o la toma de decisiones bajo estrés. “Hemos podido independizarnos de la caprichosa memoria”, explica el médico. Lo que comenzó como una investigación experimental, se ha integrado de forma estructural en el hospital. Su éxito se ha evidenciado al mantenerse durante situaciones críticas, como la pandemia de covid.

Cuando la ciencia alumbra los sesgos

La fundación ha apoyado investigaciones que ofrecen una mirada racional, que esclarecen miedos y prejuicios. Una de esas situaciones sensibles es la convivencia de niños inmunodeprimidos con mascotas domésticas. ¿Es peligroso siempre? ¿Cómo puede resultar seguro? La doctora e investigadora Ana María Méndez señala que muchos de los afectados han sufrido la recomendación de su médico, que les pedía que se deshicieran de su mascota. “Hoy sabemos que eso no era necesario”, sentencia. En su investigación han respondido con conocimiento científico y han ofrecido recomendaciones prácticas bajo un enfoque llamado one health, que integra la salud humana, animal y ambiental.

El primer paso fue encuestar a más de 150 pediatras y 500 veterinarios de España y Europa y a 274 familias con niños trasplantados o inmunodeprimidos. “Los médicos sabemos poco de animales, y los veterinarios saben poco de pacientes. Este proyecto nos ha hecho hablar el mismo idioma”, resume la doctora Méndez. Después, elaboraron un estudio de los beneficios psicológicos que aportan los animales. El último escalón fue la acción: un programa para introducir terapia asistida con perros en unidades de oncología y trasplantes pediátricos del Hospital La Paz. “La sanidad pública no suele financiar estudios sobre perros o gatos, pero gracias a Fundación MAPFRE pudimos demostrar que también salva la salud mental”, reconoce.

Los niños y el desconocimiento son dos temas sensibles que también ha abordado la doctora Ana María Rivas, catedrática de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Granada. Esta especialista y su equipo han indagado en la relación entre el envasado de la comida y el sobrepeso. Analizaron los disruptores endocrinos sustitutos del bisfenol A, que se encuentran en plásticos, latas, botellas y materiales de contacto con la alimentación. Entre los resultados, descubrieron que el 52% de los alimentos presentaban trazas de bisfenoles y que había una relación significativa entre alta exposición a BPA/BPS y mayor prevalencia de obesidad, especialmente en niñas y niños.

Gracias al apoyo de Fundación MAPFRE pudieron abrir una línea de investigación inédita en España “y que hoy tiene impacto internacional”. De hecho, fue uno de los impulsores de un reglamento de la Unión Europea (UE) de 2024 que establece restricciones más estrictas para el uso de bisfenol A. otros bisfenoles y derivados. Para Rivas, la ayuda de la fundación ha sido una aportación fundamental en todo el proceso: “A veces necesitas que te abran una rendija para acceder a la luz”.

Mejorar el negocio asegurador

Además de la salud física y mental, la Fundación MAPFRE apuesta por financiar investigaciones que favorezcan a otras vértebras de la sociedad, como la economía. Por ejemplo, con el foco en el presente y el futuro del mercado laboral. Es el caso de la investigación del equipo del emprendedor Jorge Martínez, que se centra en el negocio asegurador y en el recelo que produce la desinformación.

Al plantear si trabajar en los seguros era una opción atractiva, descubrieron que había una brecha entre la percepción interna y externa. Los empleados del sector pocas veces quieren cambiar de empleo, pero desde fuera se veía como anticuado o desconocido. “A la gente no le parece un sector transparente, no quiere ser identificado con esto y no quiere trabajar en esto”, sentencia Martínez. De los 1.132 estudiantes encuestados, el 60% solo conocía una función, la de comercial. No obstante, tras una presentación de unos 20 minutos, la opinión cambiaba: los resultados eran mucho más favorables. Revelaron que la solución era tan sencilla como brindarles información.

Además de la salud física y mental, la Fundación MAPFRE apuesta por financiar investigaciones que favorezcan a otras vértebras de la sociedad, como la economía

El investigador José Luis Vilar y sus compañeros también se interesaron por el sector de los seguros, pero desde una óptica muy diferente: querían explicar el efecto del cambio climático en la sostenibilidad de ese negocio. En una realidad en la que calentamiento global transforma los patrones de riesgo, la duda era cómo cuantificar y monetizar el impacto. “Nuestros colegas de Canadá, Estados Unidos, Francia, Alemania y otros países están estudiando el fenómeno del cambio climático. España no puede quedarse atrás”, insiste Vilar.

El proceso consistió en adaptar el Índice Actuarial Climático de América del Norte (ACI) a la Península Ibérica, con el cálculo de un Índice Actuarial Climático Ibérico (IACI). Los índices resultantes sirvieron como herramientas para tarificación, provisión y evaluación de solvencia. Los análisis confirmaron el valor de la estadística y la magnitud económica del impacto climático sobre las pérdidas por tormentas de pedrisco en la viticultura española. “Si se hunde el seguro agrario en España, se hunde un pilar económico del país”, advierte el experto. Su proyecto y los de sus compañeros becados coinciden en una doble dimensión: técnica y social.

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