El ‘caso Genius’ abre el debate sobre la proliferación de nuevos grupos sectarios
El sectarismo ligado a lo espiritual vira hacia técnicas de ‘coaching’ para el éxito económico. La Universidad de Nebrija rompe con la compañía de Giacomo Navone
La proliferación en España de grupos sectarios que utilizan métodos de captación cada vez más sofisticados preocupa a los expertos y a la policía. El caso de la empresa de técnicas de estudios Genius, que capta a jóvenes con la promesa de sanar sus traumas y convertirlos en líderes, viene a confirmar “una realidad muy desconocida y a la vez muy preocupante” que, según los expertos consultados, solo es posible abordar con una mirada más amplia. Por un lado, los grupos sectarios ya no solo tienen raíces religiosas o culturales, sino que están virando al llamado coaching —entrenamiento de personas o grupos para alcanzar determinados retos— encaminado fundamentalmente al éxito económico. Por otro lado, van más allá de un simple fraude o de una estafa piramidal, porque utilizan técnicas de manipulación personal que acarrean graves daños a las víctimas, quienes a la postre se sienten engañadas y hasta culpables por haber convencido a otros.
Según Juantxo Domínguez, presidente de la Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad (Redune), Genius ha marcado un “patrón” de actuación: “Ellos empezaron en esto hace muchos años y ahora han proliferado otros muchos grupos dedicados también a la formación, pero con técnicas de enganche más sofisticadas. Ya no es tan necesario captar en la calle y se mueven más por redes sociales”. A finales de septiembre, las asociaciones de víctimas de las sectas presentaron en el Congreso de los Diputados más de 300.000 firmas para pedir que la manipulación coercitiva sea delito.
Aquel día, Domínguez ya advirtió de la necesidad de ampliar la mirada más allá de lo que generalmente se percibe cuando se utilizan las palabras secta o sectario, y por eso prefieren expresiones como “abuso de la debilidad o lo que siempre se ha denominado lavado de cerebro”. Y lo explicó de forma muy gráfica: “El panorama ha cambiado drásticamente. Para cada situación de vulnerabilidad, hay un grupo de coacción nuevo y a partir de ahí te cazan como un pato”. Las víctimas piden un cambio en el Código Penal para que estos delitos puedan llevar aparejada una pena de prisión de hasta ocho años.
La asociación Redune, según cuenta su presidente, colabora de manera estrecha con la Policía Nacional. “Nosotros lo que hacemos es dar la cara. Publicitar los testimonios de los afectados y que eso sirva para alertar a más gente. Si alguno se atreve a denunciar, los acompañamos”, señala Domínguez, quien, sin embargo, reconoce que no suele ser lo habitual: “La mayoría no tiene claro ni siquiera qué tipo de delito han cometido contra ellos ni cómo pueden demostrarlo”. Tanto los expertos de Redune como los psicólogos e investigadores especializados en el fenómeno sectario coinciden en que, de un tiempo a esta parte, las fuerzas de seguridad, y en especial la Policía Nacional, están reforzando sus equipos para hacer frente a la proliferación de este tipo de grupos. Hace justo un año, la Policía Nacional puso en marcha el primer plan operativo de actuación y coordinación policial frente a sectas destructivas; y ha habilitado la dirección de correo electrónico: sectasdestructivas@policia.es.
“El siguiente paso”, explica Luis Santamaría, investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, “es que la Justicia también sea sensible a este tema”. Lo explica así: “hay muchos casos en los que la policía hace un buen trabajo de investigación, de recabar pruebas, de mostrar que se están cometiendo delitos en contextos sectarios, pero luego los jueces no son sensibles a una realidad brutal en la que hay un fuerte condicionamiento social que lleva al sujeto a perder libertad e incluso a la hora de ser víctima o autor de ciertos delitos penales. Yo no soy partidario —como sí lo son otros compañeros— de que se cree un nuevo delito de persuasión coercitiva, porque sería muy difícil de articular y de aplicar. Pero sí estoy convencido de que si las leyes que tenemos se aplican bien, si las fuerzas del orden, los jueces y los fiscales consiguen entender la peculiaridad del fenómeno sectario, se podría hacer mucho más de lo que se hace”.
Santamaría señala que estos nuevos grupos de carácter “sectario” son “más que una estafa, porque los daños económicos que provocan no son los más importantes”. Santamaría señala que lo grave es la “herida psicológica” que causan: “No solo pierden sus ahorros, sus amigos o su tiempo, sino también la ilusión, porque hay un momento en que todos se dan cuenta de que, al creerse las instrucciones del grupo, se convirtieron en cómplices, y eso los revictimiza nuevamente”. El abogado y experto en sectas, Carlos Bardavío, sitúa en los meses de la pandemia un momento clave de la actual proliferación de estos grupos. “El hastío, a falta de trabajo, de confinamiento en casa mirando el ordenador”, explica, “provocó que muchas empresas aprovecharan ese momento para vender productos novedosos, llamativos, ganándose la confianza de cierto sector vulnerable de la juventud”. Por ejemplo, así fue el caso de la criptosecta IM Academy.
Santamaría cree que detrás de este fenómeno sectario actual, alejado de la idea de secta con alguna vinculación espiritual o religiosa, “se enmascara bajo técnicas de mimetismo, de apariencia, por la estética de estos gurús, más cercanos al marketing, al coaching, que lanzan mensajes que impactan y dan esa impresión de libertad”.
Hay algunas alertas que se encienden para los expertos cuando se trata de identificar estos nuevos grupos, cada vez con ganchos más sofisticados. “Cuando ofrecen recetas fáciles a problemas complejos; cuando usan un lenguaje espiritual para responder a algo científico; cuando se insiste en convencer a la persona de lo especial que es, de que es el elegido, de que forma parte de una élite; y sobre todo, cuando la pertenencia al grupo implica un aislamiento de su círculo social más cercano”, resume Santamaría. No siempre es fácil distinguirlos, reconoce el experto: “La clave está en observar el grado en que una persona ha asumido un ideario como algo absoluto en su vida”.
La Nebrija rompe con Genius
El curso Genius, hasta hace unos días, mantenía un vínculo de colaboración con la Universidad Antonio de Nebrija, pero tras ser consultados por este diario sobre la naturaleza del acuerdo, que otorgaba ocho créditos a los alumnos que cursaran el curso de técnicas de estudio, respondieron: “No tenemos evidencia alguna de que esta empresa lleve a cabo prácticas sectarias, pero de todas formas, se ha decidido extinguir de inmediato la relación contractual con ellos”.
Por su parte, Genius ha enviado un comunicado este domingo firmado por su líder, Giacomo Navone, en el que se dirige a sus empleados y al que ha tenido acceso EL PAÍS. Navone niega las dinámicas que relataban a este diario seis extrabajadores de la empresa, y señala: “Tanto el método de formación como el modelo de negocio de nuestra empresa están en permanente revisión para poder adaptarse a las cambiantes circunstancias sociales y personales que se produzcan. En los últimos años, hemos hecho importantes cambios que han supuesto una importante transformación de Genius”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.