15 curas españoles acusados de abusos en Estados Unidos que luego han hecho perder su rastro
La información hecha pública por las diócesis y diarios norteamericanos saca a la luz casos desconocidos, muchos de ellos de clérigos que después regresaron España, donde se perdió su pista. También recalaron aquí otros seis sacerdotes estadounidenses y extranjeros denunciados por pederastia
EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es.
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Manuel Fernández es un cura gallego que se ordenó en 1959 y acabó en Nueva Jersey (EE UU) en 1979. En 2002, fue acusado de abuso de menores, ocurrido en los años ochenta, y fue apartado de su puesto. Entonces volvió a su diócesis, la de Ourense, donde siguió siendo sacerdote tranquilamente, sin que nadie, en teoría, supiera de su pasado. El obispado no tomó medidas especiales, asegura hoy, porque no consta que se supiera nada de sus antecedentes al otro lado del océano. Es un caso desconocido hasta ahora en España, como muchos otros, de curas y religiosos españoles que han sido acusados de pederastia en Estados Unidos en los últimos años, sin que trascendieran, o fuera ocultado, y que desde luego nunca han aparecido aquí en el radar de los medios de comunicación. EL PAÍS descubrió un primer caso en 2018, uno de los más terribles, el de Francisco Carreras, enviado a Salamanca desde Miami con el aviso de su peligrosidad en 1984, pero que fue cometiendo abusos de pueblo en pueblo durante tres décadas.
En algunos casos estos clérigos volvieron a España, a veces huyendo, e hicieron perder su rastro. Este periódico ha identificado un total de 15 curas españoles con acusaciones reconocidas o condenas, y otros cinco acusados, que no han sido incluidos en este artículo, cuyas investigaciones no han sido concluyentes o las diócesis correspondientes no han considerado probados los hechos. La información ha sido recabada en los datos difundidos por los propios obispados y los medios de comunicación estadounidenses, así como en bases de datos de abusos en la Iglesia que han aflorado en dos décadas en este país.
Del mismo modo, hay clérigos norteamericanos o de otros países acusados en Estados Unidos que en algún momento han recalado en España. Este diario ha contabilizado seis casos. De este modo, se completa con una nueva pieza el rompecabezas de los abusos en la Iglesia española, en el que la información oculta sale trabajosamente a la luz, mientras órdenes y diócesis apenas colaboran para que se conozca la verdad. Y casi nunca lo hacen por propia iniciativa.
El caso de Bolivia, donde en las últimas semanas han surgido hasta seis jesuitas españoles acusados de abusos, a raíz del diario de Alfonso Pedrajas, destapado por EL PAÍS, indica que a veces la razón del traslado a otro país era precisamente una acusación de abusos en España. Pero en varios casos de Estados Unidos también funcionaba al revés: escapaban a España tras recibir denuncias y aquí llegaban con el expediente limpio. En teoría, la diócesis de partida debe informar a la de destino de lo ocurrido, pero en muchos casos ya es difícil aclarar quién ocultó las acusaciones. También es complicado dilucidar si no se advirtió desde Estados Unidos o si aquí se supo y no se hizo nada. En todo caso, en España se pierde el rastro de varios clérigos, pues ha sido imposible determinar su diócesis de origen para pedir explicaciones. Eso sí, es una información que la Iglesia conoce, y podría revelar si quisiera.
El caso más antiguo afecta a uno de los religiosos más destacados: Segundo Llorente, nacido en 1906 en un pueblo de León, jesuita evangelizador de Alaska, líder de la comunidad indígena que llegó incluso a ser diputado por un distrito en la Cámara de Representantes de Alaska. Pero su imagen en España sigue impecable. Entre los jesuitas es una figura legendaria y tiene una entrada en Wikipedia con sus logros, pero sin ninguna mención a las acusaciones de abusos.
Hay más casos de hace décadas de sacerdotes que partieron de misioneros muy jóvenes a Estados Unidos y vivieron el resto de sus vidas allí. Pero otros son más recientes y tuvieron viajes de ida y vuelta. Optaron por regresar a España como vía de fuga. En varios de estos casos, el misterio prosigue aquí, ante el silencio de las diócesis. El cura Jesús García, por ejemplo, fue acusado de abusos en 1995 en Texas, y se fue a España, donde aterrizó en la diócesis de Alcalá de Henares (Madrid) y estuvo en distintas parroquias. Este obispado no aclara el caso y solo responde que ha informado sobre ello al Defensor del Pueblo y a la Conferencia Episcopal Española.
Un caso que ilustra el otro fenómeno, sacerdotes extranjeros acusados en Estados Unidos que acaban en España, es el del peruano Edgardo Arrunategui Jiménez. Tras ser acusado en California, se marchó del país, hizo perder su pista y logró instalarse en parroquias de Madrid entre 2004 y 2008, en ocasiones cambiando de nombre. La archidiócesis madrileña confirma ahora que estuvo aquí, pero llegó de Perú, su diócesis original, sin ningún informe negativo. Afirma que aquí no constan denuncias contra él. Luego volvió a desaparecer.
Todos son casos desconocidos de forma pública en España, perdidos entre los miles que han surgido en la Iglesia en Estados Unidos desde que estalló el escándalo en 2002 a raíz de la investigación del Boston Globe. Desde entonces, numerosos medios de comunicación y organizaciones de víctimas han publicado toneladas de información sobre casos ocultos, y en estos años se han ido configurando bases de datos, como Bishop Accountability, donde aparecen todos los curas y religiosos acusados.
En España, esta operación la está haciendo EL PAÍS desde 2018, ante la negativa de la Iglesia a revelar lo que sabe y hacer pública su información. La base de datos de este diario, abierta en abril de 2021 y la única existente en España, reúne todos los casos que han salido a la luz, a través de medios, sentencias judiciales o admitidos por la Iglesia, y en este momento contabiliza 959 acusados con 1.922 víctimas. Cuando este diario empezó su trabajo, solo se conocían 34 casos. El Defensor del Pueblo, por encargo del Congreso, comenzó una investigación hace un año sobre la pederastia en la Iglesia española, pero su informe aún llevará tiempo, no tiene plazo. Del mismo modo, la Conferencia Episcopal Española encomendó una auditoría interna a un despacho de abogados, dirigido por un miembro del Opus Dei, que ha anunciado su informe en octubre. Aunque la Conferencia Episcopal asegura que diócesis y órdenes han facilitado la información de que disponen, está por ver si su grado de transparencia estará a la altura del parámetro de Estados Unidos, que ahora mismo está a años luz. Se comprueba en la información que ha aflorado de curas españoles en ese país.
En Estados Unidos, a diferencia de España, la Iglesia católica emprendió ya en 2004 una gran operación de transparencia que desembocó en una avalancha de datos. La Conferencia Episcopal de allí ordenó una investigación a un consejo de laicos, que encargó un estudio estadístico al John Jay College of Criminal Justice, de la City University de New York. La base fueron los datos facilitados por las propias diócesis sobre el periodo 1950-2002. La conferencia les obligó, además, a hacer públicos sus archivos y las diócesis difundieron listados con nombres y apellidos. El resultado final fue que 4.392 sacerdotes habían sido acusados en el pasado, un 4% del clero, por 10.667 víctimas. Solo un 5% había sido denunciado en los tribunales, y el resto quedó oculto.
Fue solo el principio. Las investigaciones periodísticas y las denuncias siguieron sacando nombres a la luz, y eso permitió cruzar datos y seguir la pista de curas que cambiaban de lugar al ser descubiertos. Entre ellos, también había españoles, o acusados que llegaron a España. A continuación, se detallan los clérigos que aparecen señalados como acusados, denunciados o condenados en los registros de Estados Unidos. En total, son 21: 15 españoles y seis extranjeros que pasaron en algún momento por España. Se ha pedido información a todas las diócesis norteamericanas involucradas, pero muy pocas han respondido.
Julián Sanz
Nacido en 1949, fue ordenado en 1977 y llegó tres años después a la diócesis de Tucson, Arizona. Un hombre lo acusó en 2002 de haber abusado sexualmente de él. Tras esa demanda, un año después, recibió otra acusación de abusos contra un menor en 1982, mientras se confesaba. Fue arrestado en 2003. Admitió las acusaciones y fue condenado a cinco años de prisión. Le retiraron los votos en 2010. Aparece en la lista de curas con acusaciones creíbles de la diócesis de Tucson de 2019.
Segundo Llorente
Fue un jesuita, filósofo y escritor español. Con 13 años ingresó en el seminario diocesano de León. Estudió Filosofía en Granada y Humanidades en Salamanca. Llegó a Alaska en 1935, donde trabajó durante cuatro décadas en pueblos remotos del territorio, aprendió su idioma y se ganó su cariño. Hasta el punto de que fue diputado estatal en el Congreso de Alaska —el primer sacerdote católico en formar parte de una legislatura norteamericana—, y es considerado cofundador de dicho Estado. Falleció en 1989 y fue enterrado en un cementerio indio en De Smet, Idaho, donde solo pueden ser sepultados nativos indígenas americanos, a petición de estos. También fue nombrado hijo predilecto de su pueblo natal de León. Su imagen comenzó a oscurecerse en 2004, al ser acusado de abusos entre 1956 y 1957. Según la denuncia, Llorente invitó en más de cuatro ocasiones a un niño de seis o siete años a su casa, después de la clase de catequesis. En 2005, lo acusó otra víctima. Ambos recibieron compensación económica de la Iglesia, pero aún tiene otras dos reclamaciones pendientes. Está incluido en la lista de jesuitas con acusaciones creíbles que publicó la provincia Oeste de la Compañía de Jesús en Estados Unidos en 2018.
José Mena
Nacido en 1929, fue ordenado en 1961, se desconoce si fue en España o ya en Florida. Allí fue acusado de abusar sexualmente de un niño en repetidas ocasiones en 1965. La demanda judicial se interpuso en 2005 y la diócesis de San Agustín la resolvió con un pago de 150.000 dólares. En 2008, recibió otra demanda. Según recoge la Red de Supervivientes de los Abusados por Sacerdotes estadounidense (SNAP), “Mena acarició, sodomizó y obligó repetidamente al niño a practicarle sexo oral” durante los setenta. De nuevo, en 2009, otra víctima lo volvió a demandar. Tras las primeras acusaciones de 2005, fue retirado de su puesto y volvió a España, aunque se desconoce dónde regresó y si se tomaron medidas con él o mantuvo contacto con menores.
John Peris
Figura como John en los registros de Estados Unidos, pero en realidad es Juan y a veces aparece como Vicente. Fue ordenado en 1934, se desconoce si en España o ya en Estados Unidos. Fue párroco en la ciudad de Antón Chico (Nuevo México) y también misionero en pequeños pueblos de ese Estado. En 1995, un hombre de 51 años acusó a Peris de haber abusado sexualmente de él durante varios meses en 1957. Según la crónica que recogieron los medios locales, el demandante tenía 13 años en ese momento y vivía en la parroquia de Antón Chico para poder coger el autobús escolar, que pasaba lejos de su pueblo. Peris regresó a algún lugar de España tras la denuncia y habría fallecido. Aparece en la lista de acusados publicada por la archidiócesis de Santa Fe.
Andrew Roy
Andrew Roy es en realidad el español Andrés Rodríguez. En 2003, un vecino de Richmond (Virginia) interpuso una demanda contra la diócesis del Estado por cinco millones de dólares, que finalmente fue desestimada. Aseguraba que los responsables tenían conocimiento de que Roy, sacerdote en Hopewel, había abusado de él entre 1962 y 1966 y no hicieron nada al respecto. En ese momento, la víctima tenía unos 10 años y era monaguillo. El demandante aseguró que el escándalo de abusos sexuales en la Iglesia que estalló en Boston en 2002 despertó los recuerdos de los abusos de Rodríguez, a veces en la propia parroquia y otras en la escuela de primaria de la ciudad. Los datos disponibles de Rodríguez indican que fue ordenado en 1936 en Los Ángeles. Llegó a Virginia en 1956 y siguió ejerciendo hasta su jubilación en 1981. En 2004, tras ser acusado, ya vivía en España, pero se desconoce el lugar preciso. Tenía 92 años y padecía de alzhéimer, según la diócesis de Virginia.
Gabriel Salinas
Nació en España en 1892 y fue ordenado en 1909. Fue el primer agustino en ir a Estados Unidos, y durante la mayor parte de sus 55 años de sacerdocio fue delegado capitular de los Agustinos Recoletos en ese país. Pasó tres décadas en Omaha, Nebraska, y en 1957 fue transferido a Atwater, California, donde fue acusado de abusar sexualmente de un menor entre 1958 y 1960, según reveló en 2004 el informe de la archidiócesis de Los Ángeles de 2004. El cura ya había fallecido en 1972. El informe explicaba que en su día fue destituido y reasignado a una oficina provincial durante tres años. La organización de víctimas de abusos SNAP pidió al arzobispo que liberara la información sobre Salinas a los católicos de Nebraska: “Este depredador pasó más de 30 años en Nebraska, por lo que es una tontería pensar que agredió a niños en California pero nunca en Omaha”. Salinas murió en 1972, después de ser atropellado por un coche en Los Ángeles. Aparece en la lista de acusados por abuso de la diócesis de Los Ángeles.
José I. Ugarte
Nacido en Delika, Álava, en 1941, fue ordenado en la archidiócesis de Los Ángeles en 1971. Está acusado de drogar y violar a un niño en un hotel de Ensenada a finales de los setenta y de abusar en 1983 de un joven de 17 años, según salió a la luz en 2013 al abrirse los archivos del arzobispado y aflorar documentación oculta. En el primer caso, el niño acabó en estado de shock. El sacerdote dijo que estaba demasiado borracho para recordar lo que pasó y las autoridades no tomaron más medidas. Una de las víctimas posteriores relató que sufrió abusos en 15 ocasiones, y tras cada una de ellas Ugarte la absolvía de sus pecados. La archidiócesis hizo una investigación y el arzobispo Mahony le impuso en 1995 que volviese a España, a la diócesis de Vitoria, bajo supervisión del obispo, que entonces era José María Larrauri, sustituido ese mismo año por Miguel Asurmendi. Le ordenó fijar allí su residencia, no oficiar misas públicas y buscar un trabajo laico. Le prohibió también regresar durante siete años a Estados Unidos sin el consentimiento expreso de la diócesis.
Emilio Roure
Fue ordenado en Barcelona en 1920. El Directorio Católico Oficial indica que pudo haber llegado a Estados Unidos en 1931. Primero trabajó en Los Ángeles, luego en Tucson y Gallup. En 1945 fue incardinado en la diócesis de El Paso, donde estuvo al frente de varias parroquias, en Smeltertown y en Masilla Park, hasta 1964, año en el que, durante un viaje a Barcelona para visitar a su hermano, murió. Aparece señalado como abusador tanto en la lista de pederastia de la diócesis de Las Cruces como en la de El Paso, ambas publicadas en 2019.
Jesús García
Nacido en un pueblo de Burgos en 1957, estudió en el seminario de la ciudad hasta el penúltimo año, pero entonces se trasladó a Estados Unidos, según confirma el obispado de esta ciudad, que detalla que no ha vuelto a saber nada de él. Se ordenó en Burgos en 1984 y ya estaba incardinado en 1983 en la diócesis de Corpus Christi, Texas, según información de este obispado estadounidense. Allí fue acusado de drogar y violar a cuatro niños y un hombre entre 1991 y 1994. En ese momento, se fue a España, y aparece en la diócesis de Alcalá de Henares. En 1996, regresó voluntariamente a Texas y fue detenido. Tras ser juzgado en 1997, se desestimaron los cargos, pero la diócesis lo incluyó en 2019 en su lista pública de sacerdotes que habían recibido acusaciones creíbles de abusos, y señalaba que fue excardinado de la diócesis en 2000 y apartado del ministerio en 2011. García demandó a la diócesis por incluirle en ese registro, pero la diócesis de Corpus Christi, consultada por EL PAÍS, se reafirma en la información que hizo pública en 2019. No obstante, no aclara si informó a la diócesis de Alcalá o a la Iglesia española de las acusaciones que pesaban contra él en Estados Unidos.
Tras el juicio, García regresó definitivamente a España, siempre en la diócesis de Alcalá. Este diario ha preguntado a este obispado si fue informado de las acusaciones contra este cura cuando llegó de Estados Unidos, si tomó medidas al respecto o tuvo contacto con menores, en qué destinos siguió su ministerio y si ha recibido denuncias en España. La diócesis de Alcalá solo contesta por escrito y únicamente señala que “sobre este caso ya se informó al Defensor del Pueblo y a la CEE”. No ha revelado su actual paradero.
Manuel Fernández
Nacido en 1935, se ordenó en 1959 en la diócesis de Ourense. Se desconocen sus destinos hasta que aparece en 1979 en Estados Unidos, en el Estado de Nueva Jersey. Pasó por varias parroquias de la diócesis de Trenton, donde fue incluido en 2019 en la lista pública de la diócesis de sacerdotes que habían recibido acusaciones creíbles de abusos, con “múltiples” casos. Su caso salió a la luz en 2002, tras las acusaciones de una mujer por hechos acaecidos en 1982, y fue apartado de su puesto. Regresó entonces a Ourense y siguió allí siendo sacerdote. Esta diócesis, contactada por EL PAÍS, asegura que “no consta que llegara con ninguna denuncia ni proceso abierto en Estados Unidos”. En todo caso, señala que estaba ya jubilado, no tuvo ningún nombramiento en destino alguno y no constan denuncias contra él en Ourense. No obstante, ya en 2005, un periódico estadounidense localizó al cura en Galicia y habló con él. Fernández aseguró que volvió a España a vivir su retiro y negó haber sido acusado en Trenton. El entonces obispo de Ourense, Luis Quinteiro, que actualmente está en Vigo-Tui, “se negó a responder preguntas escritas sobre monseñor Fernández”, según el diario, y respondió al periodista: “No sé qué derecho tiene usted a enviarme estas preguntas”. Fernández murió en 2006 a los 71 años.
Emilio García
Emilio García, ordenado sacerdote en 1957, fue acusado de abusar y violar a una menor durante los años sesenta en Florida, en la diócesis de Orlando. La víctima comenzó a tener recuerdos de lo ocurrido en 2002, tras el escándalo de los abusos en la Iglesia de Boston. Según relató a los medios locales, García comenzó a abusar de ella cuando tenía 14 años. Dos semanas después de su 16º cumpleaños, García la invitó a su despacho de la rectoría para recoger un regalo de cumpleaños y la violó. García admitió las acusaciones. Fue destituido de su cargo y regresó a España, se desconoce el destino. Falleció en 2020, según la lista de acusados por abusos de la Fiscalía estatal de 2020 y el Departamento de Policía de Florida.
Joseph Rossell
Este sacerdote catalán, nacido en Bagà en 1907, se ordenó en 1930 con la orden de los Hijos de la Sagrada Familia. Llegó a Estados Unidos en 1947, y los tres primeros años de su estancia allí fue trasladado entre parroquias y Estados con frecuencia. Fue demandado varias veces por pederastia. La última vez en 2010, acusado de abusar de dos niñas en la clase de catecismo. Pero toda la información sobre sus abusos solo salió a la luz en 2007, cuando la diócesis de San Diego la hizo pública. Para entonces llevaba mucho tiempo fallecido, desde 1982. Había vuelto a España en 1972, a su pueblo de Barcelona. Está incluido en la lista de miembros de la diócesis de San Diego con acusaciones creíbles de abuso de 2007.
Gregory Sierra Sheridan
Nació en Zaragoza en 1911 y se ordenó con los Agustinos Recoletos en 1935, año en el que comenzó a ser pastor adjunto en el Estado de Kansas. Pasó por varios Estados antes de asentarse en California, donde fue acusado por primera vez por una mujer, que aseguraba que Sierra había abusado de ella en 1969, cuando tenía ocho años. En 2019, otras tres mujeres lo denunciaron por abusos en los años sesenta. En 2020, cinco hombres y mujeres presentaron otra demanda. Una de las víctimas, hombre, aseguró que Sierra lo había violado cuando tenía alrededor de 12 años. Sierra regresó a España en 1983 con una carta de recomendación, y falleció en 1991 en Zaragoza. Está incluido en la lista de miembros de la diócesis de San Diego con acusaciones creíbles de abuso, publicada en 2007 dentro del proceso de quiebra de la diócesis, a causa de las demandas.
Carmelo García
Franciscano español perteneciente a la provincia de la orden en Santa Bárbara, California. Cometió abusos entre 1988 y 1991, según consta en la lista de religiosos acusados de forma creíble que publicó la congregación en 2019. García, indica este documento, abandonó la orden en 1989 y regresó a España, pero apenas se encuentra información sobre él. La orden asegura que tuvo conocimiento de los abusos en 1998, aunque solamente lo dio a conocer en 2019.
Francisco Carreras
El caso de Francisco Carreras fue el primero de curas acusados en Estados Unidos y reubicados en España que descubrió EL PAÍS. Lo publicó entre 2018 y 2019, al inicio de la investigación de los abusos en la Iglesia española. También es uno de los más terribles. Carreras, ordenado en Salamanca en 1973, se trasladó a Miami en 1975, donde fue denunciado por abusos. La diócesis norteamericana lo mandó de vuelta a España a su obispado de origen, el de Salamanca, y advirtió de las acusaciones contra él, según confirmó a este diario. Sin embargo, Carreras fue destinado sin más a pueblos de la provincia de Salamanca entre 1981 y 2004, bajo el mandato de tres obispos distintos, (Mauro Rubio, Braulio Rodríguez y Carlos López), y es acusado de decenas de casos. La diócesis de Salamanca nunca ha dado explicaciones sobre él. Vivía retirado en una ermita y falleció durante la pandemia.
Jeremiah Michael Spillane
Spillane, estadounidense y miembro de los Legionarios de Cristo, estuvo trabajando en colegios de la orden en España en un periodo que no ha podido ser determinado entre finales de los ochenta y los noventa, según la prensa estadounidense. Nació en 1954, y entró en esta congregación y se ordenó en 1986, en la diócesis estadounidense de Venecia. Trabajó en distintos países como profesor y director de escuelas de la orden. Ya en Estados Unidos, en 1997 fue acusado y condenado a dos años de arresto domiciliario y dos de libertad condicional por intentar ligar con un menor de 13 años por internet, que resultó ser un policía encubierto. Spillane admitió estos hechos, y admitió también abusos previos en México. Se le quitaron los votos religiosos en 1998, según informó la congregación. La sentencia del caso explica que Spillane había alquilado una habitación a la que pensaba llevar al niño en la que había aceites, un vibrador y preservativos. Es uno de los nombres que integran la lista de miembros de la Congregación Religiosa de los Legionarios de Cristo con acusaciones comprobadas de abuso sexual.
George A. Costigan
Este sacerdote estadounidense, también conocido como hermano Daniel Eliseo, fue acusado en 1993 de abusar de una niña en los sesenta en la diócesis de Paterson, que lo apartó y lo envió a un convento. Tenía relación con España y acabó en un monasterio en el municipio de Puentenansa, Cantabria, donde residió entre 2002 a 2004. La elección del lugar se debe a que había relatado que en esa zona experimentó una curación milagrosa de un cáncer en 1991. Fue en San Sebastián de Garabandal, un lugar donde en los sesenta se anunciaron apariciones marianas. Pese a ser retirado y prohibírsele vestir como sacerdote y ejercer, se movió por varios lugares de Estados Unidos haciéndose pasar por cura. Fue incluido en la lista de curas acusados de pederastia de este obispado en 2019.
Edgardo Arrunategui Jiménez
Es un sacerdote peruano que ejerció en la diócesis de Orange desde 1987 hasta 1990. La diócesis explicó, sobre las razones de su marcha, que se había ido de misionero a Perú. Sin embargo, volvió más tarde a la diócesis de Fresno, entre 1997 y 2004. Fue entonces, en 2004, tras la orden de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos de hacer públicos los casos ocultos del pasado, cuando la diócesis de Orange reveló que en realidad Arrunategui había sido cesado en 1990 por acusaciones de pederastia. Lo incluyó en su lista de acusados creíbles. Entonces desapareció de Estados Unidos y su pista se perdió. Un diario local averiguó en 2009 que había pasado por Madrid, donde estuvo al menos cinco años en distintas parroquias, a veces cambiándose el nombre: en 2004, pasó por la de Nuestra Señora de la Fuencisla, como Horacio Edgardo Arrunategui; dos años más tarde, fue adscrito a la iglesia de San Lesmes, en Alcobendas; y en 2008, como Horacio Edgardo Jiménez, en la de Santa María del Parque, en Madrid. El periódico Orange County Weekly pidió explicaciones a la diócesis, entonces dirigida por Antonio María Rouco Varela, pero asegura que no obtuvo ninguna respuesta. Arrunategui luego regresó a Perú, donde fue encontrado por otro periodista.
La diócesis de Madrid, consultada por EL PAÍS, confirma que aparece en sus registros como un sacerdote estudiante que vino a cursar teología en la universidad de San Dámaso, dependiente del obispado. Procedía de la diócesis peruana de Chimbote, que no comunicó ningún antecedente de abuso ni ninguna mención a su paso por Estados Unidos, afirma el obispado madrileño. Explica que, como estudiante, no se le asignó ningún encargo pastoral y su adscripción a parroquias era solo para poder tener un lugar donde celebrar misa. Precisa, no obstante, que sus datos limitan la estancia entre 2004 y 2006 y que no figura que pasara por la primera iglesia, Nuestra Señora de la Fuencisla. No consta ninguna denuncia contra él en la diócesis de Madrid. La diócesis de Orange solo responde que fue un sacerdote externo, y no da más detalles.
Michael J. Barrett
Este sacerdote norteamericano del Opus Dei fue denunciado en 2021, acusado de abusar de un menor entre 1974 y 1978, cuando aún era miembro seglar de la Obra. Barrett fue ordenado en Roma en 1985 y después se trasladó a Madrid, confirman portavoces del Opus Dei en España. No obstante, no saben precisar su destino ni cuánto tiempo pasó en el país. Explican que era frecuente que los nuevos sacerdotes, tras la ordenación, pasaran un tiempo de prácticas en España, antes de ser asignados a un destino. Barrett se trasladó luego a Houston, después a Los Ángeles y en 2016, a Nueva York, donde fue demandado en 2021. El Opus Dei desconoce el resultado de ese proceso. La diócesis de Nueva York no ha respondido a este diario. En todo caso, la Obra asegura que no constan denuncias contra él por abusos en España.
Jorge Washington Córdova Hernández
Este sacerdote ecuatoriano era predicador del movimiento Renovación Carismática, e incluso grababa discos de música religiosa. Estaba adscrito a la diócesis de Tucson, Arizona, y fue acusado de abusar de 10 menores en 2005 en Yuma, y dos más en Maricopa, entre 1988 y 1991. Había formado un grupo de mujeres jóvenes y niñas con rasgos de secta, llamadas Vírgenes Consagradas, que hacía vestir de azul y con las que celebraba ceremonias de iniciación en las que les cortaba un mechón de pelo. Fue incluido en la lista de acusados creíbles de la diócesis en 2019. Tras las denuncias, huyó del país en 2005 y, tras dos años de búsqueda, fue detenido en 2007 en España. Tenía entonces 51 años. Había una orden de captura internacional contra él. La Policía Nacional lo localizó en Guadarrama, en la provincia de Madrid, donde impartía un seminario en el complejo cultural residencial Fray Luis de León, de los agustinos. Según la prensa estadounidense, la extradición finalmente no se produjo. La diócesis de Madrid, consultada al respecto, señala que no aparece en ninguno de sus registros y que pudo viajar a España por su cuenta, al margen de su diócesis de origen en Ecuador. Nada se sabe de actividades posteriores, salvo que se dio de alta como autónomo en Torrejón de Ardoz (Madrid) en la actividad de transporte de mercancías. Murió en 2018.
Patrick O’Leary
Es un sacerdote de origen irlandés, aunque se ordenó en Oviedo, según los datos de la prensa estadounidense. Fue retirado de su parroquia en 1992, cuando tenía 33 años, porque la archidiócesis consideró que tenía “un patrón de comportamiento inapropiado” que lo convertía en un posible riesgo para los niños. Regresó a Oviedo, según la prensa estadounidense. La diócesis asturiana explica que “este sacerdote se fue en el año 1987 de Asturias, solicitó la excardinación de la diócesis y fue concedida en 1989″. Asegura que no hay constancia documental de su presencia desde 1987 y que no constan denuncias contra él de ningún tipo. Se desconoce su paradero posterior.
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