La Fiscalía acusa al padre de las hermanas de Terrassa asesinadas en Pakistán de urdir el plan para matarlas y “limpiar su honra”
El ministerio público dice que el hombre sometía a Arooj y Aneesa a “malos tratos habituales” en casa, que llevaron a una de ellas a intentar suicidarse
Ghulam Abbas no mató a sus hijas, pero “urdió el plan” que condujo a las dos hermanas de Terrassa (Barcelona) a la muerte a manos de sus familiares en un pueblo remoto del Gujrat pakistaní. La Fiscalía acusa al hombre, de 53 años y detenido el pasado febrero, como inductor del doble homicidio, en mayo de 2022, de Arooj y Aneesa, que entonces tenían 24 y 21 años. También le acusa de obligarlas a contraer matrimonio con parientes, de aislarlas en la vivienda familiar y de someterlas a “malos tratos habituales” que llevaron a una de ellas, Aneesa, a intentar suicidarse hace cinco años.
EL PAÍS ha accedido a la investigación que instruye un juzgado de Terrassa y que, hasta ahora, permanecía bajo secreto de sumario. El doble crimen de honor de las hermanas Abbas —una lacra que, solo en Pakistán, provoca la muerte de medio millar de mujeres cada año— fue ejecutado materialmente por seis personas, incluidos los maridos y dos hermanos de las víctimas, el 20 de mayo de 2022. Todos ellos ingresaron en prisión en Pakistán y, aunque las autoridades del país asiático aseguraron que allí seguirían (la ley prevé, sobre el papel, cadena perpetua), varios de ellos están ya en libertad.
En España, mientras tanto, la Fiscalía rastreó el entorno familiar de las víctimas. Escuchó a los amigos y a los jóvenes con quienes las chicas mantenían relación y estudió diversos archivos hallados en teléfonos móviles. Llegó a la conclusión de que Ghulam Abbas, que trabaja en una tienda de ultramarinos muy cerca de su casa, tuvo algo que ver con aquellos dos asesinatos, aunque no fuera el autor material. El hombre “urdió, junto con otros familiares, un plan para engañar a sus hijas y hacer que se desplazaran hasta Pakistán con el fin de limpiar su honra”, según la querella de la Fiscalía. En marzo de 2022, “decidió enviar a su esposa”, Azra Bibi, y a sus tres hijos varones a Nothia, el pequeño pueblo de donde procede la familia. A petición del padre, el hermano mayor, Shehryar Abbas, las convenció para que volaran hasta el país porque iba a casarse y porque su madre estaba enferma. Aunque Arooj y Aneesa tenían “miedo a represalias”, accedieron a viajar.
La Fiscalía sostiene que Ghulam Abbas participó en el asesinato de sus hijas movido por una lógica de restaurar el daño que, supuestamente, las jóvenes habían causado a sus familias con su “actitud desafiante”. Arooj y Aneesa “no acataban su matrimonio forzoso y mantenían una relación sentimental con otras parejas” tras abandonar el domicilio familiar, en Terrassa, hartas del control asfixiante al que el padre, con ayuda del primogénito, las tenía sometidas.
El padre llegó solo a España hace 14 años y se instaló en Terrassa. Logró el permiso de residencia permanente en 2015. Poco a poco pudo traer a los suyos mediante reagrupación familiar. De las dos hijas asesinadas, Aneesa, la pequeña, fue la primera en llegar con solo 16 años. En el piso de Terrassa donde vivían, la adolescente “era permanentemente controlada por su padre”, que no le permitía relacionarse con personas fuera del ámbito “estrictamente familiar”. La chica no podía salir de casa si no la acompañaban él mismo o su hermano Shehryar. El padre, además, la sometía “de forma permanente a malos tratos”. No lo soportó. En diciembre de 2018, cuando apenas llevaba un año en España, intentó suicidarse “mediante la ingesta de cáusticos”.
Casadas por papeles
La vida de Aneesa ya había sido planificada con antelación sin contar con ella. En noviembre de 2019, con apenas 18 años, el padre la llevó a Pakistán para casarla “con un pariente con el que se había concertado un matrimonio de conveniencia”. La chica nunca conoció de antemano el propósito de aquel viaje. El objetivo de la boda con un primo suyo no era otro que “tramitar el permiso de residencia para ese ciudadano paquistaní”. Apenas un mes antes se había casado su hermana Arooj, también con un primo y con el mismo propósito. Tras el doble enlace, la familia regresó unida para vivir en el pequeño piso de Terrassa.
Las hermanas ayudaban al padre en la tienda de ultramarinos y eran víctimas, en casa, del mismo trato discriminatorio y los mismos malos tratos. Hasta que se hartaron. La primera en dar el paso fue la más pequeña, Aneesa, que había soportado durante más tiempo el machismo exacerbado del padre. Se fue de casa y empezó una relación sentimental con un paquistaní que vivía en Barcelona. El hermano mayor, Shehryar, acabó apuñalando en la calle al novio ante lo que consideraba una ofensa a la reputación de la familia. La relación entre padre e hija se rompió y lo mismo ocurrió con Arooj cuando esta siguió los pasos de la hermana pequeña y abandonó la vivienda a principios de 2022, pocos meses antes de que ambas encontraran la muerte. Primero vivió en Valencia y, más tarde, junto a su hermana en una habitación realquilada de un bloque de pisos de Barcelona.
El titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Terrassa, Sergi Casares Zayas, mantiene investigado a Abbas en un caso con una gran complejidad técnica y jurídica. El doble asesinato ocurrió en Pakistán, por lo que el padre, en caso de que se demuestre su participación en los hechos, solo podría ser procesado como “cooperador necesario”, “inductor” o “autor mediato”, según las hipótesis que maneja la Fiscalía, que sí le atribuye la plena autoría de otros tres delitos: un matrimonio forzoso (el de Aneesa, obligada a trasladarse a Pakistán “mediante violencia e intimidación”), maltrato habitual en el ámbito familiar y coacciones.
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