En busca y captura el salesiano de Vigo condenado a 32 años de prisión por abuso de menores
Segundo Cousido dilató la ejecución de la sentencia desde mayo de 2022 y no se presentó en la cárcel el pasado lunes, cuando expiraba el “plazo inaplazable” dado por la sala
Segundo Cousido Vieites fue condenado a 32 años y medio de prisión el pasado mayo por abusar sexualmente de algunos de sus pupilos de los Salesianos de Vigo en un campamento de verano celebrado en Cambados en 2019. El profesor de religión dilató desde entonces con un rosario de recursos la ejecución de la sentencia, pero el jueves de la semana pasada la sala fijó un “plazo inaplazable” de tres días para que el condenado se presentase en la cárcel. Cousido no apareció, y ahora está en busca y captura, según ha confirmado esta mañana el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).
El máximo órgano judicial gallego rechazó en mayo las apelaciones del salesiano de 43 años que, por su edad y su cercanía a los muchachos, era también coordinador de un centro de actividades juveniles en el colegio, además de vicario de la parroquia María Auxiliadora en el corazón de Vigo. El TSXG confirmó la sentencia que ya había dictado en 2021 la Audiencia de Pontevedra, cuando tuvo lugar el juicio por los “tocamientos” a seis estudiantes durante el Camino de Santiago y la convivencia estival de 2019 en Cambados (Pontevedra), la localidad natal de este cura que empezó en la iglesia como monaguillo. Tras el juicio en el que declararon protegidas las víctimas, Cousido Vieites era condenado a 32 años y medio, aunque la Fiscalía reclamaba 44, después de rebajar en la última sesión la pena inicial de 67 años que solicitaba, porque uno de los niños tenía los ojos cerrados. “La víctima notó que lo tocaban, pero no abrió los ojos”, con lo cual, argumentó en aquel momento el ministerio público, “no puede confirmar” que fuese el acusado quien abusase de ella.
Los magistrados del TSXG dictaminaron que los testimonios de los agredidos, además de estar corroborados por pruebas periciales psicológicas, eran completamente creíbles, y el salesiano fue condenado por siete delitos de abusos sexuales, tres de ellos continuados, contra seis chicos. Además de ingresar en prisión, él como responsable directo y la orden salesiana como responsable civil subsidiaria fueron condenados a pagar una indemnización de 76.000 euros. A esto el fallo judicial sumó 36 años de libertad vigilada, órdenes de alejamiento respecto de sus víctimas entre cuatro y nueve años e inhabilitación durante 31 años “para el ejercicio de cargo, profesión u oficio que requiera contacto con menores”.
El TSXG explica que “los numerosos recursos presentados por el condenado provocaron que se retrasase el inicio de la ejecución de la sentencia de mayo y que no fuese firme hasta finales de octubre”. Esos recursos obligaron a la Audiencia de Pontevedra, el pasado julio, a paralizar la ejecución hasta noviembre. El 16 de ese mes comenzaron al fin los trámites, que “conllevan unos plazos y contra los que también caben recursos”, explica el TSXG. Así que no fue hasta el pasado jueves, 23 de febrero de 2023, que “la sala dio un plazo inaplazable de tres días” al salesiano “para que ingresase en prisión”. Al no hacerlo, la Audiencia Provincial “ha emitido una orden de búsqueda y captura”, afirma el tribunal después de salir a la luz la noticia, avanzada por los rotativos vigueses Faro y Atlántico Diario.
El TSXG detalla todos los recursos que utilizó el religioso para esquivar el momento del ingreso en prisión. El pasado julio presentó uno de reposición en el que alegaba que la sentencia no se le había notificado personalmente. Ese mismo mes, pidió la suspensión de la pena mientras no se resolviese el recurso, que fue desestimado a los pocos días. El 22 de septiembre solicitó la nulidad de las actuaciones, y el 18 de octubre el TSXG zanjó que no había lugar para esa petición y declaró firme la sentencia.
Los abusos por los que fue condenado el salesiano se produjeron durante dos acampadas que el colegio Salesianos María Auxiliadora de Vigo organizó en 2019, la del Camino de Santiago, en abril, y la de Cambados, en julio. También se confirmó un episodio dentro de las propias instalaciones del centro educativo, en la asociación juvenil Abertal que el acusado coordinaba, cuando en junio de ese mismo año, durante la proyección de la final de la Champions League, le tocó el pene a un muchacho. Según se concluyó tras el juicio, en los campamentos el pederasta aprovechó que los alumnos dormían para tocarlos y llegar a las partes íntimas, tanto por fuera como por dentro del pijama. Los niños intentaban evitarlo; alguno declaró que se colocó la almohada entre las piernas para dormir protegido. Pero el sacerdote se la quitó “para poder manosearle”, recogían los magistrados en su fallo. Tras aquella experiencia, las víctimas quedaron conmocionadas, porque tenían a este religioso como un mentor.
Los chicos, recalcan los jueces, consideraban a Cousido Vieites un “segundo padre”. “No era solo un profesor; era su amigo, su referente”. Los abusos causaron en ellos trastornos y estrés postraumático, según la sentencia: “Las víctimas han padecido problemas de sueño, pesadillas recurrentes, bajo rendimiento escolar, síntomas depresivos, irritabilidad, comportamiento desconfiado y otras secuelas”.
Si conoce algún caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escríbanos con su denuncia a abusos@elpais.es
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