Países Bajos detecta una fuga del virus de la polio en una fábrica de vacunas que infectó a un empleado
El trabajador guardó aislamiento en unas instalaciones de seguridad durante 33 días hasta el pasado 11 de enero sin que hayan sido detectados nuevos contagios. Es el incidente de estas características más grave ocurrido en décadas en la UE
Las autoridades de los Países Bajos han detectado una fuga de un tipo salvaje del virus de la polio ya erradicado en una fábrica de vacunas situada cerca de Utrecht, en la zona central del país. El episodio ha afectado a un trabajador de las instalaciones, que estaba vacunado y ha cursado la infección de forma asintomática. Por razones de seguridad, este empleado ha tenido que permanecer en aislamiento en unas instalaciones especiales desde el 8 de diciembre hasta el pasado 11 de enero, ya que excretaba el virus a través de las heces.
Las investigaciones abiertas tras la alarma decretada por las autoridades del país no han detectado más contagios. El suceso ha sido tratado en la reunión celebrada el pasado 25 de enero del Comité de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los resultados de la investigaciones han sido publicados en el último número de la revista Eurosurveillance del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC).
Se trata del incidente de estas características más grave ocurrido en décadas en la Unión Europea. El último similar que ha sido publicado sucedió en 2014 en Bélgica, cuando un error humano en una instalación de la farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) liberó en el medio ambiente 45 litros de una solución con virus vivo de la polio. En esa ocasión, sin embargo, ninguna persona resultó infectada y las autoridades establecieron que no había riesgo para la población.
Todas las alertas saltaron a principios de diciembre tras la detección del virus en unos análisis rutinarios de vigilancia realizados por el Laboratorio Nacional de Polio de los Países Bajos en aguas residuales recolectadas el 15 de noviembre. Estas pruebas de seguridad se realizan cada tres semanas de forma habitual en instalaciones consideradas esenciales, como las dedicadas a la producción de vacunas y laboratorios de diagnóstico, con el objetivo de detectar cualquier fuga. El virus fue detectado en una muestra tomada en la compañía Bilthoven Biologicals (BBio). La empresa ha informado de que ha “paralizado todas las actividades con poliovirus activos” hasta que las causas del incidente “queden completamente aclaradas y todos los procesos hayan sido revisados”.
La forma del virus implicada ha sido una cepa del tipo 3 salvaje (WPV3-Saukett G), detectada por última vez de forma natural en Nigeria y que la OMS declaró erradicada en octubre de 2019. De los tres tipos de virus de polio salvaje, solo el 1 sigue produciendo casos en el mundo. Es endémico de Pakistán y Afganistán, aunque hace un año fue detectado también en Malawi. El tipo 2 también fue declarado erradicado, en 2015, tras haber sido diagnosticado por última vez en India en 1999.
Tras la detección del patógeno en las aguas residuales, las autoridades de Países Bajos iniciaron una investigación sobre todos los empleados de la compañía que hubieran tenido acceso en las tres semanas anteriores a zonas de trabajo en las que se manipula el virus, 51 personas en total. A cada una le fueron tomadas dos muestras de heces y una de suero, y uno de ellos dio positivo.
“El trabajador infectado accedió al aislamiento voluntario bajo la supervisión diaria del servicio de salud pública local”, recogen las investigaciones publicadas. Como este empleado vivía en una zona de Países Bajos “con una cobertura de vacunación subóptima” entre la población, inferior al 90%, y había riesgo de que el virus se diseminara y pudiera causar casos graves de polio, se descartó que cumpliera el aislamiento en su casa y fue alojado en una residencia proporcionada por las autoridades “diseñada para el aislamiento de los empleados y ubicada en un área con cobertura de vacunación superior al 90%”.
Durante el aislamiento, el trabajador afectado no tenía permitido “recibir invitados, pero podía caminar, hacer ejercicio y encontrarse con personas en el exterior siempre que no mantuviera contacto físico alguno con ellas”. “Tras 33 días, el empleado salió del aislamiento el 11 de enero de 2023, después de tres muestras de heces negativas consecutivas”, afirma la investigación.
Las autoridades del país también llevaron a cabo un meticuloso rastreo de los contactos mantenidos por el trabajador en los días previos a la identificación del virus. Fueron identificados 16 compañeros de trabajo y 11 contactos privados, a los que se hicieron análisis con un total de 54 muestras estudiadas (dos por persona). Todas dieron negativo.
Fallo de seguridad
Los investigadores han concluido que las instalaciones de la fábrica de vacunas sufrieron un “fallo” en las medidas de seguridad que ha requerido una rápida respuesta de las autoridades para evitar la diseminación del virus entre la población. Las conclusiones publicadas en Eurosurveillance destacan la importancia de las medidas de “vigilancia ambiental” a través de las aguas residuales de las instalaciones consideradas sensibles por trabajar con cepas activas del virus, ya que “los incidentes que conducen a una fuga e incluso a una infección pueden pasar desapercibidos”.
Los virus de la polio son extremadamente contagiosos y se transmiten por el contacto con una persona infectada. La mayoría de las infecciones cursan de forma asintomáticas, pero cerca de una cuarta parte desarrollará síntomas parecidos a los de la gripe (fiebre, cansancio, dolores....). En los casos más graves, hasta un 5% de los infectados, puede desarrollar meningitis y parálisis. El paciente pierde en estos casos fuerza muscular en brazos o piernas hasta perder la capacidad de moverlos. Según varios estudios, entre el 2% y el 10% de quienes sufren estas formas más graves mueren porque el virus afecta a los músculos que intervienen en la respiración.
Las vacunas utilizadas en los países que ya han logrado erradicar la polio son las llamadas Salk, que utilizan virus muertos o inactivados. Son inyectables y protegen frente a todas las formas graves de la polio porque impiden que la infección llegue a la sangre y a las neuronas, pero no confieren inmunidad en las mucosas del aparato digestivo, donde el virus puede replicarse y se excreta por las heces. Esto hace, como en este caso, que las personas vacunadas con estos sueros puedan ser portadoras del virus y contagiar la enfermedad a otras. Su uso está justificado en países en los que el riesgo de circulación del patógeno se considera bajo porque tienen menos efectos secundarios que la otra vacuna disponible, que se administra de forma oral.
Este tipo de inmunización, llamada Sabin, se utiliza en los países todavía afectados por la polio o donde el riesgo de circulación se considera elevado. Esta vacuna, que utiliza virus atenuados, inmuniza también a nivel intestinal y es la que ha permitido erradicar la enfermedad en gran parte del mundo, ya que si es administrada de forma universal acaba cortando la circulación del virus entre la población. Pero también tiene inconvenientes. En algunos casos, los virus atenuados provocan importantes efectos adversos en el paciente y los virus excretados por las heces tras la vacunación pueden seguir circulando si subsisten grupos de población sin vacunar. En estas situaciones, el patógeno puede recuperar la capacidad de producir casos graves de la enfermedad, lo que da lugar a brotes de formas del virus derivadas de la vacuna.
El cambio en un país del uso inicial de la vacuna Sabin a la Salk cuando se ha logrado acabar con la circulación del virus es un momento clave en las estrategias de vacunación frente a la polio en todo el mundo. España dio este paso en 2004.
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