Kevin Spacey esgrime la influencia de un padre “neonazi y supremacista blanco” en su defensa de las acusaciones de abuso sexual
El actor relata entre lágrimas ante el tribunal cómo trató de ocultar su orientación sexual por temor a su progenitor, y se vuelve a declarar inocente de las alegaciones de Anthony Rapp
Cuando se cumple un lustro del MeToo, uno de los capítulos más sonados del movimiento contra los abusos sexuales de personajes poderosos en Hollywood prosigue su andadura en los tribunales. El actor Kevin Spacey, de 63 años, ha negado de nuevo las acusaciones de abuso sexual realizadas por el autor y cantante estadounidense Anthony Rapp, de 50 años, según las cuales el protagonista de películas como American Beauty o de la serie House of Cards le violentó cuando Rapp era menor. El juicio civil se sigue en un tribunal de Manhattan (Nueva York).
Las denuncias de Rapp provocaron precisamente la cancelación del papel protagonista de Spacey en la popular serie de Netflix, así como su forzada salida del armario, después de que el actor hubiera intentado durante toda su vida preservar su orientación sexual por temor a un padre “supremacista blanco” y “neonazi” a quien no le gustaban ni los homosexuales ni la afición de su hijo por el teatro, como declaró este lunes entre lágrimas ante el tribunal.
Rapp reclama una indemnización de 40 millones de dólares (parecida cantidad en euros, al cambio actual) por la “angustia emocional” provocada por los abusos, supuestamente ocurridos en 1986, cuando Spacey tenía 26 años y la presunta víctima, 14. Hechos que el ganador de dos Oscar insiste en calificar de “no ciertos”. “No recuerdo haber estado con él en ninguna fiesta privada ni tengo memoria de haber coincidido con él en un apartamento”, dijo Spacey.
Rappasegura en su denuncia que el célebre actor le invitó a su apartamento de Manhattan, lo alzó en volandas “como un novio a una novia para cruzar el umbral”, le echó en la cama y le manoseó y tocó sin su consentimiento antes de tumbarse encima de él.
Cadena de acusaciones
Spacey encadena comparecencias ante los tribunales por denuncias de abuso homosexual. En mayo fue acusado formalmente de cuatro delitos cometidos presuntamente entre 2005 y 2013 contra tres ciudadanos británicos en Londres y Gloucestershire (Inglaterra). En julio, en la vista preliminar del juicio, que está previsto se celebre en la primavera de 2023, Spacey volvió a reiterar su inocencia. También se declaró no culpable de “obligar a una persona a participar en un acto sexual con penetración sin consentimiento”, es decir, de una violación.
La defensa del oscarizado actor ha intentado desmontar las alegaciones de Rapp, actor de musicales en Broadway y protagonista de la serie televisiva Star Trek: Discovery, al subrayar que este ha incurrido en varias contradicciones sobre las fechas y omitido detalles de lo sucedido, como la presencia de un amigo suyo en la habitación en el primer encuentro que mantuvo con Spacey, según este, el único.
El turbio protagonista de Medianoche en el jardín del bien y del mal narró de otra forma lo sucedido, asegurando que invitó a cenar y a su apartamento a Rapp y al amigo de este John Borrowman, el otro aspirante a actor cuya presencia en la habitación Rapp no explicitó. Una vez en su domicilio, Spacey coqueteó con Barrowman —que tenía 19 años en ese momento— pero no mostró ningún interés en Rapp antes de que los dos invitados se marcharan. “Anthony Rapp parecía un niño y John Barrowman parecía un hombre”, dijo Spacey en un relato confirmado por una declaración de Barrowman. Spacey se apuntó este lunes un tanto al conseguir que el juez desestimara como “acto intencionado” lo sucedido, como reclamaba la defensa de Rapp.
Abierto en canal
A diferencia de otros juicios anteriores, Spacey se abrió en canal ante el tribunal de Manhattan, al asegurar que había tratado de mantener su sexualidad y su vida íntima en el ámbito de lo privado, tras describir a su padre como un “supremacista blanco” y un “neonazi”, a quien no le gustaban los homosexuales ni el interés de su hijo por el teatro. Nunca antes, en el rosario de comparecencias desde que fuera denunciado por primera vez en 2017, el actor había expuesto tan abiertamente su intimidad.
Rapp denunció los presuntos abusos ese año en una entrevista en la revista Buzzfeed, una acusación que provocó en el actor una sensación de “sorpresa, susto y confusión”, tras lo cual, aconsejado por sus asesores de imagen, presentó una disculpa pública al “no tener ni idea de dónde podrían haber ocurrido” los hechos. El actor asegura haberse arrepentido de haber formulado aquella excusa, por haber podido incriminarle aún más. “Aprendí la lección de pedir disculpas por algo que no has hecho”, subrayó este lunes mientras sollozaba y se limpiaba las lágrimas con un pañuelo de papel. Entonces, recordó, con el movimiento MeToo ganando impulso, “la industria [del cine] estaba muy nerviosa. Había mucho miedo en el aire sobre quién iba a ser el siguiente”. Por eso, sus managers le dijeron que la disculpa “era la mejor manera” de contener “una crisis que iba a empeorar” y de evitar que se le acusara de “ser una vergüenza” pública.
La publicación del artículo le forzó a admitir públicamente su condición sexual, una posibilidad que llevaba sopesando desde hacía más de un año al considerar que su carrera como actor estaba ya suficientemente asentada (para entonces había sido galardonado con los dos Oscar, en 1996 y 2000). “Me acusaron de intentar cambiar de tema, de intentar desviar la atención, o de confundir una acusación con el hecho de ser gay, lo que nunca fue mi intención”, dijo llorando. “Nunca hubiera hecho nada para dañar a la comunidad gay. Lo siento profundamente”, se disculpó. Su resistencia a salir del armario fue objeto de críticas por dicha comunidad mientras las denuncias hacían descarrilar definitivamente su carrera.
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