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Compromiso con la economía circular a gran escala

El Grupo ENGIE apuesta por este modelo económico para promover y alcanzar los objetivos medioambientales del futuro. Los gases renovables, como el biogás, y bioproductos como la biomasa, claves para lograrlo

La biomasa es un recurso energético renovable a partir de materia de origen vegetal o animal que incluye residuos y desechos orgánicos.
La biomasa es un recurso energético renovable a partir de materia de origen vegetal o animal que incluye residuos y desechos orgánicos.

Cada año que pasa los recursos del planeta se consumen mucho más allá de los límites de la sostenibilidad. Este 2022, sin ir más lejos, España alcanzó el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra -la fecha que marca que se han consumido todos los recursos que el planeta es capaz de generar en un año- el 12 de mayo, según la organización WWF. Son 13 días menos de margen respecto a 2021. Un adelanto preocupante que se repite año tras año.

La economía circular es una respuesta a este problema. Su objetivo es producir bienes y servicios de forma sostenible, limitando el consumo y el desperdicio de recursos y reduciendo la producción de servicios. Rompe así con el modelo económico lineal: de extraer, fabricar, consumir y tirar a producir, consumir, gestionar y valorizar.

Tres líneas de actuación

En el sector de la energía, la economía circular se desarrolla en torno a tres líneas de actuación: la explotación de los recursos naturales para la producción de energía, la valorización de residuos y reciclaje de productos y la recuperación de calor residual.

Durante más de 20 años, el Grupo ENGIE ha estado midiendo su impacto en los recursos mediante el análisis del ciclo de vida. Paralelamente, ha desarrollado herramientas de análisis de flujos a escala de territorio para reducir el impacto sobre los recursos y el desarrollo de la ecología industrial.

El reto de ENGIE es alcanzar un 100% de gases renovables para el año 2045 gracias al biometano, al hidrógeno verde y a las técnicas de captura de CO₂

Además, desde 2017, el Grupo ENGIE ha asumido compromisos concretos en materia de economía circular que se centran principalmente en los siguientes ámbitos: la valorización energética de sus procesos industriales y terciarios, el desarrollo de gases renovables, como el biometano, y el diseño de herramientas innovadoras que permitan integrar criterios de economía circular en el proceso de toma de decisiones en proyectos industriales.

Metas que se intensificarán en el horizonte 2030-2045. El motivo es el reto de ENGIE de alcanzar para ese año un 100% de gases renovables gracias al biometano, al hidrógeno verde y a las técnicas captura de CO₂. El desarrollo de los gases renovables permitirá apoyar el desarrollo de las capacidades de electricidad renovable, intermitentes por naturaleza, y optimizar las inversiones en línea con el propósito de ENGIE.

El grupo se compromete, junto a sus empleados, clientes y socios, a acelerar la transición hacia un mundo neutro en carbono con soluciones más eficientes energéticamente y más respetuosas con el medio ambiente. Su modelo de negocio tiene como objetivo desarrollar energías renovables, infraestructuras energéticas locales y adaptar sus actividades de infraestructuras centralizadas y producción térmica a los requisitos de la economía circular.

Biometano como alternativa

Desde una lógica de economía circular, hay que destacar el biogás entre los gases renovables. Su generación permite valorizar los desechos orgánicos procedentes de diferentes residuos, como de la ganadería o de los cultivos, entre otros.

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Uno de los productos resultantes de este proceso es el biometano, un combustible con las mismas propiedades que el gas natural. Es su sustituto perfecto y, al tener una composición prácticamente idéntica, puede ser usado tanto como combustible para usos finales (calefacción, cocina, industria) como para el transporte o para generar electricidad. El biometano generalmente se transporta y almacena utilizando la infraestructura de gas existente, pero puede utilizarse igualmente para cubrir las necesidades de puntos de consumo cercanos. Además, permite el despliegue de soluciones descentralizadas y la creación de puestos de trabajo locales.

El biogás y el biometano pueden ser la respuesta al gran desafío que supone la gestión de desechos orgánicos, cuya producción es cada vez mayor. También se antojan importantes para contribuir a la producción sostenible de energía, al desarrollo de una agricultura sostenible y a reducir la dependencia energética.

El valor de biomasa

Uno de los pilares sobre el que se asienta un sistema de economía circular es el de los bioproductos, fuente alternativa a los productos derivados del petróleo y a otras formas de energía tradicionales. Una solución donde la biomasa puede ser aprovechada como recurso energético renovable. Esta materia orgánica tiene un origen vegetal o animal, incluyendo sus residuos y desechos orgánicos.

La energía de biomasa es una fuente renovable y considerada neutra en emisiones de CO₂. No contribuye al efecto invernadero, debido a que el dióxido de carbono que se libera tras su combustión forma parte de la atmósfera actual y es el que absorben y emiten continuamente las plantas.

Así pues, su uso contribuye al modelo de economía circular, generando puestos de trabajo locales, ayudando a la limpieza de bosques, consiguiendo una reducción del número de incendios y una resiliencia de los territorios.

Los municipios tienen en su mano articular mecanismos de economía circular en los que la gestión de su masa forestal, el suministro de energía térmica autóctona y competitiva para sus edificios y la creación de empleo para sus vecinos se fundan bajo un mismo concepto: el de las redes locales de calor a partir de biomasa.

El grupo implementa proyectos de desarrollo de redes urbanas de calor alimentadas con biomasa en Pamplona y Palencia

Con este objetivo, ENGIE está implementando varios proyectos de desarrollo de redes urbanas de calor alimentadas con biomasa de proximidad con certificación de gestión forestal sostenible. Entre todos, destaca el denominado Txantrea, en Pamplona, por el barrio donde se ubica. Una red urbana que utilizará un 90% de biomasa forestal como fuente de energía renovable, contribuyendo de esta forma a la economía circular y la neutralidad en carbono.

ENGIE también colabora con la implementación de una nueva red de calefacción urbana en Palencia. La red se alimentará de biomasa como fuente de energía renovable. Este nuevo proyecto beneficiará a unos 10.000 hogares a los que suministrará energía térmica para uso de agua caliente y calefacción.

La recuperación de calor residual en la industria

El calor residual en los efluentes de los procesos industriales implica una importante pérdida de energía térmica en la industria. El aprovechamiento de este calor supone una mejora en la eficiencia energética y una reducción de emisiones de CO₂.

La necesidad de mejorar esa eficiencia en la industria es uno de los retos principales en el proceso de transición energética. Las industrias intensivas energéticamente consumen importantes volúmenes de energía. Gran parte de ella, entre un 20% y un 50%, no se aprovecha y es emitida al medio ambiente en forma de calor residual. Este excedente de calor puede ser un recurso valorizable en otros procesos productivos.

Los beneficios en este tipo de proyectos son mutuos tanto para la industria con el foco de calor residual –valorizar económicamente una energía residual y reducir el impacto medioambiental– como para el potencial consumidor de energía térmica –reducción de consumo de energía primaria, reducción de huella de carbono o el ahorro en coste energéticos–.

Recuperar y aprovechar el calor residual es fundamental no solo para alcanzar los objetivos de eficiencia energética, sino también para aportar competitividad a las industrias y reducir su impacto ambiental. Se contribuye de esta manera a la transición hacia un modelo económico descarbonizado y circular.

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