Andalucía investiga un caso de malaria en una mujer que dio a luz en un hospital de Algeciras
Las pesquisas apuntan a un contagio en el centro, aunque Quirónsalud Campo de Gibraltar atribuye el caso a un mosquito
La Junta de Andalucía investiga un caso de malaria en una mujer que ha desarrollado la enfermedad tras haber dado a luz el pasado mes de diciembre en el hospital privado Quirónsalud Campo de Gibraltar, en Algeciras (Cádiz), según ha confirmado a EL PAÍS un portavoz de la Consejería de Salud. La mujer no había viajado a ningún país donde esta enfermedad es endémica, por lo que la principal hipótesis manejada por los servicios de salud pública es que el contagio se ha producido en el centro sanitario por algún instrumental contaminado con el parásito Plasmodium falciparum, han explicado fuentes sanitarias de la comunidad.
Un portavoz de Quirónsalud, sin embargo, rechaza esta opción y asegura que el origen del contagio es “un mosquito que debe haber picado a la mujer dentro o fuera del hospital”. La Junta admite que esta “es una de las hipótesis en estudio, aunque la menos probable en base a toda la información disponible”.
La mujer ingresó en el hospital a finales de diciembre y sufrió varias complicaciones durante el parto, aunque su estado mejoró y tanto ella como el bebé fueron dados de alta poco después. Tres días más tarde, sin embargo, la paciente regresó al servicio de urgencias aquejada de malestar, pero las exploraciones realizadas no detectaron nada preocupante y los médicos la enviaron a casa, según el potavoz de Quirónsalud. Unos días después, la mujer acudió de nuevo al hospital y fue entonces cuando le fue diagnosticada la malaria, cuyos síntomas son fiebre, dolores y malestar. “Su estado de salud empeoró y fue ingresada en la UCI, aunque recibió el tratamiento indicado y se restableció”, detalla el portavoz del hospital.
Las investigaciones sobre la causa del contagio apuntaron en un primer momento a la transfusión de sangre que la mujer tuvo que recibir por una hemorragia sufrida durante el parto, pero las muestras del donante analizadas en el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III han descartado que ese fuera el origen del caso, según este organismo. “La hipótesis de la transfusión ha quedado excluida”, confirma el portavoz de la Junta. Todas las donaciones de sangre son sometidas a varios análisis para descartar enfermedades infecciosas como la malaria y no hay precedentes en las últimas décadas en España de un contagio por esta vía.
Los investigadores consideran muy poco probable la posibilidad de que un mosquito esté en el origen del contagio porque su presencia prácticamente desaparece en invierno, aunque en algunas zonas cálidas de la provincia de Cádiz pueden mantenerse algunas poblaciones. Otro argumento en contra de esta hipótesis, explica fuentes sanitarias, es que los mosquitos Anopheles más comunes en España, de la variedad atroparvus, son un vector competente para otros tipos de malaria, como la vivax, pero no transmiten la falciparum.
“Para obtener una respuesta concluyente que apoyara la posibilidad de un contagio por mosquito debería haberse completado un estudio entomológico que detectara la presencia de ejemplares del género Anopheles capaces de transmitir el Plasmodium falciparum”, explican estas fuentes. El portavoz de la Junta no ha ofrecido más detalles sobre el curso de las investigaciones ni si está en marcha un estudio de estas características.
La malaria, también conocida como paludismo, es una enfermedad infecciosa causada por un parásito microscópico cuya vía de transmisión más habitual es la picadura de un mosquito Anopheles. En los países tropicales en los que la dolencia sigue siendo endémica, supone un gran problema de salud pública que en 2020 provocó más de 241 millones de casos y 627.000 muertes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En España, donde el parásito habitaba en zonas con humedales, la enfermedad fue erradicada hace medio siglo, con el último caso diagnosticado en 1961 en la provincia de Cáceres. Desde entonces, la infección afecta principalmente a viajeros que la contraen en los países que visitan. Sin embargo, de forma esporádica, siguen produciéndose algunos contagios en centros sanitarios o por la llamada malaria de aeropuerto (causada por mosquitos llegados en avión desde países de riesgo).
“Dentro lo excepcional del caso, que se trate de una infección por Plasmodium falciparum no es extraño. Es el tipo de malaria más común y supone más del 90% de los diagnósticos realizados en España”, explica José Miguel Rubio, responsable de malaria del Centro Nacional de Microbiología. “Los contagios nosocomiales se producen porque el parásito tiene una mayor capacidad que los virus para sobrevivir en restos de sangre. Si por alguna razón el instrumental contaminado entra en contacto con un nuevo paciente, este puede contraer la enfermedad”, añade.
Aunque la malaria puede ser mortal, los medicamentos disponibles para combatirla son muy eficaces si son administrados a tiempo. “El riesgo es que no se haga el diagnóstico pronto y se retrase el tratamiento. Esto puede ocurrir cuando no hay antecedentes de viaje a zonas de riesgo y no se piense en la malaria como una posibilidad. Pero con el conteo celular que se hace en cualquier análisis de sangre se detectan las alteraciones que ponen a los facultativos en la pista”, sigue Rubio.
El último contagio de malaria ocurrido en España se produjo a finales de 2019 y afectó a un jubilado que no se había movido del centro de mayores en el que vivía en Zaragoza. En ese caso se investigaron dos hipótesis: un contagio hospitalario o un mosquito llegado a bordo de un avión militar de la cercana base del Ejército. Un portavoz del Gobierno de Aragón explica que, tras meses de investigaciones, finalmente “no se pudo llegar a una conclusión” sobre el origen del caso. También en 2019, un vecino de O Porriño (Pontevedra) contrajo la enfermedad tras ser atendido en el Hospital Álvaro Cunqueiro.
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