Johnson anuncia una larga y lenta desescalada en el Reino Unido hasta finales de junio
La confianza en la campaña de vacunación, con 17,5 millones de primeras dosis suministradas, permite al país emprender un “camino a la libertad” que sea “cauto e irreversible”
Las lecciones aprendidas del modo más duro posible durante 2020, y la dificultad que ha supuesto comenzar a controlar el embate de la nueva variante del virus (la que el resto del mundo denomina “variante británica”), han llevado a Boris Johnson a imponer la máxima cautela en sus planes de desescalada. El primer ministro ha anunciado este lunes un “camino hacia la libertad” largo y lento, que no permitirá la reapertura de comercios hasta el 12 de abril, ni la de bares y restaurantes hasta el 17 de mayo.
El Reino Unido registró este lunes 178 muertes por la covid-19 y 10.641 nuevos contagios. Muy por debajo de las alarmantes cifras de enero, combinado con una campaña de vacunación que ha proporcionado ya un grado de inmunización a 17,5 millones de personas con una primera dosis. Y sin embargo, el Gobierno británico ha elegido una estrategia de desescalada plagada de precauciones que se prolongará hasta finales de junio. “No podemos proseguir de un modo indefinido con restricciones que debiliten nuestra economía, nuestro bienestar físico y mental y las oportunidades de vida de nuestros niños”, ha dicho Johnson en su esperada comparecencia ante la Cámara de los Comunes. “Por eso resulta clave que esta hoja de ruta sea tan precavida como irreversible”.
La senda hacia una nueva normalidad se regirá por un método científico y deberá responder, en cada uno de sus pasos, a una serie de preguntas clave. Cualquier avance deberá producirse al menos cinco semanas después del anterior. Es el tiempo necesario —cuatro semanas— para que los expertos hagan una evaluación completa de las consecuencias de toda relajación en las normas, y para advertir a la población —una semana antes— de las nuevas normas. Y en cada cambio deberán superarse cuatro test ineludibles: que el programa de vacunación siga avanzando al ritmo previsto; que los datos recabados demuestren que las vacunas frenan las hospitalizaciones y muertes; que los índices de contagio no anticipen una nueva presión sobre el sistema nacional de salud; y que no surjan nuevas variantes del virus que trastoquen todos los planes.
“Avanzar de un modo más rápido significaría actuar antes de saber el impacto que tendrá cada paso. Y no pienso tomar ese riesgo”, ha dicho Johnson. Es la razón que explica una lentitud que exaspera al sector más duro del Partido Conservador y a una minoría libertaria de británicos, pero que cuenta con el respaldo del partido de la oposición y hasta del mundo de las empresas. La brutalidad del impacto de la última ola en el Reino Unido ha servido para forjar un consenso de prudencia y temor que respalda las medidas adoptadas por Johnson.
Reabren los colegios
El próximo 8 de marzo volverán a abrir sus puertas los colegios de educación primaria y secundaria y las universidades. Los alumnos, con la necesaria complicidad de las familias, deberán someterse a un estricto régimen de dos test semanales. Y finalmente, será obligatorio en secundaria y universidades el uso de mascarillas en las aulas, no solo en las zonas comunes. El 29 de marzo se recuperará la “regla de los seis”, el límite de personas que podrán reunirse en exteriores o jardines privados. Será el 12 de abril cuando comercios no esenciales, peluquerías, bibliotecas o museos puedan reabrir. En esa misma fecha, los bares, pubs y restaurantes volverán a recibir parte del oxígeno que se les arrebató en diciembre. Los clientes volverán a las terrazas, no habrá toque de queda ni se exigirá —como en el confinamiento anterior— que solo pueda consumirse alcohol para acompañar una comida. El 17 de mayo, la “regla de seis” servirá también para interiores (domicilios, fundamentalmente), y se podrá acceder a bares y restaurantes. Finalmente, el 21 de junio se levantarán todas las restricciones numéricas a las reuniones sociales.
No será hasta el 12 de abril, como pronto, cuando el Gobierno revise su restricción actual de viajes al extranjero. Será entonces cuando los británicos que se lo puedan permitir sepan si pueden planear sus vacaciones de verano.
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