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Granada contiene el aliento ante la expansión del virus

Andalucía supera los 3.000 muertos por covid en un día récord, con 95 fallecidos

La céntrica y popular calle Navas de Granada, desierta este martes.
La céntrica y popular calle Navas de Granada, desierta este martes.Fermin Rodriguez
Javier Martín-Arroyo

Granada frena su economía para detener la expansión del coronavirus, disparado desde hace semanas en esta provincia con casi un millón de habitantes y que desde este martes sufre el cierre total de bares y restaurantes, comercios, la cultura y su universidad. El cerrojazo hostelero y comercial coincidió con el día más negro en Andalucía, con 95 fallecidos en 24 horas, y que ya ha superado la barrera de los 3.000 muertos desde el inicio de la pandemia. Un dato revelador contextualiza la segunda ola: el 65% de las 460 personas ingresadas en las UCI andaluzas han sido contagiadas por sus hijos, según fuentes del Gobierno autonómico.

A pesar de que su curva está en descenso tras alcanzar un pico de 1.500 casos por cada 100.000 habitantes, Granada conserva la mayor incidencia acumulada del país en una gran ciudad -con 1.281 casos- y la presión en las UCI de los hospitales, que este martes registraron 22 fallecidos, se acerca al límite. “Estábamos preparados para algo similar a la primera ola, pero ahora hay muchos más pacientes y más graves. Con menos personal sanitario porque hay muchos contagiados. Más recursos y medios, pero también más agotamiento. Nos sentimos desgastados y ahora vemos que viene una ola más grande”, relata un alto responsable del principal hospital granadino, el Virgen de las Nieves, que exige anonimato.

Las camas de la UCI de este hospital, tras haberse duplicado desde la primera ola, están al 80% de ocupación. “Todavía hay margen, pero poco. No dejaremos que nadie se quede sin respirador”, matiza un médico intensivista de dicho hospital. Esa elevada ocupación baja hasta el 57% en las camas UCI de toda la provincia, según datos de la Junta (PP y Ciudadanos), que tiene sobre la mesa la posibilidad de derivar pacientes a otras provincias.

Cartel en un bar de Granada sobre el cierre de establecimientos.
Cartel en un bar de Granada sobre el cierre de establecimientos.Fermin Rodriguez

El atasco en la circunvalación de Granada, este martes a las 8.30 de la mañana, era parecido al de días pasados, pero el centro de la ciudad sí estaba más tranquilo, con tiendas y comercios cerrados. Ana, estudiante de cuarto de ESO, subrayaba: “La calle está vacía, todo lo que otras veces está abierto, hay muchos bares en nuestra ruta, están cerrados y se nota un montón, lo hemos comentado las compañeras”. Con la transmisión comunitaria del virus descontrolada, la clave ahora es evitar el colapso de las UCI hospitalarias. “Las medidas son casi un confinamiento e irán dando resultado poco a poco, pero no hay que descartar otras adicionales. La clave es la presión hospitalaria, que pone en riesgo la atención. La intensa transmisión comunitaria se minusvaloró y sin rastreadores no hubo respuesta”, censura José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

Los expertos apuntan a una serie de factores que han sumado para que Granada sea el núcleo urbano (500.000 habitantes con su área metropolitana) a la cabeza del país en contagios: una gran densidad de población, un alto número de lugares de ocio muy concentrados, una gran afluencia de turistas y una universidad con 26.000 de sus 60.000 alumnos procedentes de otras poblaciones, lo que implica mucha movilidad.

La Junta andaluza ha presumido de anticiparse al virus, pero su expansión ha desbordado la atención primaria. La incidencia acumulada de la región (568,98) ya supera la media nacional (524,6), y la cifra de fallecidos hizo cumbre este martes con 95 muertos. “Intentamos hacer cirugía de alta precisión”, ha afirmado este martes el portavoz del Ejecutivo autonómico, Elías Bendodo, sobre la aplicación de medidas por ciudades y provincias. Sin embargo, los expertos alertan de que el bisturí se ha deslizado. “La fase de contención no ha existido en Andalucía porque desde julio la curva ha estado subiendo y no hemos actuado con fuerza. La prioridad era el bono turístico, sin medidas de seguridad. Se nos dijo que había 8.000 rastreadores, cifra que no era cierta [solo 580 rastreadores en exclusiva, el resto son médicos y enfermeros], y el objetivo ahora no puede ser salvar la campaña de Navidad, sino hacer bien las cosas para saber convivir con el virus”, critica José Juan Jiménez, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Granada. El consejero de Salud, Jesús Aguirre, ha admitido este martes que "la evolución de Granada ha sido exponencial y contraria a todo lo previsible. Esperamos que revierta”.

Más allá de la provincia de Granada, con 1.143 casos de incidencia acumulada y pueblos como Busquístar con 4.152 casos por cada 100.000 habitantes, el virus golpea otras provincias como Jaén, con 834 casos, Córdoba con 620 y Sevilla 606. “Hemos fallado todos, también la población, que no ha tomado conciencia real del problema. Los mensajes no han sido claros, y a veces hasta contradictorios. Desde expertos a medios de comunicación y Gobiernos, autonómicos y central, se han enviado mensajes que pueden haber contribuido a la confusión reinante. Esto unido a afirmaciones tales como ‘vamos a erradicar este virus’ y ‘lo vamos a vencer’, que eran falsas, han generado en la población esperanzas que no se han cumplido, desconcierto y falta de confianza. Circunstancias que pueden haber contribuido a no cumplir como se debería con las recomendaciones básicas para la prevención de la enfermedad”, añade Jiménez.

En paralelo, Alberto Fernández, epidemiólogo y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, reflexiona: “Se ha llegado tarde en Granada y en cualquier sitio. En la postescalada había que preparar la atención primaria y solo se le dio descanso, además de muy poco rastreo. Socialmente nos comportamos cuando le vemos las orejas al lobo y el de ahora no es un sacrificio a tope, pero sí muy intenso (…) Veo esperanza porque hay una especie de ánimo social, pero lo difícil es mantener las medidas cuando la percepción no sea tan grave”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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