El exceso de muertes en la segunda ola: 11.000 fallecidos desde julio
La cifra de fallecimientos no esperados que calcula el INE duplica la oficial de fallecidos por coronavirus. El total se acerca a 59.000 desde marzo
Durante la segunda ola de coronavirus en España se han observado 11.000 muertes más que el año anterior. Son datos del exceso de muertes que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de la información que recogen los registros civiles. Una parte de ese exceso podría haberse debido al calor, pero no parece ser el caso: el Instituto de Salud Carlos III atribuye 1.950 muertes este año a las altas temperaturas, que son las mismas que le atribuyó el año pasado.
Esa cifra de 11.000 muertes dobla la oficial de muertes por covid que notifica el Ministerio de Sanidad (5.400 desde julio). El gráfico muestra cómo han ido evolucionando ambas cifras, las muertes oficiales por coronavirus y el exceso que se observa en los registros civiles.
Diferentes factores pueden explicar esa diferencia. Por un lado, el protocolo del ministerio solo considera las muertes confirmadas con una prueba diagnóstica, pero las personas que mueren sin testar, al contrario de lo que pasaba en marzo, deberían ser muy pocas.
Otra posibilidad es que la información que publica el ministerio esté retrasada o sea incompleta. Los datos del exceso que recoge el INE obligan a mirar las cifras oficiales con inquietud: ¿siguen teniendo problemas? Sabemos que el sistema SiViES, a través del que las comunidades comunican los datos que publica Sanidad, contabiliza la mitad de ingresos por covid de los que cuentan los propios hospitales. Un problema similar podría explicar parte de esa diferencia entre las 5.400 muertes del ministerio en SiViES y las 11.000 del exceso que observan los registros respecto del año pasado (10.800 sobre la media de los últimos cinco años).
Una tercera opción es que el exceso incluya muertes por otras patologías. Enfermos que no se han diagnosticado en estos meses de crisis o que han recibido un peor tratamiento. Esos fallecimientos se verían como exceso, pero no en la estadística oficial de muertes por coronavirus, como es lógico. Serían igualmente muertes anómalas, que no cabe atribuir a la enfermedad covid-19, pero sí a la crisis sanitaria que ha provocado el virus.
La evolución desde marzo
El gráfico muestra la evolución diaria de las muertes oficiales por coronavirus (ministerio) y el exceso que se observa en los registros civiles respecto del año anterior (INE):
Lo más destacado del gráfico es la primera ola: un exceso de 47.000 muertes que se registró en primavera. Ahí también puede verse que las cifras oficiales llegaron con retraso. Los registros civiles contaban miles de muertes en marzo que solo se sumaron después. La estadística del INE, que se publica quincenalmente desde junio, muestra cómo el Ministerio de Sanidad siguió contando muertes en mayo y junio que según los registros se habían producido antes.
También se observa un pico a principios de agosto. Entonces seguramente coincidió un volumen indeterminado de muertes por coronavirus con los efectos de una ola de calor, que es una fuente habitual de picos de mortalidad. Según el Instituto de Salud Carlos III, las altas temperaturas pudieron producir hasta 2.000 muertes en dos o tres semanas alrededor del inicio de agosto. La cifra es igual que la del año pasado, aunque entonces los picos fueron en julio.
La normalidad no ha vuelto desde ese exceso de principios agosto. Se han ido registrando más muertes que los años anteriores hasta sumar 11.000 más que el año pasado. Esa cifra eleva el exceso observado desde marzo hasta casi 59.000 muertes. Según las cifras del INE, esa sería la factura de esta crisis, aunque la cifra oficial de muertes por covid solo contabiliza 33.000.
Las muertes por comunidades
El impacto de la segunda ola se ve también por comunidades autónomas: Aragón, Extremadura, Castilla y León, La Rioja, Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha y Murcia han registrado un exceso superior al 14% desde julio. La tabla muestra el exceso observado en sus registros civiles con respecto al año anterior (en absoluto, porcentaje y por 100.000 habitantes). También se incluye las muertes oficiales según Sanidad.
Aragón registra el mayor exceso desde verano. Frenó el brote en julio, pero los fallecidos siguen acumulándose de forma constante. También se observan excesos preocupantes en otras regiones donde el virus está golpeando con fuerza, como Castilla y León o La Rioja, que de momento tienen mayor exceso que otras comunidades con más incidencia, como Madrid y Navarra.
Andalucía y Comunidad Valenciana tienen excesos del 15% y el 13% en verano, aunque sus muertes oficiales no suponen ni la cuarta parte de muertes. ¿A qué se debe esa diferencia? Una parte se puede achacar a las altas temperaturas, pero seguramente no todo. De hecho, la Comunidad Valenciana registra en septiembre, con menor calor, un exceso del que las muertes oficiales por covid solo explican la mitad.
Todas estas cifras son aún peores si nos remontamos a marzo. Por cada tres madrileños que debían fallecer en condiciones normales, este año han muerto cinco. Esta proporción ha sido de tres por cada dos castellanomanchegos o siete por cada cinco catalanes.
Estos datos confirman que el exceso de muertes registrado durante la actual crisis no tiene comparación con nada ocurrido en los últimos años. En 2019 se le atribuyó a los picos de calor unas 2.000 muertes y el anterior unas 800. En enero de 2019 también hubo un brote de gripe, que supuso quizás un exceso de 3.000 fallecidos. Pero ninguna de esas cifras es comparable a la de 58.000 muertes de exceso que se registra desde marzo.
El exceso de mortalidad en otros países
Según los datos que recoge la web especializada Our World In Data, de la Universidad de Oxford, España tendría este año el peor exceso de muertes entre una treintena de países, un 25% más de lo normal. Italia tiene un exceso del 23% (sin datos desde julio, pero su segunda ola es de momento leve), seguido del Reino Unido (20%), Estados Unidos (19%), Bélgica (15%), Países Bajos (13%), Portugal (12%), Francia (11%) y Suecia (10%).
Muertes observadas y media de 2015-2019